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Esta historia tuvo origen hace muchos años en la ciudad fronteriza de Mexicali.
En una de las vecindades del centro vivía una señora que maltrataba a sus hijos. Después de golpearlos, encerraba desnudos a los niños en un cuarto oscuro durante toda la noche.
Ya anciana y olvidada, se arrepintió por todo lo que hizo a sus indefensos hijos. Por lo que decidió confesar sus culpas a un cura de la catedral. Después de escuchar todas las barbaridades que la mujer había cometido, el sacerdote la condenó a pedir limosna para pagar su viaje a Roma; el único lugar en el que podría obtener el perdón de sus pecados, sin embargo solo podía monedas de 5 centavos.
La anciana pasaba los días y las noches, vagando por los alrededores de la iglesia, pidiendo monedas para cumplir su penitencia. Sin embargo, murió sin poder reunir el dinero para pagar su viaje a roma, por lo que hasta el día de hoy camina por las calles del centro de Mexicali a la media noche.
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