Marcos Romero
Tijuana.- La ceguera degenerativa progresiva es un mal que no tiene cura y que, con el paso del tiempo, hace del mundo de colores un sitio de sombras. Álvaro Gómez Mejía, con la ayuda de su inseparable guía y amigo, José Pérez Rangel, que de la mano trata de seguirle el ritmo a Álvaro, cruzaron el listón de meta tras diez mil metros de recorrido en 50 minutos.
“Soy muy competitivo conmigo mismo; me motiva bajar mis tiempos personales. Siempre quiero hacerlo más rápido: correr más lejos y ser un poquito mejor que ayer”, comentó Gómez, quien hace solo cuatro años aún era capaz de mirar medianamente; hoy se ve en la necesidad de utilizar un bastón para guiarse.
Toda historia tiene un comienzo, y la de Álvaro en las carreras inició con la invitación de un amigo. Ahora correr forma parte de su vida, porque es una forma de generar un pequeño ingreso extra para su hogar.
“Un día me dijeron que fuera a correr para salir de mi casa un rato y yo dije ‘vamos’ y empecé con un medio maratón; acabé muerto, pero me gustó, porque es un reto mental y físico para mí porque no puedo ver y tengo más riesgo a caerme o que algo malo pase; y eso, en lugar de frenarme, me motivó’, relató un sonriente Álvaro Mejía.
“Quiero estar en el Medio Maratón de Tijuana; con este va a ser mi ‘catorce’, evento y me siento muy motivado, porque va a haber mucha competencia. El año pasado me ganaron, y ahora quiero regresar mínimo al podio de los primeros tres”, concluyó el cuarto lugar del Medio Maratón Internacional de Tijuana 2017.