/ martes 1 de octubre de 2024

Expediente Confidencial / Claudia

Una frase hecha en algún despacho de comunicación política ha servido de mantra en el ascenso al poder de Claudia Sheinbaum: "No llego sola, llegamos todas"

Ojalá que sí, por el bien de las mexicanas, castigadas desde siempre por un machismo que data de la época prehispánica, esa que es tan romantizada por la ahora presidenta, donde las mujeres solamente podían ser esclavas fácticas o manifiestas de los hombres, ya fuera en la riqueza de la monarquía o en la miseria, pero siempre sin autonomía, ni poder de decisión.

Se antojaba que Claudia anunciara alguna medida toral en favor de las mujeres en su discurso de investidura, pero esta no llegó y la reivindicación más importante fue lingüistica: pedir que se usara la 'a' al referirse a las mujeres que ejercen profesiones (es decir, presidenta, ingeniera, arquitecta), algo que cualquiera con mínimo conocimiento del uso correcto del castellano ya sabe. La presidenta se conformó con los símbolos, como ha sido sello del morenismo hasta ahora.

El referido mensaje fue más, eso sí, un refrendo a la continuidad. No tenía por qué ser de otra manera. Claudia ganó con más ventaja y votos que AMLO. Democráticamente, no hay ninguna razón para que ande ofreciendo manos tendidas a una oposición ampliamente repudiada. Y políticamente, menos.

Claudia dejó claro que su némesis es el neoliberalismo y le puso sendas puyas a Calderón -por la "guerra contra el narco"- y Zedillo -por la reforma judicial a modo que, en su día, hizo el priista-.

Por lo demás, tampoco se dio algún anuncio importante. Se insistió, como en los dos anteriores discursos de investidura presidencial -los de Peña y López Obrador-, en el asunto de los trenes de pasajeros, que ya parece obsesión. Ese tema es un pantano que jamás se hará realidad, a menos que se lo concesionen a empresas chinas, que para temas de infraestructura se pintan solas. Pero bueno, aquí hay que tener contenta a la milicia y qué mejor que haciendo pingües negocios con la obra pública. Claudia habló de poner en marcha un tren de México a Nogales, que no se hará. Si los dos anteriores gobiernos no pudieron hacer ni uno de México a Querétaro, que están a 217 kilómetros una de otra, y el de AMLO padeció para medio poner en marcha el Tren Maya, mucho menos este va a hacer realidad uno de casi 2 mil 200 kilómetros.

Lo que sí es imposible no reconocerle a Claudia es su talante amable. Fue a saludar a la presidenta del Poder Judicial, Norma Piña, ignorada por AMLO. Y aún en los momentos más duros de su discurso, se apreciaba algo distinto a lo de López Obrador, que en estos años fue un búfalo enojado y burlón. Decían las abuelas que en la forma de pedir está la del dar. Veremos si eso lo entienden algunos.

HERENCIA

Claudia llega con un país donde el crimen es el que realmente gobierna, con el narco en la punta de esa pirámide del mal.

Llega con un sistema de salud que no funciona y donde, una vez más, como ya lo adelantó la OEM, se insistirá en la idea postulada, en su día, por López Gatell, de acabar con los consultorios de las farmacias, cuando las clínicas y hospitales públicos son vía segura a las funerarias.

Llega con una economía que creció paupérrimamente en el sexenio de su antecesor y donde no tendrá de otra más que arrodillarse a lo que Kamala y su régimen le exijan, o jugar a lo del kirchnerismo argentino, que fue evaporar las reservas para mantener los apoyos que tienen cautiva a la base de votantes y, cuando se acabaron las fichas, irle a vender el alma y el cuerpo a la dictadura china, para que les diera una tarjeta de crédito leonina.

¿Qué camino elegirá Claudia cuando esté ante esa situación?

Los antecedentes no invitan al optimismo. La gran mayoría de las mujeres del poder (hay honorables excepciones que se cuentan con los dedos de una mano y sobran) suelen usar de escalón a las mujeres de a pie. Las de abajo votan por las políticas y mientras las últimas acceden a una vida que ni en sueños imaginaban, entre viajes paradisíacos, cirugías plásticas, negocios para familiares y amigos, y poder, mucho poder, que usan en su beneficio, las mujeres de a pie siguen con miedo, sin poder ir ni de paseo a 60 kilómetros, enfermas o muriendo por una mala atención sanitaria, luchando para que sus hijas e hijos no sean víctimas del crimen o caigan en malos pasos y siendo aplastadas por ese mismo poder. Y no hablamos sólo de México, sino del mundo entero, pues lo mismo ha sido en España, que en Corea del Sur.

¿Claudia será la excepción a esa regla?

NECESIDAD: La necesidad de reeducar en la igualdad a la élite española respecto a América Latina, se sintetiza en el hecho de que, ante el rechazo a invitar al rey Felipe VI a su toma de posesión, hay comentócratas de allá que han llamado "sirvienta lituana" a Claudia. Textual (https://shorturl.at/j8TmJ)

DIFERENCIA: Los mismos comentócratas, académicos y "periodistas" que pegan de gritos ante la idea de Trump de enviar a la milicia de su país para acabar con los cárteles de la droga, son los que piden arrodillarse ante la monarquía española. Es que su problema no es que los extranjeros se metan en México, es que se metan los extranjeros que no son sus socios.

A LA MADRE: Con 73 años a cuestas, la actriz María Harfuch, mejor conocida como María Sorté, tenía 27 sin protagonizar una telenovela. Ahora que es la madre del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana y clarísimo delfín, Omar García Harfuch, Televisa le fue a conseguir a Turquía una que, a su edad, pudiera protagonizar: La señora Fazilet y sus hijas, rebautizada en México como 'Las hijas de la señora García'. Una historia lacrimógena y ñoña de ricos y pobres.

Como una paradoja vital y política, la última telenovela que protagonizó Sorté, en 1997, llamada 'El secreto de Alejandra', fue censurada y cancelada por Televisa, al haberse atrevido a hablar sobre el tráfico de órganos. Era aquel 1997 donde el PRI perdió por primera vez el control del Legislativo y Cárdenas ganó el D.F. Pero, vamos, entonces Sorté no era la mamá del encargado de combatir ese y otros delitos.

Lectora, lector, lectore: el fenómeno de 'La Gaviota' está más vivo que nunca. Y Juan Camilo, también

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Una frase hecha en algún despacho de comunicación política ha servido de mantra en el ascenso al poder de Claudia Sheinbaum: "No llego sola, llegamos todas"

Ojalá que sí, por el bien de las mexicanas, castigadas desde siempre por un machismo que data de la época prehispánica, esa que es tan romantizada por la ahora presidenta, donde las mujeres solamente podían ser esclavas fácticas o manifiestas de los hombres, ya fuera en la riqueza de la monarquía o en la miseria, pero siempre sin autonomía, ni poder de decisión.

Se antojaba que Claudia anunciara alguna medida toral en favor de las mujeres en su discurso de investidura, pero esta no llegó y la reivindicación más importante fue lingüistica: pedir que se usara la 'a' al referirse a las mujeres que ejercen profesiones (es decir, presidenta, ingeniera, arquitecta), algo que cualquiera con mínimo conocimiento del uso correcto del castellano ya sabe. La presidenta se conformó con los símbolos, como ha sido sello del morenismo hasta ahora.

El referido mensaje fue más, eso sí, un refrendo a la continuidad. No tenía por qué ser de otra manera. Claudia ganó con más ventaja y votos que AMLO. Democráticamente, no hay ninguna razón para que ande ofreciendo manos tendidas a una oposición ampliamente repudiada. Y políticamente, menos.

Claudia dejó claro que su némesis es el neoliberalismo y le puso sendas puyas a Calderón -por la "guerra contra el narco"- y Zedillo -por la reforma judicial a modo que, en su día, hizo el priista-.

Por lo demás, tampoco se dio algún anuncio importante. Se insistió, como en los dos anteriores discursos de investidura presidencial -los de Peña y López Obrador-, en el asunto de los trenes de pasajeros, que ya parece obsesión. Ese tema es un pantano que jamás se hará realidad, a menos que se lo concesionen a empresas chinas, que para temas de infraestructura se pintan solas. Pero bueno, aquí hay que tener contenta a la milicia y qué mejor que haciendo pingües negocios con la obra pública. Claudia habló de poner en marcha un tren de México a Nogales, que no se hará. Si los dos anteriores gobiernos no pudieron hacer ni uno de México a Querétaro, que están a 217 kilómetros una de otra, y el de AMLO padeció para medio poner en marcha el Tren Maya, mucho menos este va a hacer realidad uno de casi 2 mil 200 kilómetros.

Lo que sí es imposible no reconocerle a Claudia es su talante amable. Fue a saludar a la presidenta del Poder Judicial, Norma Piña, ignorada por AMLO. Y aún en los momentos más duros de su discurso, se apreciaba algo distinto a lo de López Obrador, que en estos años fue un búfalo enojado y burlón. Decían las abuelas que en la forma de pedir está la del dar. Veremos si eso lo entienden algunos.

HERENCIA

Claudia llega con un país donde el crimen es el que realmente gobierna, con el narco en la punta de esa pirámide del mal.

Llega con un sistema de salud que no funciona y donde, una vez más, como ya lo adelantó la OEM, se insistirá en la idea postulada, en su día, por López Gatell, de acabar con los consultorios de las farmacias, cuando las clínicas y hospitales públicos son vía segura a las funerarias.

Llega con una economía que creció paupérrimamente en el sexenio de su antecesor y donde no tendrá de otra más que arrodillarse a lo que Kamala y su régimen le exijan, o jugar a lo del kirchnerismo argentino, que fue evaporar las reservas para mantener los apoyos que tienen cautiva a la base de votantes y, cuando se acabaron las fichas, irle a vender el alma y el cuerpo a la dictadura china, para que les diera una tarjeta de crédito leonina.

¿Qué camino elegirá Claudia cuando esté ante esa situación?

Los antecedentes no invitan al optimismo. La gran mayoría de las mujeres del poder (hay honorables excepciones que se cuentan con los dedos de una mano y sobran) suelen usar de escalón a las mujeres de a pie. Las de abajo votan por las políticas y mientras las últimas acceden a una vida que ni en sueños imaginaban, entre viajes paradisíacos, cirugías plásticas, negocios para familiares y amigos, y poder, mucho poder, que usan en su beneficio, las mujeres de a pie siguen con miedo, sin poder ir ni de paseo a 60 kilómetros, enfermas o muriendo por una mala atención sanitaria, luchando para que sus hijas e hijos no sean víctimas del crimen o caigan en malos pasos y siendo aplastadas por ese mismo poder. Y no hablamos sólo de México, sino del mundo entero, pues lo mismo ha sido en España, que en Corea del Sur.

¿Claudia será la excepción a esa regla?

NECESIDAD: La necesidad de reeducar en la igualdad a la élite española respecto a América Latina, se sintetiza en el hecho de que, ante el rechazo a invitar al rey Felipe VI a su toma de posesión, hay comentócratas de allá que han llamado "sirvienta lituana" a Claudia. Textual (https://shorturl.at/j8TmJ)

DIFERENCIA: Los mismos comentócratas, académicos y "periodistas" que pegan de gritos ante la idea de Trump de enviar a la milicia de su país para acabar con los cárteles de la droga, son los que piden arrodillarse ante la monarquía española. Es que su problema no es que los extranjeros se metan en México, es que se metan los extranjeros que no son sus socios.

A LA MADRE: Con 73 años a cuestas, la actriz María Harfuch, mejor conocida como María Sorté, tenía 27 sin protagonizar una telenovela. Ahora que es la madre del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana y clarísimo delfín, Omar García Harfuch, Televisa le fue a conseguir a Turquía una que, a su edad, pudiera protagonizar: La señora Fazilet y sus hijas, rebautizada en México como 'Las hijas de la señora García'. Una historia lacrimógena y ñoña de ricos y pobres.

Como una paradoja vital y política, la última telenovela que protagonizó Sorté, en 1997, llamada 'El secreto de Alejandra', fue censurada y cancelada por Televisa, al haberse atrevido a hablar sobre el tráfico de órganos. Era aquel 1997 donde el PRI perdió por primera vez el control del Legislativo y Cárdenas ganó el D.F. Pero, vamos, entonces Sorté no era la mamá del encargado de combatir ese y otros delitos.

Lectora, lector, lectore: el fenómeno de 'La Gaviota' está más vivo que nunca. Y Juan Camilo, también

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com