Tijuana.- El receptor de los Toros de Tijuana, Xorge Carrillo, trabaja en aislamiento desde Phoenix, Arizona. Se mantiene a la espera de una fecha de inicio para la temporada de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).
La temporada pasada, los Bureles buscaron reforzarse para pelear por la Serie del Rey en la LMB. En la zona de receptores, los Astados contaban con tres de los mejores talentos que había: Gabriel Gutiérrez, Juan Apodaca y el propio Xorge Carrillo. Desde el primer día, tanto el manejador de la casa, Óscar Robles, así como el director deportivo, Óscar Romero, les dejaron claro a la tripleta que solo dos permanecerían en el equipo.
“Yo me pude preparar tanto física como mentalmente y llegué con la mentalidad de que no me iba a ganar nadie. Llegaba primero, me iba último, trabajaba hora extra y lo logree. Lo trabajé, lo pelee mucho”, dijo Carrillo, quien junto a Gutiérrez permanecieron en la frontera norte de México.
Durante la temporada pasada, Xorge y Gabriel se compartieron una misma posición. Robles puso a jugar intercaladamente a ambos cátchers para que no perdieran ritmo de competencia.
“Tienes que ajustarte a demasiadas cosas. Tenías que poner mucha atención cuando tú no jugabas. Sí fue difícil mantenerte al ritmo tanto bateando como cachando, pero no había de otra, nos habían dicho desde el principio que iba a ser uno y uno”, manifestó para el podcast que transmiten los Toros de Tijuana, “Circulo de Espera”.
Carrillo y Gutiérrez fueron premiados en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) con el “Guante de Oro” por sus impecables actuaciones detrás de la caja de bateo. Ambos receptores tuvieron una temporada perfecta con porcentaje de 1.000 en fildeo.
El “Factor X” encontró desde muy pequeño su vocación. La receptoría le llamaba la atención desde los cuatro años de edad con sus primeros juegos en la Liga Guaycura de la Zona Norte de Tijuana. Con el paso del tiempo llegó a ser un elemento a nivel Doble y Triple A de los Mets de Nueva York. Estuvo con el equipo en la Serie Mundial del 2015 ante los Reales de Kansas City, que terminó perdiendo en cinco juegos la novena de la gran manzana.
Trabajó durante seis temporadas en ligas menores de Estados Unidos para tratar de materializar su sueño de ser jugador de Grandes Ligas. Reconoce a sus 31 años de edad que no se le dio de joven, sin embargo no baja los brazos y continua trabajando con la idea en mente de jugar la mejor pelota del mundo.
“Eso siempre está en mente. Fue una de las razones principales por la que escogí jugar con Toros de Tijuana. Sé que es una oportunidad que se puede dar si se da el interés, pero ahorita la verdad es que en Estados Unidos ha cambiado mucho la manera en la que ven a los jugadores. Ahora ven a puro joven, antes era la experiencia”, concluyó.