Tijuana.- La vida se va en un parpadeo. La historia está basada en la novela de Alasdair Gray y sigue a una joven que, tras suicidarse, es devuelta a la vida por un noble científico que trata de enseñarle con su peculiar estilo, el vínculo con la vida.
La peculiar mente de Yorgos Lanthimos logra plasmar en la gran pantalla un ambiente victoriano imaginario, con un sinfín de elementos deformados con el humor y toque oscuro que lo ha caracterizado en el pasado.
Lanthimos abusa en algunos mensajes, sobre todo los relacionados con la sexualidad femenina, pero es un director que tiene una visión clara y se aferra a sus ideales hasta el final.
El director griego narra la fatal y alegre historia de Bella Baxter, quien sufre un brusco abandono que la traumatiza al grado de orillarla a quitarse la vida. Su mondo se colapsa y se desmorona, aún cuando era consciente que en su vientre tenía un bebé.
En ese instante aparece el elocuente y brillante científico Godwin Baxter, para traerla de regreso a la vida.
Bella explora y vive, como un bebé recién nacido, con un insaciable deseo por descubrir y experimentar las bondades y las decepciones de la vida.
La producción y escenografía brilla con un toque al estilo de Tim Burton. En el viaje por el mundo, para vivir la vida, se maximiza la belleza de los escenarios. Visualmente, es la obra más deslumbrante del griego.
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La constelación de estrellas en el elenco le da mayor aceptación en el espectador. Emma Stone, Willem Defoe y Mark Ruffalo encabezan proyecto en escena.
Stone asume el reto de interpretar a una niña en desarrollo atrapada en el cuerpo de una mujer, que va experimentando hasta descubrir sus propios deseos. Se libera de los prejuicios de la sociedad abrazando su consciencia y escribiendo su propio destino.
Emma Stone luce y opaca brillantemente a sus colegas en escena. Su interpretación en uno de esos personales que te hacen vivir una ruleta de emociones es conmovedora y admirable.