Tijuana.- Ser madre ha sido el éxito más importante en la vida de la boxeadora tijuanense, Tania “La Chula” Enríquez (16-0; 8 KO’S). Lejos de verlo como un obstáculo por el tiempo que le tiene que dedicar a su pequeña de poco más de dos años, lo toma como una fuente inagotable de motivación y energía.
“Ella me acompañaba a entrenar. Me esperaba cuando me iba a correr y siempre ha estado conmigo. Levantarme y verla es mi motivación diaria”, aseguró la campeona internacional del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en peso Minimosca.
En 2017 recibió la noticia por sorpresa. Tuvo que dejar el boxeo al principio por una infección en los riñones, estuvo bajo medicamentos para tratar sus molestias, al tratar de recuperar el ritmo de entrenamiento, empezaron a florecer los síntomas clásicos del embarazo. La prueba solo fue un trámite para confirmar la sospecha de sus seres queridos. La cigüeña tocaba la puerta de la familia Enríquez.
Se acercó a su mentor en el ring y de la vida, su padre Gustavo Enríquez, así como a su equipo de trabajo y promotores para compartirles la noticia. El apoyo ha sido total desde el primer día, hasta el presente. “Me dijeron que cuando regresara, si quería regresar, que tenía las puertas abiertas con ellos”.
Tras el parto, se tomó ocho meses para estar junto a su hija, Carolina. Retomar las sensaciones y el ritmo de boxeo fue un reto por sí solo, pero ahora no solo peleaba por cumplir sus sueños, también los de su niña.
“Me tomé un tiempo después de que nació. Luego quise regresar a entrenar para demostrarle a mi hija, y también a mí, qué podemos hacer algo. Que si nos proponemos algo, lo podemos lograr”, indicó “La Chula”.
El boxeo corre por las venas de la familia Enríquez. Tania contempla en cada entrenamiento como Carolina está cerca y pendiente de lo que hace mamá.
“A ella también le gusta el box. Quiere entrenar también”, afirmó la tijuanense. “Aunque no quisiera, pero va para allá. Se pone a entrenar aquí en casa conmigo, hace lo mismo que yo. A veces se pone a boxear con mi hermano, que está más chiquito. Yo creo que sí va a seguir mis pasos. Si le gusta, yo voy a estar ahí para apoyarla”, dijo la boxeadora.
Un lema frecuente entre pugilistas es: “sabes en qué condiciones subes al ring, pero no como lo vas a bajar”.
El boxeo es un deporte de peligro. Durante años han existido debates en las convenciones de box a nivel mundial sobre las adecuaciones que se implementan para aminorar las posibilidades de un daño irreversible sobre el cuadrilátero.
Tania Enríquez reconoce que “sí subes con ese miedo, pero lo entregas todo y lo dejas a manos de Dios”. Confía en los consejos de su padre, Gustavo Enríquez, y en su preparación física.
“Eres más consciente de las cosas que haces (cuando eres madre). Pero si tú sabes que te preparaste bien. Si tú sabes que vas bien a una pelea, eso no te debe pasar por la cabeza. Aunque hay accidentes hoy en día, todos nos preparamos bien, con consciencia”, comentó.
El apellido Enríquez ha sobresalido a nivel nacional e internacional en los últimos años por la actuación de Kenia (23-1; 9 KO’S), hermana de Tania. La campeona mundial interina del CMB en peso Minimosca ha escrito su historia de éxito con su propio puño. “La Chula” busca llegar a lo más alto con sus propios méritos.
“Cada quien busca su camino. Nosotros lo queremos buscar diferente. No dejamos de ser familia ni nada de eso, pero cada quien tiene que demostrar de lo que está hecha”, mencionó la monarca internacional del CMB.
En esta época de aislamiento por el virus Covid-19, Tania Enríquez sigue alistándose para un nuevo reto. Colgó en el patio de su casa un costal para seguir con la guardia arriba en su trayecto rumbo a conquistar un campeonato del mundo.
“Cada persona tiene un sueño, y el mío es ser campeona del mundo. Quiero enfrentarme a las mejores para demostrar porque soy campeona”, reiteró. “Entreno en mi casa. Mi papá me prestó un costal y hago mi rutina aquí, en mi casa”, agregó.
En su época como boxeadora amateur disputó 78 peleas, de las cuales diez fueron contra varones porque “no había mujeres de mi peso”.
Desde su debut profesional en 2013 ha visto una evolución ascendente en su boxeo, pero ella y su padre son conscientes que no es un desempeño perfecto. En el gimnasio buscan ajustar detalles a base de trabajo y lágrimas de sufrimiento y satisfacción.
”Cada pelea tenemos errores y cada vez mi papá me exige más, en cada pelea, en cada entrenamiento. A veces me hace llorar, pero es lo que debemos hacer, sacar nuestro coraje ahí. Siempre me dice, ‘aquí en el entrenamiento es lo difícil, arriba del ring se te va hacer fácil. Solamente tienes que hacer el trabajo’”, concluyó Tania “La Chula” Enríquez.