Marcos Romero
Tijuana.- No se necesitan dos piernas para correr, solo voluntad.
Francisco Javier Fajardo Cortez es fiel ejemplo de ello, recorriendo los 10 kilómetros de la carrera atlética de “Yo También Corro en Tijuana” en menos de una hora de travesía, y “amenaza” con ir por el Medio Maratón Internacional de Tijuana, el noveno en su historial atlético.
“Lamentablemente, a la hora de competir, a veces se nos segrega; pero, gracias a Dios, he ido mejorando mis tiempos; es en base el trabajo del día a día que claro que no es fácil, porque a veces no se nos toma en cuenta como uno quisiera”, comentó.
El apoyo moral es importante; pero, a la vez, insuficiente para poder correr; se necesita una fuerte inversión económica para poder comprar tenis, pagar viajes y llevar el sustento diario con lo que mantiene a su familia.
“Tengo que comprar mi equipo deportivo que es especial; tengo que comprar muletas y tapones, que son extras a los tenis, camisas y la alimentación que lleva un corredor convencional. Tristemente, todo, o la gran mayoría de ese gasto, sale de nuestro bolsillo”, comentó el deportista .
Cuatro años han transcurrido desde aquel accidente que le cambió la vida y lo orilló a ver su realidad, teniendo dos opciones: lamentarse y estancarse o buscar salir adelante con sus propios medios por la falta de ayuda y el menosprecio con que lo veían. Eligio el camino difícil, el de pelear.