Marcos Romero
“Lo que yo busco transmitir aquí es que la grandeza se llama humildad y eso nunca se pierde, porque a mí no se me hace nada extraordinario tener una pelea por un campeonato del mundo. Se me hace más extraordinario hacer lo que he estado haciendo estos años, meter a mis hijos a la escuela y recibirlos. Le doy más valor a un título académico, universitario, que a un campeonato del mundo”, dijo el entrenador de boxeo desde hace casi 50 años. Don Rómulo Quirarte González.
Por sus manos han pasado gran parte de la historia del box en México. Ha forjado de cero a campeones mundiales como José “Dinamita” Estrada, Raúl “Jibaro” Pérez, Manuel “Mantecas” Medina, José Luis Castillo, Humberto “Zorrita” Soto y al histórico Julio César Chávez.
VIDA EN EL BOXEO
La vida lo orilló a tomar el camino del boxeo de una manera que no esperaba. En su época amateur, una lesión en su mano provocó que tuviera que cortarle las alas a su sueño de ser boxeador profesional. Sin embargo crecieron otras.
Sus primeros pasos como entrenador de boxeo fueron obra de la casualidad. El mayor de sus hijos quiso meterse a un gimnasio de box tras intentarlo en karate. Con el tiempo los antiguos administradores del espacio le piden a Don Rómulo hacerse cargo un tiempo en lo que ellos cumplían con otros deberes, a lo que se negó en un principio argumentando que desconocía como enseñar. Le respondieron “sí sabes”.
“Nunca me había involucrado. Se fue una semana y cuando regresó vio que los muchachos estaban más avanzados”, recordó con una sonrisa el tapatío.
INFANCIA COMPLICADA
Desde temprana edad llegó a vivir a Mexicali tras el abandono de su madre. No es un tema que le sea fácil relatar, pero sí aceptó que en parte, por esos duros golpes que a veces da la vida, ha logrado seguir adelante.
“Fue una infancia dura, pero me ayudó bastante meterme a un gimnasio de box para sobrellevar todas las cosas que tenía que sacar adelante en aquella época. Mi hermano decía que era de carácter fuerte pero inteligencia grande y eso me hacía ser una persona especial”, apuntó.
FÁBRICA DE CAMPEONES
Más que un nombre, es una filosofía de trabajo para la familia Quirarte. Don Rómulo recibe la ayuda a diario de sus hijos Rómulo Jr. y Roberto con los trabajos diarios del gimnasio.
Una mala experiencia laboral con una promotora de nivel internacional provocó que el entrenador de boxeo dejará de ver acción, por lo que uno de sus hijos decidió ayudarlo con una promotora propia donde lejos de ver solo el negocio como modelo de trabajo, se centran en forjar a los futuros campeones del mundo.
“Durante casi cinco o seis meses no pude pelear a ninguno de los muchachos y me empecé a deprimir mucho. Estaba muy molesto con ellos y entonces un día llega “El Dentista” (Francisco Javier Quirarte) y me dijo ‘no me gusta verlo así. Le voy a hacer una promotora porque para mí es el mejor entrenador del mundo y yo no voy a permitir que esta gente le haga pedazos su carrera y su vida’. Nos pusimos de acuerdo con Bobby y nació Fabrica de Campeones”, narró.
“Me he concentrado mucho en hacer las preparaciones y en sacar adelante a todo tipo de gente, con mucha motivación y con muchas ganas. El esfuerzo de ellos (sus hijos) fue grande, entendí el mensaje y me motive a otra vez trabajar”, agregó.
EL GRAN CAMPEÓN MEXICANO
Julio César Chávez González se refugió en la capacidad de Don Rómulo para conquistar en 1984 su primer campeonato mundial, el cinturón Súper Pluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
“Soy una persona privilegiada. Dios me permitió que llegara a mis manos, su hermano Rafael me lo mandó. No querían sus hermanos que peleara en Culiacán. Un día lo agarraron en un gimnasio y le preguntaron si quería ser boxeador. Cuando aceptó, dijo ‘avísenle a mi mamá que me van a mandar a Tijuana porque allá está Don Rómulo’, de esa manera llegó aquí”, rememoró Quirarte González.
SEGUNDA FAMILIA
Recientemente Christian Castillo, hijo del ex campeón mundial José Luis Castillo y hermano de José Luis Castillo Jr. tuvo un derrame cerebral en una sesión de sparring. Se quejó de un fuerte dolor en la cabeza y tras quitarle la mascarilla cayó desplomado. De inmediato fue trasladado al Hospital General de Tijuana donde ha presentado una evolución favorable tras la cirugía en el cerebro a la que fue sometido.
“Es un deporte de contacto y hay mucho peligro, pero si pudiera cambiar mi salud por la de él (Christian Castillo), lo haría sin dudarlo”, afirmó el paternal entrenador sobre uno de sus pupilos.
A los 73 años de edad, el retiro se asoma. Las ganas y la actitud permanecen intactas, pero los malestares físicos se hacen presentes a diario, aunque como el mismo lo señala “No me rajo. He tratado de actualizarme. Soy de la época dorada del boxeo hace muchos años atrás y no espero nada. Solo seguir siendo la misma persona, que Dios me permita seguir teniendo salud para seguir ayudando a estos chamacos porque nunca les he cobrado un peso para venir al gimnasio y mientras yo viva, no lo voy a hacer”.
SU LEGADO
“Espero que a mis hijos les vaya bien en un futuro con Fabrica de Campeones, porque es lo que más quiero. Es el legado que les quiero dejar. El respeto y amor al boxeo como yo se lo he tenido durante tantos años”, finalizó el líder de la familia, Don Rómulo Quirarte González.
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