Una imagen simboliza y sintetiza el sexenio de Andrés Manuel López Obrador: en mayo de 2022, una cuenta de redes sociales subió un video de una boda en Coyuca, Guerrero, donde unos narcos, con pasamontañas y ametralladora a la espalda, bailaban muy quitados de la pena, campantes, ufanos.
Ese es el símbolo, la síntesis, la herencia del sexenio lopezobradorista y también la clave de la permanencia y preeminencia de su partido: el crimen, ahora, es el rey.
Hace 20 años, los criminales se escondían, se ponían nombres falsos, se escudaban en innumerables prestanombres, se imponían mediante el terror, eran lo que tenían que ser en cualquier sociedad mentalmente sana: parias sociales.
Hoy, campean por las calles, en sus Jeeps, que han sustituido a las camionetas tipo pick up, como el vehículo por excelencia de los hampones, como objeto de presunción.
Hoy, compran casas y departamentos de millones de pesos, mientras la industria inmobiliaria les aplaude. Ciudades como Tijuana o Puebla se han convertido, en solo seis años, en remedos de Pittsburgh: llenas de rascacielos habitacionales ¿Quién puede pagar esas viviendas en un país que creció 1% en el sexenio -la mitad que en el de Peña-?: Los criminales, léase narcos y proxenetas. Hace meses, un académico del Colef se decía extrañado de ver tanta vivienda lujosa en desarrollo y con preventas ya garantizadas. Evidentemente, es idiota, cómplice o cobarde, para no decir la respuesta.
Hoy, los criminales hacen lo que se les viene en gana: extorsionan, secuestran, prostituyen, asesinan.
Hoy ya no tienen una sociedad que mayoritariamente condene sus actos y los señale. Hoy, para millones, son ejemplo a seguir.
La radio está infestada de su música, el habla cotidiana de sus palabras, la moda es su moda.
Ni siquiera en la Colombia de Pablo Escobar había tal nivel de aquiescencia popular hacia el crimen. En la Colombia de los ochentas, Escobar se impuso a través del terror. En el México de 2024, el crimen ya no necesita del terror, de los cercenados, sino que hay millones que los admiran simplemente porque chorrean dinero por todas partes.
Los criminales mexicanos gozan, además, en la actualidad, de una élite mundial que está tan podrida como ellos y los arropa. Por eso, los premios a una narco película en Cannes. Por eso, Emma Coronel desfila en Milán.
Si Salinas de Gortari exportaba empresarios, en esa ilusión de que México podía alcanzar el primer mundo, López Obrador exportó narco: ahí está Ecuador, luchando contra los criminales mexicanos, ahí está Peso Pluma queriendo cantar en Viña del Mar.
Esa es la herencia que deja López Obrador: un narco enseñoreado, que se siente invencible e intocable.
Si el legado de Peña fue demostrarle a la clase política que se podía robar el dinero del pueblo y salir impune, el de AMLO es mostrarle al narco que no necesita colgar muertos en puentes para imponerse: basta con arrojar dinero a una sociedad enferma y avariciosa.
Una sociedad que AMLO, en efecto, no construyó, pero sí le enseñó al crimen como aprovecharla.
Esa sociedad fue construida por los gobiernos de Fox, Calderón y Peña, una sociedad donde ya no importara la patria, la familia, ni otro valor que no fuese el dinero.
Por eso, hoy vemos a niños -eso son- de 14 años, dispuestos a matar, con tal de comprarse un iPhone.
Y a madres y padres dispuestos a dejarlos que maten, con tal de tener una casa lujosa como las que ven en las redes sociales.
Esas redes que han sido vehículo para que el crimen expanda su mensaje, especialmente Facebook. Un breve 'scroll' permite toparse con decenas de publicaciones que el crimen pauta para seguir extendiendo esa idea social de que los lujos son la felicidad, como las que muestran a la típica pareja y/o familia, todos ataviados con su respectivo narco look, en una casa lujosa, con Jeep a la puerta, diciendo "tú puedes tener lo que mereces". En una sociedad que cree que todo lo merece por haber nacido y ve los lujos como necesidad, el efecto es devastador. Máxime en un país donde, de acuerdo con el Inegi, las personas de 18 a 34 años leen contenido de Internet más que libros.
Esa sociedad cree que merece una casa de 10 millones de pesos pese a tener secundaria terminada ¿Y quién puede cumplirles eso? El narco.
Por eso, este gobierno que se dijo tan de "izquierda", dejó que el crimen se ensañara y usara de carne de cañón a los más pobres, completando el trabajo que Peña empezó, de entregar a las clases más pauperizadas como reses para la delincuencia, a cambio de que esta dejara en paz a los ricos ¿Quiénes eran las víctimas de Daniel Arizmendi en los noventas? Los ricos, secuestrados ¿Quiénes son las víctimas del crimen actual? Las y los pobres, que, según López Obrador, eran primero ¿O usted conoce que el hijo de algún empresario sea sicario, o la hija de algún industrial potentado esté siendo prostituida por las mafias? No ¿Verdad? ¿A quién le sacan dinero los criminales? A las y los pobres: empleándolos de sicarios por dos pesos, raptándolas y prostituyéndolas, secuestrándolos y pidiendo rescate cuando son migrantes.
Al entronizamiento del crimen, López Obrador también contribuyó implosionando la madurez colectiva, impulsando una sociedad irresponsable que se observa víctima y merecedora de todo, pese a ser victimaria de mucho y merecer muy poco. La pandemia de Covid-19 mostró la 'cumbre' de esa narrativa: nadie tenía que responsabilizarse de nada. Y esa narrativa convino al gobierno. Si nadie tiene que responsabilizarse de nada, el gobierno, menos.
No hay régimen al que no le convenga una sociedad desinformada, inmadura e irresponsable, porque no exige cuentas a quienes gobiernan.
AMLO es como esos maestros 'barcos', que eran la adoración de sus estudiantes, por no exigirles nada, por subirles el '5' a '6', por dejar que hicieran lo que quisieran en clase.
¿AMLO enfermó a la sociedad? No. AMLO simplemente le dio alcohol al enfermo de cirrosis. Desde Fox, se enfermó a la sociedad mexicana, se idealizó el dinero, los lujos y, a un sector, se le consintió su clasismo y se le romantizó. Los 18 años del 'prianismo' manifiesto configuraron el caldo de cultivo que AMLO solamente aprovechó: una élite a la que se la mimaban y aplaudían sus excesos, los cuales lastimaron profundamente a los abajo.
Claudia será más enfermedad y agonía. Pero también lo hubiesen sido Xóchitl o Máynez, cuyos partidos y padrinos son igualmente responsables de la construcción de esta desgracia y tienen tanta o más aquiescencia hacia esa basura criminal
Por eso, en el país de Claudia seguirá mandando el crimen, con todo y ese Juan Camilo Mouriño guinda llamado Omar García Harfuch
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