/ miércoles 21 de agosto de 2024

Expediente Confidencial / Donald Trump va a perder

Donald Trump va a perder. Lo anterior no es un deseo de este columnista. Tampoco un pronóstico. Es la conclusión lógica que surge del análisis de lo que ha pasado, pasa y pasará en la campaña presidencial de Estados Unidos.

A no ser que ocurra un milagro, o News Corporation descubra algo que sea un meteorito capaz de golpear devastadoramente la campaña de Kamala Harris -y que seguramente no diría, porque los medios son negocios y nada más-, nada impedirá que la ahora vicepresidenta esté jurando como mandataria el próximo 20 de enero de 2025.

Nada.

A Trump le están haciendo un 'Calderón', le están aplicando el mismo método que a López Obrador en 2006.

Las similitudes son tantas con lo ocurrido en México, que es imposible no comparar y aplicar el mismo rasero.

Pero ojo, si Trump es una víctima, lo es de si mismo, porque la política es y será siempre un lodazal, y no hay nadie puro.

Pero el 'calderonazo' para entronizar a Kamala está ahí y Trump ha mostrado la misma incapacidad que AMLO tuvo para leerlo, contrarrestarlo y darle la vuelta,

Veamos porqué:

1.- Hay una maquinaria mediática -lo que en el México del PRI se conocía como 'cargada'- para instalar a Harris en la presidencia. Las notas que aparecen como sobre ella y su candidato a vicepresidente, Tim Walz, en medios como el Washington Post -propiedad de Jeff Bezos-, el New York Times, o la televisión, tanto ABC, NBC y CBS, como Univisión y Telemundo, son acríticas y básicamente panegiristas. Es decir, son propaganda para ensalzarla, otorgarle cualidades sin objetividad y presentarla como la única alternativa a lo que llaman el "caos" de Trump -la versión estadounidense de 'Un peligro para México'-.

2.- Luego de que tuvo una enorme oportunidad tras el atentado en su contra, Trump, sus estrategas, su partido, o todos juntos, han permitido que el Partido Demócrata tome, de nuevo, el control de la campaña. Y ya no lo va a soltar.

Una muestra de ello es la decisión suicida de Trump de ir a debatir con Harris en ABC, una cadena 100% afín al Partido Demócrata, el 10 de septiembre, fecha y televisora donde, originalmente, debatiría con Biden.

Peor aún, su candidato a vicepresidente, J.D. Vance, irá a un debate con su par demócrata, Tim Walz, a CBS, otra cadena 100% pro Harris, el 1 de octubre.

Trump y Vance van a salir triturados de sus respectivos debates.

Trump no tuvo la fuerza, o la estrategia, para imponer un quid pro quo, donde aceptara el debate en ABC, a cambio de otro en Fox -cadena afín al republicano-.

Conclusión: Trump juega en la cancha de los demócratas y con las reglas de ellos. Eso es perder.

3.- Al igual que López Obrador en 2006, Trump ha pecado de soberbia. Su reciente declaración de que es más fácil ganarle a Kamala que a Biden, o es, en el mejor de los casos, una especie de arenga a sus huestes ante lo que ya se ve como pico pirenaico, o una desconexión manifiesta de la realidad, en el peor. Es como cuando AMLO decía "sonríe, vamos a ganar", mientras le estaban aventando toda la caballería del 'establishment' encima.

En 2018, AMLO atenazó a sus rivales y los demolió, como si estuvieran a un punto de distancia. Así, ganó de forma clara y contundente.

4.- Igualito que AMLO en 2006, cuando Reforma, El Universal y Milenio hicieron repuntar 'mágicamente' a Calderón, y tanto el 'Peje' como sus estrategas se paralizaron, la campaña de Trump y este mismo lucen paralizados y sin una contra estrategia ante la 'cargada' en favor de Harris. Su 'estrategia' de ser entrevistado por Elon Musk para X es casi tan mala e ingenua como aquel spot de campaña con Elena Poniatowska defendiendo a López Obrador ante la campaña 'Un peligro para México'.

Musk, al igual que Poniatowska, son personajes creíbles para el voto duro de sus candidatos, pero NO atraen votantes moderados, que es justo lo que necesitaba AMLO y lo que ahora necesita Trump.

5.- El 'Cállate chachalaca' de Trump fue su declaración de que Kamala Harris se había identificado como una persona de ascendencia india y, al ser nombrada candidata, se "volvió negra". Obviamente, el republicano se refería al uso convenenciero que Harris hizo de su ascendencia, pero fue tan pésimamente expresado que resultó un bumerán fácil para los demócratas. Más allá de eso ¿Cuál era la necesidad de decir semejante estupidez? Y ahí viene otro punto...

6.- Trump, al igual que el AMLO de 2006, consideraba que, entre más sostenía un discurso duro y se respaldaba en figuras de su ideología, más ganaba, pensando que había una gran mayoría que pensaba lo mismo. Se equivocó como ahora Trump se equivoca. El endurecimiento solamente hace perder votantes.

Trump ha tenido expresiones que pueden agradarle a su grey más fanática, como llamarle "transgénero" (sic) a la boxeadora argelina Imane Khelif, pero que, ante el mundo y cualquier persona medianamente moderada, dejan al republicano no solamente como un ignorante redondo -desconocedor de los hilos del Islam, por ejemplo-, sino como un pobre idiota discriminador, incongruente y mentiroso que, por un lado, sale con que quiere gobernar para todos, y por otro se solaza en su sectarismo.

Trump no aprendió nada de 2020. Ya había dicho estupideces macabras como que la migración "contamina" (sic) la sangre de Estados Unidos. Pero, bueno, tras el atentado, le cayó del cielo -literalmente- una oportunidad de redimirse, de mostrarse como alguien diferente, alguien que, a raíz de ese hecho, había vivido una epifanía que lo llevó al centrismo. Pero no. Vemos a Trump vendiendo biblias, diciendo las mismas tontadas dignas de un alabamense promedio, con un candidato a vicepresidente sectario, radical y estúpido -cuando pudo elegir a un Marco Rubio que podría barrer el piso con Walz- y eso, le guste o no a esa grey radical, lleva a la derrota

7.- Considero que Trump ha perdido demasiado -como demasiado va a perder Milei- con su escoramiento al tema religioso. La religión ya no cala ni tantito al votante joven, moderado o independiente y, por contra, lo ahuyenta. Los provida, antiLGBTQI+ y demás, de cualquier forma votarían por Trump si es elegir entre él y Kamala Harris. La inmensa mayoría de la población estadounidense es gay friendly y una mayoría, al menos distinguible, es pro choice. Y no al revés. Cada biblia que Trump anda vendiendo con su autógrafo es un ladrillo más en el triunfo de Kamala.

8.- Trump no ha entendido, y ya no entenderá jamás, lo que AMLO entendió en 2018. No podía llegar al poder -recuperarlo, en el caso de Trump- si seguía cometiendo dos errores:

a) Continuar revelando desde la campaña sus planes para cuando gobernara, lo cual hacía que sus rivales alienaran a los votantes más moderados o de clase media, que eran indispensables para ganar, como, al final, entendió Morena. Si AMLO hubiese dicho, en 2018, que iba a hacer las reformas que se aprobarán ahora, en septiembre, pues hubiese perdido otra vez. Entendió al fin que, para poder hacer cualquier cosa, lo primeritito es tener el poder. Y bien agarrado.

b) Era imposible ganar con esa idea de ser una especie de Lenin de la política mexicana, que arrasaría con todo lo anterior y establecería una era nueva sin la contaminación del pasado, porque, en principio, ese pasado tenía la llave del poder; por eso, acabó sumando a Bartlett, Durazo -la vieja política-, el Ejército, Olga Sánchez -el vínculo con el Poder Judicial-, Tatiana Clouthier, Germán Martínez -el panismo-, Lilly Téllez o Esteban Moctezuma -el respaldo de TV Azteca-, por mencionar algunos ejemplos. En todos los casos, dividió a esos poderes fácticos -unos con él y otros contra él-, lo cual era una suma por doble partida: recibir apoyo de una parte de estos y, al mismo tiempo, debilitarlos.

Trump insiste en esas dos cosas: avisar de sus planes, lo cual ha permitido que Kamala y sus rivales hagan campaña en su contra con sus excesos. y no tender puentes o tejer telarañas con una parte de esos poderes fácticos, sea la CIA, sea el Ejército, sea una parte del poder económico estadounidense.

Ahorita, el Partido Demócrata, con ese mafia de banqueros, narcos y ciertos empresarios -como Jeff Bezos- apoyándolo, es invencible si no se le fisura, primero, desde adentro, dividiéndola

9.- Creo que el Partido Demócrata llevó a cabo un plan bien trazado dejando a Biden como 'punching bag' el tiempo necesario para que Trump se desatara y refrendara su carácter arbitrario y beligerante. A la par, evitaron exponer a Kamala más del tiempo necesario para darle la vuelta. Es decir, Biden cumplió la misma función que Santiago Creel en 2005.

Hoy, Trump está atorado entre lo que dijo -y sigue diciendo, tontamente- y lo que quiere decir en una supuesta moderación. Algo que le ha hecho mucho daño es su adscripción a esa agenda evangélica que se mete con temas como el aborto y las personas LGBTQI+, temas que no eran tema en el Partido Republicano hace 20 años, en vez de centrarse, como Bukele, en la seguridad, o como Meloni, en la economía.

10.- Algo que llevó a López Obrador a la derrota de 2006, y que llevará a Trump hacia la suya este 2024, es su inestabilidad emocional. AMLO perdía los estribos por todo, enloquecía, mandaba al diablo a diestra y siniestra. Eso permitió a sus rivales presentarlo como un energúmeno y demente. Lo mismo pasa con Trump. En 2018, AMLO cambió su actitud y dejó de ser un enojón, para sacar pinceladas como la de "Ricky riquín canallín", o "voy a cuidar mi cartera", de aquel segundo debate. Ni Anaya, ni Meade, pudieron contra el AMLO que, lejos de enojarse, se burlaba de ellos. Ese AMLO que no perdía los estribos, a diferencia de aquel de los debates de 2006 y 2012, sí pudo triunfar, porque ya no daba miedo. Trump va a comportarse, de nuevo, como un loco ante Harris. Y se hundirá más y más

11.- La llegada de Harris a la presidencia es muy importante para toda esa izquierda caviar, aliada del narcotráfico -como lo demostró el acuerdo con los hijos del 'Chapo' para entregar al 'Mayo'- y de China. Saben bien que, con eso, tienen ocho años más de Casa Blanca a la vista. Harris difícilmente perderá la reelección en 2028. Lo que esperan para 2032 es no solo haber acabado ya con Trump, lo cual sucederá si pierde, sino, en general, con su grupo político, para que otra vez los Bush, que son sus aliados, retomen el control del Partido Republicano y puedan turnarse el poder con ellos, sin riesgo para la élite dominante.

En los siguientes ocho años, la élite que pondrá ahí a Kamala van por tres objetivos: abrirle más el camino a la legalización de las drogas, buscar prohibir las armas y apoderarse de la Suprema Corte estadounidense, cambiando en ocho años a tres magistrados, para que la mayoría sea afín al Partido Demócrata, como ya planteó Biden hace unos días con su reforma judicial a lo Morena.

12.- A Trump le va a pasar este año lo mismito que le pasó a AMLO en 2006 con Calderón: 'cargada' mediática y empresarial en su contra y a favor de su rival, encuestas 'mágicas' para levantar a este último -última en este caso-, operación el día de la elección y andanada mediática para desprestigiarlo tras los comicios, a fin de acabar con su carrera política y quitarle el control de su partido. AMLO sobrevivió a eso porque tenía 53 años en 2006. Trump ya no tiene para donde hacerse y, a diferencia de AMLO, que dejó a Ebrard como su heredero político en el D.F., para tener un caballo de batalla en la primera línea del poder durante los seis años de Calderón, Trump no va a dejar a nadie, porque J.D. Vance es un pobre diablo, no tiene capital político propio y lo van a triturar cuando ya no tenga árbol al cual arrimarse.

Si los de DeSantis, Elise Stefanik y Marco Rubio no se ponen las pilas, los siguientes en caer serán ellos, y si eso pasa, los Bush van a recuperar el Partido Republicano, pondrán a Nikki Haley de títere ante Kamala en 2028 para que la pulverice, y en 2032 retomarán la presidencia con George P. Yo creo que solamente gente muy podrida o muy beneficiada por su régimen, puede querer que los Bush o su grupo, que tantísimo daño le han causado al mundo, vuelvan al poder.

Lo que haga o deje de hacer Trump, en las siguientes semanas, será determinante para que, aunque pierda, su movimiento pueda sobrevivir y afinar sus fallas para un día ganar.

Pero yo no apostaría a que haga lo que debe hacer. Eso lo hace un estadista y Trump no es uno. O un animal político como AMLO, y Trump tampoco es eso. Trump solamente es un personaje de televisión, en el sentido más peyorativo, que le dio un mesías al Tea Party. Lo malo es que la derrota de Trump le dará un poder omnímodo no a Kamala Harris, sino a quienes están detrás de ella. Y quienes están detrás de ella solamente quieren una cosa: dinero. No tienen escrúpulos, ni ética, ni límites, ni nada. Si para tener dinero, dinero y más dinero, necesitan legalizar las drogas o seguir hundiendo en la pobreza y la explotación a millones, en América Latina o en China, o entregarlos a las mafias de narcos y 'polleros', no tendrán empacho en hacerlo y de hecho ya lo hacen en este último caso -Obama y Biden han deportado a más migrantes que cualquier otro mandatario estadounidense-.

Quizás, al final, Trump intente moderarse, o fingir una moderación, como lo hizo AMLO en 2006 con sus spots postreros, en particular aquel, tan bueno, de Héctor Bonilla. Pero fue muy tarde. Ya el daño estaba hecho y la 'cargada' encarrilada. Aquí será igual, si eso pasa.

Los estrategas de Trump, igual que, en su día, Tere Struck, fueron buenos en el target interno -voto duro-, con su marketing político pegadito a la raya de la ideología, pero malos para hacer volar a sus clientes en el target externo -el voto independiente-. Struck creó aquella frase de "por el bien de todos, primero los pobres", que se volvió mantra del lopezobradorismo -como el "Make America Great Again" se volvió el del trumpismo-... pero no de los votantes independientes, donde caló mucho más lo de "ese avión, ni Obama lo tiene" o el "frijol con gorgojo", frases creadas en 2018 por el cineasta Carlos Salces. Trump no tiene, ni tendrá ya, un Carlos Salces.

Pasando a las consecuencias de lo que viene, es fascinante que haya analistas mexicanos enarbolando la idea de que, al perder Trump y ganar Kamala, México también gana. Yo diría "qué bien que pierda Trump, pero qué malo que gane Kamala" ¿O dónde está lo bueno en el hecho de que vaya a conservar el poder un partido que acaba de pactar con los hijos del 'Chapo'? Lo cual refleja, claramente, que el gobierno de Biden y Harris es amigo de esos narcos, que tanto han jodido a México...

Así que la derrota no será para Trump, que se irá a Mar-a-Lago -su 'Chingada' floridana- a gozar de su dinero en los años que le queden. La derrota será para nosotr@s, a los que habrá de triturar la élite que llevará en volandas a Kamala hasta la Casa Blanca. Para nosotr@s, que quedaremos, todavía más, a merced de mafias inmisericordes, aliadas del Partido Demócrata y su gobierno. Así que parafraseando a John Donne, las campanas no doblarán por los candidatos republicanos, que mal que bien ya tienen asegurada su vida. Doblarán por nosotr@s...

P.D.: Y si alguien olvidó cómo acaban los presidentes que llegan al poder con 'cargadas', basta recordar el México de 2007 en adelante, tan lejos de la paz y tan cerca de García Luna...

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