/ miércoles 31 de julio de 2024

Crónicas Tijuanenses / Violencia actual, signos de los que viene

Los acontecimientos de violencia en el estado de Baja California, en los dos últimos meses, han pasado, ya a un límite no sólo preocupante, sino estremecedor. Son signos de que algo mucho peor de lo que hoy sucede, puede llegar.

Los hechos nos prometen un escenario parecido a esas “películas del oeste norteamericano” donde una banda de forajidos asuela al pueblo entero masacrando a quien seles opone as sus fechorías.

Pero aquí la realidad puede ser más espantosa y sangrienta. Todos los días hay asesinatos, incluyendo mujeres, niños y ancianos. A veces, familias enteras. Cada vez aparecen con mayor asiduidad, cuerpos desmembrados en cajas y botes de basura. El terrible caso de la joven desaparecida y arrojada después de muerta en Mexicali. El proditorio asesinato de la dama empresaria de Ensenada, que conmovió a todo el estado. Los ataques a centros de diversión familiar donde mueren madres de familia o niños y adolescentes. La muerte del taquero y su hijo en la colonia Independencia, la desaparición del ingeniero y su ayudante en una zona donde trabajaban en beneficio de la ciudad, la muerte de turistas extranjeros para robarles, el “niño de las gelatinas” muerto por un rufián porque pensó que le estaba grabando y el creciente “cobro de piso” que las autoridades niegan y que se ha extendido como una plaga en nuestras ciudades. La desaparición de personas que luego aparecen asesinadas. El secuestro de jóvenes mujeres y hombres que luego no aparecen por ninguna parte y que someten a sus familiares al suplicio de la búsqueda incansable y muchas veces inútil, y que luego son amenazados por buscar a sus familiares desaparecidos. Todos estos hechos, son signos de la descomposición social pero también de la ineficacia de las autoridades y de la débil capacidad de protesta de la sociedad. En días pasados se protestó en forma de “vigilia” y ha habido otras manifestaciones a lo largo de los meses.

Urge pasar a niveles más altos de indignación social. Las autoridades de seguridad de todas las instancias, ha mostrado ampliamente su incapacidad en combate a la delincuencia. Hace tiempo que la autoridad máxima en el país debiera haber venido a pedir cuentas a sus funcionarios ineficientes, pero pareciera que todos están satisfechos. Desgraciadamente, tampoco existe lo que debería ser un fuerte reclamo del pueblo.

Envío: El dos de junio, los bajacalifornianos dieron con su voto, una carta en blanco a sus autoridades.

(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)

Correo electrónico: marioortizvillacorta@gmail.com

Los acontecimientos de violencia en el estado de Baja California, en los dos últimos meses, han pasado, ya a un límite no sólo preocupante, sino estremecedor. Son signos de que algo mucho peor de lo que hoy sucede, puede llegar.

Los hechos nos prometen un escenario parecido a esas “películas del oeste norteamericano” donde una banda de forajidos asuela al pueblo entero masacrando a quien seles opone as sus fechorías.

Pero aquí la realidad puede ser más espantosa y sangrienta. Todos los días hay asesinatos, incluyendo mujeres, niños y ancianos. A veces, familias enteras. Cada vez aparecen con mayor asiduidad, cuerpos desmembrados en cajas y botes de basura. El terrible caso de la joven desaparecida y arrojada después de muerta en Mexicali. El proditorio asesinato de la dama empresaria de Ensenada, que conmovió a todo el estado. Los ataques a centros de diversión familiar donde mueren madres de familia o niños y adolescentes. La muerte del taquero y su hijo en la colonia Independencia, la desaparición del ingeniero y su ayudante en una zona donde trabajaban en beneficio de la ciudad, la muerte de turistas extranjeros para robarles, el “niño de las gelatinas” muerto por un rufián porque pensó que le estaba grabando y el creciente “cobro de piso” que las autoridades niegan y que se ha extendido como una plaga en nuestras ciudades. La desaparición de personas que luego aparecen asesinadas. El secuestro de jóvenes mujeres y hombres que luego no aparecen por ninguna parte y que someten a sus familiares al suplicio de la búsqueda incansable y muchas veces inútil, y que luego son amenazados por buscar a sus familiares desaparecidos. Todos estos hechos, son signos de la descomposición social pero también de la ineficacia de las autoridades y de la débil capacidad de protesta de la sociedad. En días pasados se protestó en forma de “vigilia” y ha habido otras manifestaciones a lo largo de los meses.

Urge pasar a niveles más altos de indignación social. Las autoridades de seguridad de todas las instancias, ha mostrado ampliamente su incapacidad en combate a la delincuencia. Hace tiempo que la autoridad máxima en el país debiera haber venido a pedir cuentas a sus funcionarios ineficientes, pero pareciera que todos están satisfechos. Desgraciadamente, tampoco existe lo que debería ser un fuerte reclamo del pueblo.

Envío: El dos de junio, los bajacalifornianos dieron con su voto, una carta en blanco a sus autoridades.

(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)

Correo electrónico: marioortizvillacorta@gmail.com