Las fechas más importantes en esta vida cuentan frecuentemente historias de éxito y festejo, pero no todos los casos son iguales.
El pelotero tijuanense, Óscar Robles, debutó en las Grandes Ligas el 10 de mayo de 2005 a los 29 años de edad, después de una aventura infructuosa por las sucursales de los Astros de Houston, organización que no le pudo dar las oportunidades que él buscaba.
El beisbolista vivió uno de los momentos más importantes no solo de su carrera, sino de su vida personal en el reconocido día de las madres. Un momento de sentimientos encontrados por la enorme alegría de debutar en el mejor beisbol del mundo, pero también una inmensa tristeza porque su madre no logró ver en vida ese momento icónico.
En 1997, Óscar Robles perdió a su madre, y generó un espacio en su vida que jamás se pudo llenar. Sin embargo, en ese primer turno al bate frente a los Cardenales de San Luis, dejó atrás el sentimiento amargo y decidió enfocarse en todo el camino que tuvo que atravesar para vivir ese momento de plenitud.
“Se me vinieron a la mente recuerdos de todo: el esfuerzo de tus padres. Es un momento muy esperado, después de tanto sufrimiento y trabajo, se cumplió todo lo que soñaba como pelotero”, dijo el tijuanense.
Robles le prometió a su madre que algún día llegaría a las Grandes Ligas. Le cumplió a la persona más especial de su vida.
Cubrió la tercera base de los Dodgers de los Ángeles dos temporada (2005 y 2006), posteriormente también se enfundó en el uniforme de los Padres de San Diego (2007) para estar más cerca de su familia.
Robles demostró en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) sus capacidades con los Diablos Rojos del México, de inmediato atrajo la mirada de scouts de Grandes Ligas y de un momento a otro fue trasladado a los Dodgers, equipo al que apoyó desde niño, producto de la “Fernandomania”.
Su primer imparable en la Gran Carpa no tardó mucho en llegar. Conectó su primer hit ante Chris Carpenter un par de días después de su debut.
A los 18 años de edad fue seleccionado por los Astros de Houston para participar en equipos filiales en Ligas Menores, pero su aventura no fue la deseada. Tras varios intentos, regresó a la pelota de verano mexicana para demostrar su calidad.
Ese 10 de mayo fue un cóctel de emociones que por poco lo superan, pero en su memoria siempre vive el orgullo y cariño de su madre.
“Me imagino que ella se debe sentir orgullosa de su hijo que lo vio crecer. Lo vio ser un buen hijo, y ahora lo ve siendo un buen padre. Sé sin duda que ella ahora está viviendo un momento mejor”, señaló.
Actualmente Óscar Robles sigue vinculado al beisbol en otras facetas. Fue recientemente reconocido como el manejador de la temporada 2020-2021 en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), por su impecable labor al frente de los Algodoneros de Guasave. “Estoy agradecido con el beisbol. Nos sigue dando de comer por más de 20 años. Seguiremos disfrutando del beisbol“.
El joven piloto condujo a la escuadra a un récord de 31 juegos ganados y 26 descalabros. Finalizaron la temporada regular en el tercer puesto del standing general y de puntos, solo por debajo de Hermosillo y Yaquis de Obregón.
Óscar y su hermano, Trinidad Robles, fueron internados en un hospital por complicaciones originadas por el virus del Covid-19. El tijuanense sigue recuperándose de algunas secuelas que le dejó, pero sin duda ganó el juego más importante de su vida.
Hace algunas semanas los Toros de Tijuana inmortalizaron su figura con una estatua en las instalaciones del Salón de la Fama del Deporte en Tijuana. Es el primer deportista local al que se le honra de dicha manera.
“Después de estar hospitalizado siete, ocho días y no ver si ibas a salir de ahí, veo esto y lo disfruto”, finalizó el tijuanense.