/ viernes 15 de noviembre de 2024

Expediente Confidencial / Él sí nos representa

El miércoles pasado, Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, nombró a Marco Rubio como su secretario de Estado para el gobierno que dirigirá a partir del 20 de enero próximo.

Rubio será el primer latino en ocupar ese alto cargo, equivalente al ministro de relaciones exteriores en otros países

A sus 53 años, el hijo de Mario y Oriales Rubio, una pareja de cubanos en el exilio, ocupará una silla donde antes estuvieron Hilary Clinton, Condolezza Rice, Colin Powell, Alexander Haig, Henry Kissinger y George Marshall, entre muchos otros nombres de alcurnia política.

Que a ese sitio llegue un latino es algo histórico, aunque a la prensa Woke le pese muchísimo aceptarlo.

Los demócratas, que tanto dicen amar a l@s latin@s, jamás confiaron en alguno para ese cargo toral.

Y Rubio viene de la cultura del esfuerzo. Su padre era mesero y su madre trabajaba como cajera.

En un gabinete donde pulularán personajes como Elon Musk, Robert F. Kennedy Jr. o Pete Hegseth, la presencia de Rubio aportará un necesario contraste a ese cúmulo de estrellas rutilantes, poniendo una dosis de sobriedad e indudable capacidad.

Abogado de profesión, habla perfectamente bien inglés y español.

A diferencia del propio mandatario electo y algunos de los referidos, el futuro secretario de Estado ha tenido una vida alejada de los escándalos. Se casó en 1998 con Jeanette Dousdebes, hija de colombianos, con quien tiene cuatro hijos y suma ya un cuarto de siglo en pareja.

Hasta sus rivales le reconocen a Rubio su talla. Para muestra, lo dicho por el senador demócrata John Fetterman: "No es un secreto que el elegido de Trump y yo pensamos diferente, pero es una excelente elección".

Más allá de ese 'background', Rubio tiene claro quiénes son los buenos, los malos y los peores.

Así, ha calificado a China como "un régimen enemigo de las democracias"; de Fidel Castro ha dicho que fue “un dictador asesino que infligió miseria y sufrimiento a su propio pueblo”; a Miguel Díaz Canel, títere de los Castro, lo señaló como la “cara de un régimen opresivo que viola los derechos humanos y socava el orden democrático en nuestra región”; a Nicolás Maduro lo calificó como "un criminal acusado de aliarse con organizaciones terroristas para usar drogas ilegales como armas contra Estados Unidos”; de Gustavo Petro refirió que con su gobierno “los mayores ganadores han sido los narcotraficantes y los traficantes de personas” y lo llamó "simpatizante terrorista que quiere ser la versión colombiana de Hugo Chávez"; y a Vladimir Putin lo calificó con una sola y contundente palabra: "Asesino".

La pura verdad.

Para Rubio, la dictadura iraní es un régimen terrorista y, en ocasión de una entrevista con NBC, dio la siguiente respuesta cuando le preguntaron si el gobierno de Trump podía tener algún entendimiento con semejantes sátrapas: "Si mañana el régimen iraní dijera: 'Vamos a dejar de usar armas nucleares, vamos a dejar de patrocinar el terrorismo, vamos a dejar de intentar matar (a Trump), vamos a detener todas estas cosas", en teoría, sí. Por supuesto que podrías resolver algo (si fuera) así”.

Rubio tiene muy claro que a los narcotraficantes no hay que romantizarlos, ni perdonarles sus crímenes. Por eso, en junio de 2022, acusó al ex presidente López Obrador de entregarle partes del territorio mexicano al narcotráfico.

Y si alguien lo duda, que voltee a mirar lo que pasa en Sinaloa.

Y los que se ofenden por lo que dice Rubio, son quienes han vivido y siguen viviendo muy bien por encamarse con el narcotráfico, con las mafias, a quienes engordan sus cuentas con dinero sucio, infecto

La gente de bien no solamente no se ofende, aplaude lo dicho por Rubio

De igual forma, resalta su exacto calificativo al régimen venezolano como "la narco-dictadura de Maduro".

También es un hecho que Rubio será una llave para l@s migrantes BUEN@S, como venezolanos, cubanos y nicaragüenses que escapan de sus regímenes dictatoriales.

Y que será igualmente un cerrojo infranqueable para los migrantes MALOS, como esos cerdos criminales de la banda narcotraficante venezolana Tren de Aragua.

Las posturas inquebrantables de Rubio son una piedra de toque sobre quién es quién. Los que se oponen a él o lo critican no son sino aquellos que tienen sus bolsillos llenos del dinero infecto del narco y el terrorismo.

La elección de Rubio como secretario de Estado solamente tiene un punto preocupante: ¿Cuánto tiempo aguantará en el gabinete de Trump?

Se sabe que el carácter del ex y futuro mandatario no es fácil. Y Rubio dista de tener complejo de vasallo.

Sería terrible que Trump perdiera a un cuadro así: serio, preparado, conocedor de la geopolítica y, en especial, de las dinámicas de poder y seguridad en el continente.

Rubio es, indudablemente, más instruido y capaz que Trump.

Ojalá que dure los cuatro años y que Rubio lo haga bien, muy bien, porque, aunque hay otros ya formados en la fila para suceder a Trump, en 2029, como el vicepresidente Vance o el propio Elon Musk, con Marco parece más cerca que nunca el sueño de un presidente latino en Estados Unidos, de uno de los nuestros que nos represente.

Y vaya que él sí nos representa.

KENNEDY: El nombramiento de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud y Servicios Humanos en el futuro gobierno de Trump tiene dos caras. Una terrible, porque Kennedy fue antivacunas en la pandemia de Covid-19.

Y en este punto hay que ser claros: por supuesto que necesitan analizarse cuáles fueron, son y pueden ser los efectos de las vacunas contra el Covid-19, por supuesto que necesita analizarse hasta qué punto fue leonino y voraz el comportamiento de las farmacéuticas en dicha emergencia sanitaria, pero tampoco se puede negar que las vacunas salvaron -nos salvaron- a muchas personas, que de otra manera hubieran -hubiéramos- muerto.

Obviamente, también debe investigarse el origen de la pandemia de Covid-19, pues de las versiones chinas duda hasta el propio FBI. También el papel de Anthony Fauci y el de Bill Gates en la pandemia.

Siempre se aplaudirá que alguien busque sacar la verdad a la luz, pero esa luz debe ser la de la ciencia y Kennedy ni es médico -ese es otro punto-, ni cree del todo en esta.

Así que el nombramiento de Kennedy al frente de la sanidad estadounidense es, para la ciencia, una mala noticia y un error por parte de Trump, más allá de que esté pagando un favor político

Sin embargo, el nombramiento de Kennedy también tiene que ver con su pasado como abogado ambientalista y defensor de causas populares contra las industrias, donde no se le puede, ahí sí, discutir ni un milímetro.

Ha sido un guerrero contra las industrias contaminantes y alimenticias, cuyas prácticas son bastante siniestras.

En 2007, por ejemplo, fue nominado como Abogado del año por la organización Public Justice, tras lograr un veredicto en contra de DuPont, por un caso de contaminación en Virginia Occidental -uno de los estados que ganó Trump, por cierto-.

Diez años más tarde, tuvo otro sonado caso contra Monsanto, empresa a la que también le ganó un caso, en el cual se le encontró culpable de dañar la salud de habitantes de Ohio -también ganado por Trump- y Virginia Occidental.

Kennedy también ha sido un activista en favor de la protección del agua, a través de Waterkeeper Alliance, una OSC que fundó hace 25 años.

Ahora, Trump lo pone para ser la espada que vaya contra esa hidra de mil cabezas que son las industrias que están detrás de lo que comemos, bebemos y respiramos, y que se han llevado por delante bastantes vidas con sus malas prácticas. Eso tampoco puede ponerse a discusión.

Y si alguien lo duda, ahí están las 38 mil demandas de mujeres contra Johnson & Johnson por provocarles cáncer de ovario con su talco contaminado de asbesto, el cual siguió vendiendo por décadas, pese a que la compañía sabía del daño que causaba desde 1971

¿"INVERSIONES" O NEGOCIOS?: El pasado miércoles, Ken Salazar, embajador de Estados Unidos, aunque más bien de la élite del Partido Demócrata en México, dijo que “el presidente anterior no quiso recibir el apoyo de los Estados Unidos. Cerró la puerta a inversiones de arriba de 32 millones de dólares porque no quería que esa inversión llegara a México para ayudar con la seguridad del pueblo mexicano” ¿Inversiones o negocitos de empresas ligadas al gobierno estadounidense con la seguridad? ¿Salazar y sus patrones están respirando por la herida ahora que ya se van? ¿Dolidos porque no los dejaron hacer esos negocitos y ya nunca los harán? ¿Quería más negocitos como el de Blackrock con las cárceles privatizadas de Felipe Calderón?

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

El miércoles pasado, Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, nombró a Marco Rubio como su secretario de Estado para el gobierno que dirigirá a partir del 20 de enero próximo.

Rubio será el primer latino en ocupar ese alto cargo, equivalente al ministro de relaciones exteriores en otros países

A sus 53 años, el hijo de Mario y Oriales Rubio, una pareja de cubanos en el exilio, ocupará una silla donde antes estuvieron Hilary Clinton, Condolezza Rice, Colin Powell, Alexander Haig, Henry Kissinger y George Marshall, entre muchos otros nombres de alcurnia política.

Que a ese sitio llegue un latino es algo histórico, aunque a la prensa Woke le pese muchísimo aceptarlo.

Los demócratas, que tanto dicen amar a l@s latin@s, jamás confiaron en alguno para ese cargo toral.

Y Rubio viene de la cultura del esfuerzo. Su padre era mesero y su madre trabajaba como cajera.

En un gabinete donde pulularán personajes como Elon Musk, Robert F. Kennedy Jr. o Pete Hegseth, la presencia de Rubio aportará un necesario contraste a ese cúmulo de estrellas rutilantes, poniendo una dosis de sobriedad e indudable capacidad.

Abogado de profesión, habla perfectamente bien inglés y español.

A diferencia del propio mandatario electo y algunos de los referidos, el futuro secretario de Estado ha tenido una vida alejada de los escándalos. Se casó en 1998 con Jeanette Dousdebes, hija de colombianos, con quien tiene cuatro hijos y suma ya un cuarto de siglo en pareja.

Hasta sus rivales le reconocen a Rubio su talla. Para muestra, lo dicho por el senador demócrata John Fetterman: "No es un secreto que el elegido de Trump y yo pensamos diferente, pero es una excelente elección".

Más allá de ese 'background', Rubio tiene claro quiénes son los buenos, los malos y los peores.

Así, ha calificado a China como "un régimen enemigo de las democracias"; de Fidel Castro ha dicho que fue “un dictador asesino que infligió miseria y sufrimiento a su propio pueblo”; a Miguel Díaz Canel, títere de los Castro, lo señaló como la “cara de un régimen opresivo que viola los derechos humanos y socava el orden democrático en nuestra región”; a Nicolás Maduro lo calificó como "un criminal acusado de aliarse con organizaciones terroristas para usar drogas ilegales como armas contra Estados Unidos”; de Gustavo Petro refirió que con su gobierno “los mayores ganadores han sido los narcotraficantes y los traficantes de personas” y lo llamó "simpatizante terrorista que quiere ser la versión colombiana de Hugo Chávez"; y a Vladimir Putin lo calificó con una sola y contundente palabra: "Asesino".

La pura verdad.

Para Rubio, la dictadura iraní es un régimen terrorista y, en ocasión de una entrevista con NBC, dio la siguiente respuesta cuando le preguntaron si el gobierno de Trump podía tener algún entendimiento con semejantes sátrapas: "Si mañana el régimen iraní dijera: 'Vamos a dejar de usar armas nucleares, vamos a dejar de patrocinar el terrorismo, vamos a dejar de intentar matar (a Trump), vamos a detener todas estas cosas", en teoría, sí. Por supuesto que podrías resolver algo (si fuera) así”.

Rubio tiene muy claro que a los narcotraficantes no hay que romantizarlos, ni perdonarles sus crímenes. Por eso, en junio de 2022, acusó al ex presidente López Obrador de entregarle partes del territorio mexicano al narcotráfico.

Y si alguien lo duda, que voltee a mirar lo que pasa en Sinaloa.

Y los que se ofenden por lo que dice Rubio, son quienes han vivido y siguen viviendo muy bien por encamarse con el narcotráfico, con las mafias, a quienes engordan sus cuentas con dinero sucio, infecto

La gente de bien no solamente no se ofende, aplaude lo dicho por Rubio

De igual forma, resalta su exacto calificativo al régimen venezolano como "la narco-dictadura de Maduro".

También es un hecho que Rubio será una llave para l@s migrantes BUEN@S, como venezolanos, cubanos y nicaragüenses que escapan de sus regímenes dictatoriales.

Y que será igualmente un cerrojo infranqueable para los migrantes MALOS, como esos cerdos criminales de la banda narcotraficante venezolana Tren de Aragua.

Las posturas inquebrantables de Rubio son una piedra de toque sobre quién es quién. Los que se oponen a él o lo critican no son sino aquellos que tienen sus bolsillos llenos del dinero infecto del narco y el terrorismo.

La elección de Rubio como secretario de Estado solamente tiene un punto preocupante: ¿Cuánto tiempo aguantará en el gabinete de Trump?

Se sabe que el carácter del ex y futuro mandatario no es fácil. Y Rubio dista de tener complejo de vasallo.

Sería terrible que Trump perdiera a un cuadro así: serio, preparado, conocedor de la geopolítica y, en especial, de las dinámicas de poder y seguridad en el continente.

Rubio es, indudablemente, más instruido y capaz que Trump.

Ojalá que dure los cuatro años y que Rubio lo haga bien, muy bien, porque, aunque hay otros ya formados en la fila para suceder a Trump, en 2029, como el vicepresidente Vance o el propio Elon Musk, con Marco parece más cerca que nunca el sueño de un presidente latino en Estados Unidos, de uno de los nuestros que nos represente.

Y vaya que él sí nos representa.

KENNEDY: El nombramiento de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud y Servicios Humanos en el futuro gobierno de Trump tiene dos caras. Una terrible, porque Kennedy fue antivacunas en la pandemia de Covid-19.

Y en este punto hay que ser claros: por supuesto que necesitan analizarse cuáles fueron, son y pueden ser los efectos de las vacunas contra el Covid-19, por supuesto que necesita analizarse hasta qué punto fue leonino y voraz el comportamiento de las farmacéuticas en dicha emergencia sanitaria, pero tampoco se puede negar que las vacunas salvaron -nos salvaron- a muchas personas, que de otra manera hubieran -hubiéramos- muerto.

Obviamente, también debe investigarse el origen de la pandemia de Covid-19, pues de las versiones chinas duda hasta el propio FBI. También el papel de Anthony Fauci y el de Bill Gates en la pandemia.

Siempre se aplaudirá que alguien busque sacar la verdad a la luz, pero esa luz debe ser la de la ciencia y Kennedy ni es médico -ese es otro punto-, ni cree del todo en esta.

Así que el nombramiento de Kennedy al frente de la sanidad estadounidense es, para la ciencia, una mala noticia y un error por parte de Trump, más allá de que esté pagando un favor político

Sin embargo, el nombramiento de Kennedy también tiene que ver con su pasado como abogado ambientalista y defensor de causas populares contra las industrias, donde no se le puede, ahí sí, discutir ni un milímetro.

Ha sido un guerrero contra las industrias contaminantes y alimenticias, cuyas prácticas son bastante siniestras.

En 2007, por ejemplo, fue nominado como Abogado del año por la organización Public Justice, tras lograr un veredicto en contra de DuPont, por un caso de contaminación en Virginia Occidental -uno de los estados que ganó Trump, por cierto-.

Diez años más tarde, tuvo otro sonado caso contra Monsanto, empresa a la que también le ganó un caso, en el cual se le encontró culpable de dañar la salud de habitantes de Ohio -también ganado por Trump- y Virginia Occidental.

Kennedy también ha sido un activista en favor de la protección del agua, a través de Waterkeeper Alliance, una OSC que fundó hace 25 años.

Ahora, Trump lo pone para ser la espada que vaya contra esa hidra de mil cabezas que son las industrias que están detrás de lo que comemos, bebemos y respiramos, y que se han llevado por delante bastantes vidas con sus malas prácticas. Eso tampoco puede ponerse a discusión.

Y si alguien lo duda, ahí están las 38 mil demandas de mujeres contra Johnson & Johnson por provocarles cáncer de ovario con su talco contaminado de asbesto, el cual siguió vendiendo por décadas, pese a que la compañía sabía del daño que causaba desde 1971

¿"INVERSIONES" O NEGOCIOS?: El pasado miércoles, Ken Salazar, embajador de Estados Unidos, aunque más bien de la élite del Partido Demócrata en México, dijo que “el presidente anterior no quiso recibir el apoyo de los Estados Unidos. Cerró la puerta a inversiones de arriba de 32 millones de dólares porque no quería que esa inversión llegara a México para ayudar con la seguridad del pueblo mexicano” ¿Inversiones o negocitos de empresas ligadas al gobierno estadounidense con la seguridad? ¿Salazar y sus patrones están respirando por la herida ahora que ya se van? ¿Dolidos porque no los dejaron hacer esos negocitos y ya nunca los harán? ¿Quería más negocitos como el de Blackrock con las cárceles privatizadas de Felipe Calderón?

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com