Hoy 16 de septiembre de 2024, celebramos el 214º Aniversario del inicio de una larga, cruenta y dolorosa marcha hacia la búsqueda de nuestra identidad como nación. Dos figuras humanas la representan en el principio de la épica marcha. Hidalgo y Allende.
Dos criollos en la cúspide menospreciada de las castas en que los dominantes sometían a todos los que no hubieran nacido en la península ibérica. Hidalgo, la inteligencia del espíritu. Allende, fuerza de la razón y el orden. Ambos, dos alas del mismo Fénix que habría de despertar.
Dos protagonistas de la misma heroica tragedia que habrían de protagonizar. Ambos iniciaron junto con miles de hidalgos y de capitanes el camino de la futura nación. Mucha sangre y mucha muerte costaría el derrumbar las viejas estructuras del coloniaje. Sangre y sufrimientos sin fin.
Todos los males del mundo se cernirían sobre los caudillos que buscaron la redención de las castas. Hidalgo y los caudillos, los numerosos capitanes y sacerdotes de los pueblos que se unieron a la insurgencia, sabían que la aparente paz, que no era sino sometimiento se volvería en caos y guerra y que muchos de ellos perecerían, pero sabían también que no había otro camino que el de salir pelear por la libertad.
Porque después de todo sufrimiento y sacrificio, lo que esperaban era la libertad y la justicia, porque tenían la esperanza de lograr la victoria para las generaciones futuras. La gesta de hidalgo y los suyos, que conmemoramos hoy, se parece al mito de la “Caja de Pandora”. Un mítico recipiente de la mitología griega, tomado de la historia de Pandora, la primera mujer, creada por Hefesto por orden de Zeus, que contenía todos los males del mundo.
La historia cuenta que Zeus, deseoso de vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, presentó al hermano de este, Epimeteo, a Pandora, con quien éste se casó. Como regalo de boda, Pandora recibió un misterioso pithos una tinaja ovalada (la caja), con instrucciones de no abrirla. Pandora con gran curiosidad, abrió la caja. Al abrirla, escaparon de su interior todos los males del mundo.
Cuando atinó a cerrarla, solo quedaba en el fondo la esperanza, el único bien que los dioses habían metido en ella.(recobrado de https://es.wikipedia.org/wiki/Caja_de_Pandora). Así Hidalgo, muerto ya, al final de la lucha, con su ejemplo nos dio el grandioso bien de la esperanza. Envío. La esperanza es la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte (Papa Francisco).
(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)
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