Si en Rusia, Venezuela, Italia o Turquía, se hubiesen registrado dos intentos de asesinar al candidato opositor a la presidencia, veríamos ríos de tinta y de ondas hertzianas correr en los medios estadounidenses, clamando que Putin, Maduro, Meloni o Erdogan no son demócratas, que se trataba de evitar el triunfo de la oposición, que el gobierno es autoritario y quiere impedir que el pueblo refleje su voluntad en las urnas. Como eso acaba de pasar en Estados Unidos y el candidato opositor se llama Donald Trump, del cual están en contra muchos de esos medios, pues no hay problema.
Esos medios le han llamado "supuesto" a este intento de asesinato, como lo hicieron con el primero, pese a que, en ambos casos, el propio FBI lo calificó, oficialmente, de intento de asesinato, sin el "supuesto". Pero se trata de minimizar lo sucedido, mintiendo.
Tras el segundo intento de asesinar a Trump en dos meses, la pregunta que cualquiera debiera hacerse es ¿Por qué están tan desesperados por matarlo?
Nunca, ni en la historia de Estados Unidos, ni en la de ninguna democracia occidental, se ha intentado matar, dos veces, en la misma campaña, a un candidato presidencial.
Con ese dato incontrovertible, lo menos que debiéramos hacer es preguntarnos quién y por qué está tan interesado en matar a ese candidato.
O dicho de otra forma: ¿Quién y por qué está tan interesado en que gane Kamala Harris?
Ningún grupo dispuesto a matar a un candidato para salirse con la suya es democrático, ni positivo para el mundo.
Todo aquel grupúsculo que mata para salirse con la suya es una mafia. Punto.
El autor de este segundo ataque, Ryan Wesley Routh, de 58 años, es un sujeto que se dedicaba a reclutar soldados afganos para ir a pelear en Ucrania y que dijo estar dispuesto a dar su vida por la "causa".
Pero, además, es casi el votante ideal del Partido Demócrata: un delincuente de siete suelas que ha sido enjuiciado varias veces por la vía penal y civil, que ha donado a las campañas de ese partido y que es furibundo simpatizante de Biden y Kamala (https://archive.is/hbgOQ)
A juzgar por los hechos, ni toda la parafernalia que han desatado para apoyar a Kamala Harris basta para que ganen por las buenas.
Vaya, ni con todo y Taylor Swift.
Y a propósito de Swift, una chica que a este columnista le cae bien, le parece talentosa y que tiene todo el derecho de manifestar sus preferencias políticas, también valdría la pena hacerse una pregunta ¿Por qué luego de apoyar públicamente a Harris se acabaron las amenazas de atentados terroristas hacia sus conciertos?
Y otra pregunta: ¿Por qué será que si, supuestamente, el culpable de la polarización política ha sido el bando republicano, hasta ahora no ha habido un solo intento de atentar ya no digamos contra Biden o Harris, sino contra cualquiera de los candidatos demócratas al Capitolio?
Que no se nos olvide: las mafias amenazan, las mafias intentan asesinar y asesinan, las mafias amedrentan con el miedo, y ningún candidato, o candidata, apoyado por una mafia, puede ser bueno para el mundo.
HIPOCRESÍA: Biden, Harris y el candidato a vicepresidente de ella, Tim Walz, salieron a decir que están en contra de la violencia política. Vaya ¿Y entonces por qué Kamala apoya al movimiento 'woke', que es uno de los culpables de esa violencia?
COMBATE: El viernes, en otra más de su cadena de mentiras, Kamala salió a decir que combatirá al cártel de Sinaloa. Permítanme reír ¿A cuál cártel dijo que va a combatir? ¿Al mismo con cuyos líderes negoció su gobierno para que les entregaran al 'Mayo'? ¿O al que Obama, de su mismo partido, fortaleció, en su presidencia, dejando pasar miles de armas a México, dizque para rastrearlas?
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