/ jueves 11 de julio de 2024

Expediente Confidencial / Adiós, Biden

El pasado 2 de julio, por primera vez desde que Joe Biden es presidente, el mercado de apuestas sobre la candidatura presidencial del Partido Demócrata lo puso en segundo lugar; es decir, consideró que ya no sería el abanderado. En primer lugar apareció la vicepresidenta Kamala Harris.

Han pasado 10 días de eso y, luego de que voces de congresistas, militantes y simpatizantes de su partido, han pedido que se baje, Biden ha buscado resistir con el método que usaba el PRI en las peores crisis mexicanas, el "aquí no pasa nada", mientras todo se derrumbaba alrededor.

El miércoles, Harris ya le sacaba casi ocho puntos a Biden en las apuestas. Este columnista considera que dicho indicador es mejor que las encuestas por una sola razón: nunca falla. Y eso se debe a que nadie va contra su dinero.

El jueves, Biden mismo se puso los últimos clavos de su ataúd. Primero, en plena reunión de la OTAN, confundió al presidente ucraniano Voldimir Zelenski con el dictador ruso Vladimir Putin. Luego, en una conferencia de prensa, Biden confundió a Kamala Harris con Donald Trump.

Uno supondría que los asesores -e intereses- que buscan rescatar a Biden a toda costa, pensaron que en esa rueda de prensa podría medio darle la vuelta a la situación, pero, además de la confusión ya referida, el todavía presidente se quedaba pensando las respuestas constantemente, hacía pausas, en fin, se veía incapaz de tener la lucidez y velocidad mental que necesita un mandatario. Imposible pensar que pueda serlo, en forma viable, cuatro años más.

Es cosa de días u horas para que Biden caiga de la candidatura y su lugar sea tomado por Harris, por quien ya hay una cargada mediática y política similar a las que también se veían en las mejores épocas del PRI mexicano (por eso, las apuestas consideran que ella es la 'tapada'). El Wall Street Journal online fue a Harris el jueves lo que el Excélsior a Salinas en 1987.

La unción de Harris demuestra que esa nomenklatura del Partido Demócrata, compuesta por los Obama, Clinton, Pelosi, Schumer y demás sujetos que tanto daño le han hecho, está aferrada a seguir en el poder y ahora busca que una candidatura desastrosa se convierta en un boleto de ocho años más en la Casa Blanca, porque Harris tiene 59 años. Así que es fácil pensar que la ponen pensando en que se reelija, o intente reelegirse, en 2028

Trump vivirá cierto cisma en su partido con su elección vicepresidencial, donde hay muchos gallos e intereses y solo llegará uno. Ante la previsible subida de Harris, un Trump inteligente debiera elegir a Elise Stefanik, la joven congresista republicana (40 años) que es una tromba. Pero, vamos... es Trump, y sabemos que valorar a las mujeres, por desgracia, no es lo suyo. En este caso, valorar en el sentido de ver a Harris como una rival a vencer y valorar en el sentido de lo que puede aportar Stefanik, que es mucho.

Mal haría Trump en confiarse de que Harris es un flan, aunque de momento, las apuestas le dan la razón: Trump tiene un 56.5% de posibilidades de volverse presidente frente a 19.5% de Harris. Es de pensar, sin embargo, que esos números se emparejen, porque esa nomenklatura del Partido Demócrata -y sus socios, de toda ralea, incluyendo narcotraficantes y sus aliados financieros- buscarán impulsar a Harris con el discurso de "la mujer contra el macho" y el hecho de que sea afroamericana. Las familias afroamericanas siguen siendo las más pobres de Estados Unidos, con todo y Obama, pero el "progresismo" es experto en utilizar políticamente a los grupos vulnerables, llámese pobres, afroamerican@s, mujeres, comunidad LGBTQI+, aunque nunca hagan nada auténtico y efectivo por ellos.

Harris, así, no llegará a defender ni a quienes comparten su color de piel, ni a las mujeres, sino a los intereses de esa élite que la va a poner ahí, intereses que van desde proteger al dictador venezolano Nicolás Maduro, voltear para otro lado ante el régimen de terror de los talibanes -especialmente violentadores de mujeres, pero grandes productores de precursores químicos para el narco- y seguir arrojando a l@s migrantes a las garras del crimen organizado con su aplicación CBP One, para que ese crimen engorde aún más sus bolsillos

Que Biden se vaya y Harris llegue no cambia nada. Es títere por títere, aunque la prensa "progresista" -bien pagada, claro- se dedique a convertirla en la reencarnación de Juana de Arco

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

El pasado 2 de julio, por primera vez desde que Joe Biden es presidente, el mercado de apuestas sobre la candidatura presidencial del Partido Demócrata lo puso en segundo lugar; es decir, consideró que ya no sería el abanderado. En primer lugar apareció la vicepresidenta Kamala Harris.

Han pasado 10 días de eso y, luego de que voces de congresistas, militantes y simpatizantes de su partido, han pedido que se baje, Biden ha buscado resistir con el método que usaba el PRI en las peores crisis mexicanas, el "aquí no pasa nada", mientras todo se derrumbaba alrededor.

El miércoles, Harris ya le sacaba casi ocho puntos a Biden en las apuestas. Este columnista considera que dicho indicador es mejor que las encuestas por una sola razón: nunca falla. Y eso se debe a que nadie va contra su dinero.

El jueves, Biden mismo se puso los últimos clavos de su ataúd. Primero, en plena reunión de la OTAN, confundió al presidente ucraniano Voldimir Zelenski con el dictador ruso Vladimir Putin. Luego, en una conferencia de prensa, Biden confundió a Kamala Harris con Donald Trump.

Uno supondría que los asesores -e intereses- que buscan rescatar a Biden a toda costa, pensaron que en esa rueda de prensa podría medio darle la vuelta a la situación, pero, además de la confusión ya referida, el todavía presidente se quedaba pensando las respuestas constantemente, hacía pausas, en fin, se veía incapaz de tener la lucidez y velocidad mental que necesita un mandatario. Imposible pensar que pueda serlo, en forma viable, cuatro años más.

Es cosa de días u horas para que Biden caiga de la candidatura y su lugar sea tomado por Harris, por quien ya hay una cargada mediática y política similar a las que también se veían en las mejores épocas del PRI mexicano (por eso, las apuestas consideran que ella es la 'tapada'). El Wall Street Journal online fue a Harris el jueves lo que el Excélsior a Salinas en 1987.

La unción de Harris demuestra que esa nomenklatura del Partido Demócrata, compuesta por los Obama, Clinton, Pelosi, Schumer y demás sujetos que tanto daño le han hecho, está aferrada a seguir en el poder y ahora busca que una candidatura desastrosa se convierta en un boleto de ocho años más en la Casa Blanca, porque Harris tiene 59 años. Así que es fácil pensar que la ponen pensando en que se reelija, o intente reelegirse, en 2028

Trump vivirá cierto cisma en su partido con su elección vicepresidencial, donde hay muchos gallos e intereses y solo llegará uno. Ante la previsible subida de Harris, un Trump inteligente debiera elegir a Elise Stefanik, la joven congresista republicana (40 años) que es una tromba. Pero, vamos... es Trump, y sabemos que valorar a las mujeres, por desgracia, no es lo suyo. En este caso, valorar en el sentido de ver a Harris como una rival a vencer y valorar en el sentido de lo que puede aportar Stefanik, que es mucho.

Mal haría Trump en confiarse de que Harris es un flan, aunque de momento, las apuestas le dan la razón: Trump tiene un 56.5% de posibilidades de volverse presidente frente a 19.5% de Harris. Es de pensar, sin embargo, que esos números se emparejen, porque esa nomenklatura del Partido Demócrata -y sus socios, de toda ralea, incluyendo narcotraficantes y sus aliados financieros- buscarán impulsar a Harris con el discurso de "la mujer contra el macho" y el hecho de que sea afroamericana. Las familias afroamericanas siguen siendo las más pobres de Estados Unidos, con todo y Obama, pero el "progresismo" es experto en utilizar políticamente a los grupos vulnerables, llámese pobres, afroamerican@s, mujeres, comunidad LGBTQI+, aunque nunca hagan nada auténtico y efectivo por ellos.

Harris, así, no llegará a defender ni a quienes comparten su color de piel, ni a las mujeres, sino a los intereses de esa élite que la va a poner ahí, intereses que van desde proteger al dictador venezolano Nicolás Maduro, voltear para otro lado ante el régimen de terror de los talibanes -especialmente violentadores de mujeres, pero grandes productores de precursores químicos para el narco- y seguir arrojando a l@s migrantes a las garras del crimen organizado con su aplicación CBP One, para que ese crimen engorde aún más sus bolsillos

Que Biden se vaya y Harris llegue no cambia nada. Es títere por títere, aunque la prensa "progresista" -bien pagada, claro- se dedique a convertirla en la reencarnación de Juana de Arco

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com