/ jueves 15 de agosto de 2024

Juguemos “¿Quién es el culpable?” / Selina Haidé Avante Juárez 

Sin duda todos los poderes e instituciones de un país son dinámicos y justo es que en ese dinamismo se actualicen permanentemente para mejorar; el Poder Judicial Federal no es la excepción y aunque es una de las organizaciones más legítimas, por su actuar y desempeño en la tutela cotidiana de los derechos humanos de los mexicanos, es claro que, como en todo grupo humano, necesita algunos ajustes para descongestionar la enorme cantidad de asuntos que hoy la incapacidad de otras autoridades le han dado.

Recordemos que la justicia Federal no resuelve conflictos entre particulares sino más bien protege a los ciudadanos de esas autoridades arbitrarias que abusan de su poder para imponerse y tratar de pisar a las personas ciudadanas; sin embargo, estar saturada, como área de oportunidad en la justicia Federal, está muy lejos de pretender afirmar que, por ello, sean responsables de que el sistema integral de justicia en el país no funcione, generando altos niveles de violencia, inseguridad e impunidad.

Es como culpar al Director de un hospital por la muerte de un paciente que llegó a su sala de espera en estado de coma por la pésima intervención de otros cinco médicos antes que él; pero claro como ahí se murió el paciente hay que culparlo a él. Nada más absurdo e incoherente.

Para solucionar un problema, sabemos, lo primero no es hacer una lista de “chivos expiatorios” no, eso sirve para justificar la incompetencia de quien debía solucionarlo; pero no para ponerle fin. Y esto pasa cuando, quien no ha tenido la capacidad para solventar los problemas de violencia e inseguridad, en un gobierno de ocurrencias, divertidas y espontáneas, es cierto; pero totalmente inútiles, busca desesperado un rostro para arrojar la ira de su propia incapacidad y es aquí donde entran los jueces Federales que, como el alumno estudioso del salón, no es conocido por todos pero de probada responsabilidad y conocimiento.

Así, el brabucón del grupo, ante su evidente ignorancia e incapacidad, arremete con furia y acusa, desde luego, con mentiras y calumnias a quien se esmera en hacer las cosas bien porque no tiene otra cosa para destruir la imagen de lo correcto, lo honesto y lo funcional.

Y en esa borrachera cirsense avienta balas cargadas de falsedad y vestidas de injuria: corruptos, elitistas y lejanos de la gente, acusan. Pero sin pruebas.

Se ha demostrado hasta el cansancio que las declaraciones fiscales de los jueces Federales son monitoreadas permanentemente, que dejan su vida protegiendo los derechos de las personas de todas las clases sociales y que el Poder Judicial Federal se conforma por personas con un solo tema en común: la vocación de servicio por sus semejantes con un alto nivel de compromiso; todo ello puede ser consultado por cualquier persona en la página de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con total transparencia. Pero claro, alguien debe tener la culpa de la violencia y la impunidad, y no van a acusar a las Fiscalías porque son parte de un equipo de audaces transformados, tan limitados como ignorantes.

Tampoco advierten los vicios de la justicia local, entonces sólo queda atacar a sus enemigos, es decir, los más honestos y comprometidos con los derechos humanos de la gente que les impide hacer del poder la guillotina de todos los derechos.

Mucho dicen los destructores pero, nada prueban. Abren diálogos y a la hora de la realidad cierran micrófonos a los jueces federales. ¿Por qué tanto miedo? Y ya de plano en un acto de desesperación hasta obras de teatro callejeras, de pésima calidad artística, pero de peor calidad política y ética, se presentan tratando de convencer a la gente de sus perversas injurias contra los jueces.

Pero olvidan una cosa importante, los mexicanos no son tontos, y les basta ver los bajos artilugios para descubrir que aquí alguien miente y es aquél que no tiene resultados, ni estrategia y por supuesto, menos valores o servicio por sus semejantes; querido lector juguemos “¿Quién es el culpable?”, una pista: acusa a todos para que no lo descubran y siempre tiene otros datos. Falsos, desde luego.

Ojalá fuera esto solamente un juego.