Cuenta la leyenda que el domingo 13 de febrero del año de 1938 en la ciudad de Tijuana, una pequeña de 8 años de edad llamada Olga Camacho, salió a comprar carne para la cena como encargo de su mamá, Feliza Camacho.
Momentos más tarde, Feliza se percata que Olga no ha regresado y se dirige al tendero de los abarrotes para preguntar por su hija. Una vez ahí, el señor de la tienda le confirmó haberle vendido la carne a su hija y ver como se iba tranquilamente.
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Rápidamente se corrió la voz entre los vecinos, y la desaparición de Olga estaba en la mira de todos los ciudadanos.
Se dice, que una vecina de la familia Camacho fue quien encontró el cuerpo de la menor. Según esta versión, la vecina que encontró el cuerpo de Olga tuvo una visión en la que la Virgen María le revelaba el rostro de la niña y en dónde se encontraba. Después, alertó a la policía para acudir al sitio en donde encontraron el cuerpo inerte de Olga.
Otra versión señala que el cuerpo de Olga fue encontrado por unos niños que jugaban en la calle, y en un momento se acercaron al garaje sin saber lo que les esperaba.
Una vez que el caso pasó a manos de la policía, se señaló como culpable a Juan Castillo Morales, un soldado raso proveniente de Oaxaca, quien fue sentenciado a la “ley fuga".
Algunas versiones de la leyenda cuentan que de cinco presuntos culpables, Juan Castillo Morales era quien reunía todos los elementos para relacionarlo con el caso. Cuentan que la amante de Juan testificó en su contra, declarando que él le había pedido lavara ropa cubierta de sangre, además, se dice que se encontraron restos del pelo de Olga entre las uñas de Juan. Otras versiones cuentan que Juan fue sentenciado sin pruebas ni juicio.
Finalmente, Juan Castillo Morales fue sentenciado y fusilado por dos pelotones en el Panteón No. 1 de Tijuana, mismo en donde yacen sus restos.
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Así fue como nació un mito y la leyenda que aún hoy es conocida entre los tijuanenses, trascendiendo popularmente como "Juan Soldado" y como el Santo de los Migrantes, ya que su tumba suele ser visitada por migrantes que le llevan ofrendas y le piden favores.
Esta historia a llegado también ha gran parte del sur de Estados Unidos, y aunque aún hay personas que creen en su inocencia, hay otra que consideran a Juan Soldado culpable del asesinato de una menor de edad.
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