El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la crisis hídrica son los retos más graves que enfrenta la humanidad y según el Informe Mundial de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (WWDR 2021).
En México, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, el 76% del agua subterránea extraída se destina al riego agrícola y actividades ganaderas; 14% al abastecimiento público; 5% a la industria autoabastecida -y de este porcentaje menos del 1% corresponde al uso en la minería-; y 5% a generación eléctrica.
Casi el 50% del agua de abastecimiento público se pierde porque las redes de distribución están muy deterioradas. Por otro lado, cada día se utiliza más agua dulce en actividades que bien podrían emplear agua de distintas calidades, como en el caso del riego, servicios municipales o industria, pues en México, menos del 30% de las aguas residuales son tratadas.
La minería no consume enormes volúmenes de agua, de hecho, la industria minero-metalúrgica busca aprovecharla al máximo y el sector está sujeto a leyes en materia ambiental para reducir el impacto que genera.
Por interés en el ambiente, pero también económico, el sector minero en México ha implementado procesos para reducir el consumo de agua con sistemas de cero descargas en los que todo el tiempo están recirculando el agua y en algunos casos tienen sus propias plantas tratadoras del recurso.
Además, aplican diversas innovaciones en México como depósitos de jales secos y reutilización del agua.
Y como medidas para evitar la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, las empresas mineras, de acuerdo con la normatividad aplicable, analizan de manera periódica la calidad del agua a través de pozos de monitoreo ubicados aguas arriba y aguas abajo de la operación y dan mantenimientos y revisiones periódicas a sus instalaciones para prevenir y minimizar cualquier riesgo de fuga o derrame.
En fin, que la minería ya no es como la pintan quienes se dedican a difundir mitos sobre ella. Claro que es importante seguir poniendo atención al tema del agua, no sólo en este sector sino en todos.
A cielo abierto
1.-El próximo gobierno tiene que empezar a trabajar desde ahora -porque el actual no lo está haciendo- en las, por lo pronto, siete controversias internacionales que le pueden costar más de 3 mil millones de dólares al Estado mexicano. Los especialistas dicen que las empresas iniciaron los arbitrajes internacionales contra México para poder recuperar sus activos, los casos más notorios en este momento son la expropiación de facto que hizo la 4T de la mina Calica, que es de Vulcan Materials, en Quintana Roo, y el retiro de las concesiones a Almaden Minerals, en la sierra norte de Puebla, para el proyecto de la minera Gorrión. Las controversias legales son inevitables porque ya varias empresas intentaron hablar con Raquel Buenrostro, secretaria de Economía, y fue imposible obtener una respuesta siquiera para revisar estos asuntos, bueno, imaginen cómo están de mal las cosas que hay quienes extrañan a Tatiana Clouthier al frente de la dependencia.
2.- Las empresas mineras consideran que la experiencia de Marcelo Ebrard en asuntos internacionales les puede ayudar a concretar acuerdos de inversión y sí se suma el trabajo de la que será la nueva titular de la Semarnat, Alicia Bárcena, se puede considerar que habrá un team capaz de resolver los atorones que hay en el sector en ramas como las concesiones, por ejemplo.