El Nearshoring se refiere a la práctica de trasladar operaciones o proveedores del extranjero a países cercanos, a menudo para reducir costos y mejorar la eficiencia de la cadena de suministro.
En el contexto de México, se ha anticipado un cambio hacia la deslocalización debido a factores como el aumento de los aranceles entre Estados Unidos y China y las interrupciones de la cadena de suministro durante la pandemia.
Sin embargo, a pesar de esta expectativa, la inversión extranjera directa (IED) en México se mantuvo en gran medida estable entre 2015 y 2022. Curiosamente, si bien la participación de Estados Unidos en la IED en México no ha cambiado significativamente, la participación de China, aunque todavía pequeña, está aumentando rápidamente.
El acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que reemplazó al TLCAN, puede haber influido en estas tendencias al imponer condiciones adicionales en materia comercial a la actividad transfronteriza.
Datos recientes sugieren que las nuevas inversiones representaron el 48% de la IED total en México en 2022, la más alta desde 2013. Además, la IED en México aumentó un 41% en el primer semestre de 2023, contribuyendo a 29 mil millones de dólares en inversión.
La Secretaría de Economía informa que, durante el primer trimestre de 2024, la Inversión Extranjera Directa (IED) en México fue de 20 mil 313 millones de dólares (mdd), monto 9 por ciento superior al reportado para el mismo periodo de 2023 (18 mil 636 mdd), registrando un nuevo máximo histórico desde que se tiene registro.
Así pues, si bien la deslocalización todavía no ha dado lugar a un aumento significativo de la IED, hay indicios de que esto puede cambiar en el futuro cercano.
La Inversión Extranjera Directa (IED) puede impactar significativamente la economía de un país de varias maneras.
La IED atrae capital de inversores extranjeros, lo que puede estimular el crecimiento económico. Este capital se puede utilizar para el desarrollo de infraestructura, actualizaciones tecnológicas y expansión de negocios.
La IED a menudo conduce a la creación de nuevos empleos. Cuando las empresas extranjeras invierten en una región o país, establecen o amplían operaciones contratando trabajadores locales. Esto reduce las tasas de desempleo y contribuye a la estabilidad económica.
Las corporaciones multinacionales (EMN) que invierten en una región o país a menudo aportan tecnologías, prácticas de gestión y experiencia avanzadas. Esta transferencia de conocimientos puede mejorar la productividad y la competitividad de las industrias nacionales.
La IED puede impulsar la capacidad de producción mediante la introducción de nueva maquinaria, procesos y técnicas de producción. Esto, a su vez, puede conducir a una mayor producción y mayores exportaciones.
La IED puede facilitar el acceso a los mercados internacionales. Las multinacionales suelen utilizar sus redes globales para exportar bienes producidos localmente, lo que contribuye a los ingresos en divisas.
El desarrollo de infraestructura. La IED puede generar mejoras en la infraestructura (como carreteras, puertos y servicios públicos) a medida que los inversores buscan una logística eficiente para sus operaciones.
Aumenta la diversificación económica. La IED fomenta la diversificación de las industrias. Cuando diferentes sectores atraen inversión extranjera, se reduce la dependencia de una sola industria y se promueve la resiliencia económica general.
La IED genera ingresos fiscales para la región o país receptor. Los impuestos corporativos, los impuestos sobre la renta y otros gravámenes contribuyen a las arcas del gobierno.
Se pueden equilibrar los déficits comerciales. La IED puede ayudar a compensar los déficits comerciales promoviendo las exportaciones y reduciendo la dependencia de las importaciones.
La IED puede crear efectos colaterales positivos. Por ejemplo, cuando las multinacionales colaboran con proveedores locales, mejoran las capacidades de las empresas nacionales.
Es esencial señalar que el impacto de la IED varía según factores como el sector, el entorno regulatorio y la calidad de la gobernanza. Si bien la IED puede generar beneficios, las autoridades también deben gestionar riesgos potenciales, como el agotamiento de los recursos, el impacto ambiental y la distribución desigual de las ganancias.
El Nearshoring y la IED pueden ser un catalizador del desarrollo económico, pero su eficacia depende de qué tan bien una región o país aproveche su potencial.