Hace unos años, durante la entrega de premios del Concurso de Ensayo Caminos de la Libertad —que organizamos en Grupo Salinas—, el doctor Ulrich Wacker, experto en leyes ya retirado y quien dedicó gran parte de su vida a la defensa de la libertad a través de su trabajo en la fundación Friedrich Naumann ―institución que promueve ideas liberales al fomentar una economía de mercado, estado de derecho y educación política―, detalló las siete tesis concretas de la libertad. Por su enorme relevancia para nuestra realidad actual, quiero compartirlas en este espacio:
Primera. La libertad es el derecho fundamental del hombre. Tiene sus límites en la libertad del prójimo.
Segunda. La libertad respeta siempre las pertenencias del hombre. Una persona debe ser libre para decidir sobre aquello que adquirió con su propio esfuerzo. El derecho a la propiedad es una de las condiciones más importantes de la libertad. Sin el derecho de autodeterminarse, sin el derecho a la propiedad y sin el derecho a la privacidad, el hombre está expuesto a otros hombres o colectivos y pierde su independencia.
Tercera. La libertad requiere de derecho. El derecho es la condición para que ningún hombre abuse de su libertad con el fin de dañar la libertad de otros. Para impedir la arbitrariedad, el Estado tiene que imponer la ley como una instancia neutral. Pero el Estado mismo puede ser una gran amenaza para la libertad. Para conservar un orden jurídico se requiere de una atención permanente, un civismo independiente e instituciones construidas cuidadosamente.
Cuarta. La libertad promueve la formación de los hombres. Los individuos únicamente pueden desarrollarse en libertad. Sólo de esta manera pueden acercarse al ideal del ciudadano independiente y consciente de sí mismo. Cuando el desarrollo del individuo es capricho del poder y se le expone a un frecuente adoctrinamiento, se pierde no sólo la dignidad de los hombres, sino que la sociedad también sufre daños. Cuando no se le permite al individuo utilizar su conocimiento por sí mismo y pierde su capacidad de crítica, la cultura, la economía y las oportunidades en la vida se paralizan. Es por eso que la libertad y la formación están ligadas inseparablemente.
Quinta. La libertad hace posible una mejor sociedad. Representa un mandamiento moral que plantea el respeto al prójimo como persona única. Al mismo tiempo construye las bases para una sociedad próspera y pacífica. Todos los modelos de la sociedad no basados en la libertad apelan a instintos paternalistas. Sin embargo, en la realidad la libertad siempre ha sido superior. Basta observar los movimientos migratorios del mundo para entender el deseo de la gente por la libertad. Los utopistas creen que uno u otro país totalitario es el mejor mundo; sin embargo, millones y millones de personas han preferido huir de una aparente utopía y se han inclinado hacia una mayor y real libertad.
Sexta. La libertad es la base del bienestar de una sociedad. Sólo donde las personas actúan entre sí libremente y sin abusar de su posición, llegarán al equilibrio de sus intereses. La economía de mercado, fundamentada en un contrato de libertad, se preocupa porque las necesidades e intereses de las personas dentro de una sociedad compleja puedan ser coordinadas eficientemente. Con ello la libertad también es social. El mejoramiento de la situación social fue siempre uno de los anhelos de la libertad y de los liberales. En la pobreza, la libertad se vuelve una ilusión. Es por esta razón que los liberales luchan por el establecimiento de condiciones bajo las cuales la libertad pueda reinar. Pero aún en tiempos de miedo y circunstancias de necesidad extrema, la libertad es y será siempre un valor importante.
Séptima y última. La libertad une al mundo. La libertad permite la convivencia y la cooperación fructífera entre personas muy diferentes; traspasa fronteras que han sido trazadas de manera artificial. La globalización es una consecuencia deseada de la sociedad libertaria. El libre comercio no sólo es algo que se refiera a la relación entre los Estados, es una parte de la libertad personal misma. La meta de una política basada en la libertad es el fortalecimiento mismo de la libertad. Eso es un paso hacia una real universalidad de la libertad y de una verdadera paz en el mundo. El ideal mayor de la libertad es convertirnos a todos en ciudadanos del mundo.
Además de estas palabras, el doctor Wacker concluyó pidiendo que valoremos la fuerza de la libertad y que luchemos por incluir en los principios de los gobiernos de todo el mundo el credo de los liberales: In dubio, pro libertate, esto es, en caso de duda, la libertad.
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