Contraer matrimonio es uno de los momentos cruciales en la vida de muchas parejas, y generalmente cuando se celebra la boda, se piensa en un lugar único; en familia, con los amigos, que sea un evento digno de recordarse y El Valle de Guadalupe en Ensenada, Baja California, puede ser una buena apuesta para quienes buscan algo distinto.
Para Mario Rodríguez, organizador de bodas (wedding planner) certificado, lo primero es tener claro cada elemento que deseamos para el evento y desde luego, el día que se realizará.
“Lo principal es definir la fecha, porque en el Valle de Guadalupe, si quieres un evento de día y con un buen clima, son pocos los meses. Lo mejor es mayo y hasta la tercera semana de octubre, porque después el clima no se presta”.
Si la idea es disfrutar del clima y paisajes verdes, es la mejor época. Pero también los novios deben saber lo que buscan del Valle, es decir, si es vivir la experiencia de los viñedos, el vino y la gastronomía, entonces es mejor el verano.
“Una vez que tenemos fecha, viene la organización. Hay lugares, que ya te ofrecen todo, otros solo te rentan el lugar y tú llevas las cosas y ahí es donde tenemos que empezar a revisar contratos”.
En el Valle existen unos 50 espacios donde es posible realizar eventos abiertos y cerrados. Pero hecha la elección del sitio se analiza el presupuesto total del evento con los novios.
“Hay que definir número invitados, si van a querer hospedajes a la redonda del lugar, si es así hay que empezar a buscarlos junto con los transportes porque muchas veces si estoy en Tijuana, hay que llevar a todos los invitados desde ahí. Debemos elegir las carpas, el plaqué, la mantelería, la losa, etcétera”.
De acuerdo con Mario, el menú, el pastel y el vino son claves, y si la boda se realiza en una casa vinícola, se suele usar el vino que ellos ofrecen. Pero hay jardines para eventos en el Valle, en ese caso se recomiendan vinos de acuerdo con los gustos de los novios.
Según explicó, siempre se debe saber el tipo de banquete que les gustaría, el clásico de tres tiempos o menús que son diseñados de acuerdo al paladar de los novios y que implican contratar a chefs especializados.
“Ahora bien, puede llegar a asustar un poco el asunto del presupuesto, ahí a veces hay confusión y la gente se pregunta si casarse en el Valle es caro, pero ¿qué es caro en relación con lo que tienes en mente? Puede parecer costoso porque no hay lugar que tenga toda la infraestructura y el mobiliario”.
Sin embargo, otro de los puntos a considerar es el número de invitados, y según explica nuestro experto, hay bodas de 50 personas que podrían costar lo de 200, todo depende de la experiencia que busquen los contrayentes.
A partir de aquí vienen cosas como mobiliario, decoración, música, la barra de licores y vinos.
“Cada boda es distinta y el costo es variable. Sí te puedo decir que hay costos fijos por ejemplo, la renta de un jardín en el Valle para 100 o 200 personas va de los tres mil a los cinco mil dólares y a veces no te incluyen nada, es solo el espacio. Muchas parejas dicen quiero gastarme esto, entonces empiezas a buscar, a hacer el scouting, les presentas una propuesta y empezamos la organización.
De acuerdo con Mario los tres conceptos que mejores recuerdos dejan en la memoria de los asistentes son; la comida, la bebida y la música. Si hay una boda espectacular en decoración, producción, pero no en esos tres conceptos, se puede arruinar todo.
“Me pasó con unas novias que querían darle la experiencia Baja Med a los invitados y de traer una ensalada Caesar, un corte con risotto y un postre de la región, cambiamos a frío, una tostada, unos ostiones, después nos fuimos a un taco de pulpo, un filete con vegetales y un pastel de crepas que era totalmente diferente a lo que traían visualizado.
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Recordó el caso de otra pareja donde la novia era Puebla y el novio de Sonora, carnes y moles lo que resolvieron en ese caso fue una combinación de costilla mole y pechuga, con vegetales de la región.
Finalmente detalló que al Valle de Guadalupe llegan muchas personas de California y nacionales con la idea de casarse, pero que los locales buscan más la experiencia gastronómica y el vino; pero el extranjero quiere más la locación, lo bonito del lugar.