/ lunes 19 de agosto de 2024

Crónicas Tijuanenses / La primera alternancia política en B. C.

Hace 35 años se dio la primera alternancia política en el Estado de Baja California. En 1989, la ciudad de Tijuana, celebró sus primeros cien años de existencia, celebrados en pues dos simposios en 1975 y 1976, acordaron reconocer el 11 de julio de 1889 como la fecha de su “fundación virtual”.

Ese año, la vida política del estado sufriría un gran cambio. Todo comenzó el 6 de enero, cuando el alcalde Federico Valdés, convocó a sus funcionarios, para informar: “…que el señor presidente Carlos Salinas, recién llegado al cargo, había distinguido al señor gobernador Xicoténcatl Leyva, nombrándolo Comisionado adjunto, en Washington, por lo cual, pediría licencia al Congreso para ausentarse de su cargo”. Inmediatamente, empezaron las especulaciones y los comentarios entre los funcionarios y los periodistas. Que si el nombramiento era para vengarse del gobernador porque en la sucesión presidencial, el Lic. Leyva se manifestó por el Lic. Barlett, o porque en Baja California ganó la elección presidencial del 88, el Ing. Cárdenas. Ese fue el principio de la debacle del PRI en Baja California.

A los pocos días empezó la inquietud por quién sería el candidato a gobernador, en la campaña de 1989. Resultó seleccionada por el PRI, la licenciada Margarita Ortega de Villa, mexicalense, con una brillante hoja de servicios. Por el PAN, el Lic. Ernesto Ruffo Appel, nacido en San Diego, empresario y alcalde de Ensenada. El proceso estuvo lleno de altibajos. Todo lo que se hacía en el PRI, salía mal. Parecía que desde México se saboteaba la campaña de Margarita. En cambio, la figura de Ruffo se agrandaba diariamente. Ruffo carecía de la oratoria típica de los políticos, a veces, “cantinflaba” un poco, pero gustaba a la gente… además, el semanario Zeta, le fortalecía enormemente, como compañeros que eran, de los mismos ataques gubernamentales.

La historia es conocida: Gana Ruffo y con él la mayoría del Congreso y los municipios. Baja California se pintó de azul. A partir de entonces se habló de una “concertasesión” entre el Salinato y el PAN, para dar a Salinas el título de demócrata por el reconocimiento al primer gobernador panista. El presidente del PRI, Colosio, se apresuró a reconocer el triunfo panista, entre abucheos de jóvenes priistas: ¡Colosio, panista, te tenemos en la lista! lo que vino después, es otra historia, que duró 30 años.

Envío. ¿Y la izquierda bajacaliforniana de entonces? Lo mismo que en el 88, dividida.

(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)

Correo electrónico: marioortizvillacorta@gmail.com

Hace 35 años se dio la primera alternancia política en el Estado de Baja California. En 1989, la ciudad de Tijuana, celebró sus primeros cien años de existencia, celebrados en pues dos simposios en 1975 y 1976, acordaron reconocer el 11 de julio de 1889 como la fecha de su “fundación virtual”.

Ese año, la vida política del estado sufriría un gran cambio. Todo comenzó el 6 de enero, cuando el alcalde Federico Valdés, convocó a sus funcionarios, para informar: “…que el señor presidente Carlos Salinas, recién llegado al cargo, había distinguido al señor gobernador Xicoténcatl Leyva, nombrándolo Comisionado adjunto, en Washington, por lo cual, pediría licencia al Congreso para ausentarse de su cargo”. Inmediatamente, empezaron las especulaciones y los comentarios entre los funcionarios y los periodistas. Que si el nombramiento era para vengarse del gobernador porque en la sucesión presidencial, el Lic. Leyva se manifestó por el Lic. Barlett, o porque en Baja California ganó la elección presidencial del 88, el Ing. Cárdenas. Ese fue el principio de la debacle del PRI en Baja California.

A los pocos días empezó la inquietud por quién sería el candidato a gobernador, en la campaña de 1989. Resultó seleccionada por el PRI, la licenciada Margarita Ortega de Villa, mexicalense, con una brillante hoja de servicios. Por el PAN, el Lic. Ernesto Ruffo Appel, nacido en San Diego, empresario y alcalde de Ensenada. El proceso estuvo lleno de altibajos. Todo lo que se hacía en el PRI, salía mal. Parecía que desde México se saboteaba la campaña de Margarita. En cambio, la figura de Ruffo se agrandaba diariamente. Ruffo carecía de la oratoria típica de los políticos, a veces, “cantinflaba” un poco, pero gustaba a la gente… además, el semanario Zeta, le fortalecía enormemente, como compañeros que eran, de los mismos ataques gubernamentales.

La historia es conocida: Gana Ruffo y con él la mayoría del Congreso y los municipios. Baja California se pintó de azul. A partir de entonces se habló de una “concertasesión” entre el Salinato y el PAN, para dar a Salinas el título de demócrata por el reconocimiento al primer gobernador panista. El presidente del PRI, Colosio, se apresuró a reconocer el triunfo panista, entre abucheos de jóvenes priistas: ¡Colosio, panista, te tenemos en la lista! lo que vino después, es otra historia, que duró 30 años.

Envío. ¿Y la izquierda bajacaliforniana de entonces? Lo mismo que en el 88, dividida.

(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)

Correo electrónico: marioortizvillacorta@gmail.com