/ lunes 14 de octubre de 2024

Expediente Confidencial / Narcoespinado

Hay propuestas estúpidas y cómplices, hay propuestas exageradamente estúpidas y cómplices, y luego está la del diputado morenista Manuel Espino para que tod@s nos arrodillemos ante los narcos.

Espino ya había efectuado ese planteamiento en el pasado sexenio, pero ahora que es diputado federal volvió a hacerlo. El pasado viernes, vaya usted a saber a cambio de cuánto o de qué, un diario le dio su nota de 'ocho' para que Espino vomitara su estupidez de crear "una comisión especial de pacificación para abrir el diálogo con los grupos del crimen organizado".

El ex panista, que ha andado de partido en partido, piensa que nos chupamos el dedo y, sin el menor pudor, dijo que "el diálogo no significa impunidad, ni perdonarles sus delitos (…) pero sí abrirles puertas de escape de la vida criminal".

O sea, fíjense nada más, no les vamos a perdonar sus delitos, pero sí les vamos a abrir "puertas de escape de la vida criminal". O sea, si se los vamos a perdonar, pero no le vamos a llamar "perdón", sino "puerta de escape de la vida criminal".

Lo mejor fue que Espino 'balconeó' que 70 diputados más de Morena, aparte de él, también estaban a favor de esa "propuesta"

Si no fuera porque Espino es un pobre diablo que fue foxista, calderonista, peñista y ahora morenista, lo cual le otorga una nula credibilidad, no tendría duda de que su "propuesta" se la redactó la Open Society Foundations, ONG que pugna por legalizar las drogas y perdonar a los narcos. Pero la OSF, habitualmente, juega con políticos de altos vuelos.

Ningún país con un mínimo de estado de derecho y ninguna sociedad que se respete un poquito a sí misma, tiene nada que andar dialogando con criminales, llámese narcos, tratantes, secuestradores, terroristas, etcétera. A los criminales se les castiga por el daño que le hacen a la sociedad y sería una verdadera aberración que se les otorgara nivel para hablar de igual a igual con la autoridad.

La única pacificación es la que viene de la ley y la justicia. Ya el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha mostrado el camino: encarcelar a esos cerdos en una hermosa mega cárcel con muros de 11 metros de altura, metiendo a 60 o más en celdas de 100 metros cuadrados, sin derecho a comer carne de ningún tipo.

Y mire que Bukele es buena persona, porque esa escoria hizo tanto daño, que el simple hecho de perdonarles la vida ya es mucho. En Singapur, a todo narco lo condenan a pena de muerte, que sería lo más justo.

En El Salvador, esa escoria está encerrada y la gente buena está libre, caminando por las calles en paz, incluso de noche, viviendo sin miedo.

Y aquí tenemos a un cómplice y sinvergüenza como Espino, un don nadie, pidiendo arrodillarnos ante esa escoria.

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