Tijuana.- Dos de las más grandes leyendas del boxeo mexicano se reunieron por una buena causa. Julio César Chávez y Jorge “Travieso” Arce se enfrentaron por tercera ocasión para recolectar fondos para la fundación Julio César Chávez y ayudar en los tratamientos a personas con problemas de drogadicción.
La amistad quedó de lado en el cuadrilátero. De inmediato los contados espectadores comenzaron a alentar a sus esquinas y las leyendas cumplieron con su deber de entregarse incondicionalmente.
Chávez recordó sus años de glorias con los golpes que lo inmortalizaron en la historia del boxeo. El gancho al hígado fue su carta de presentación con un boxeo de corta distancia y mucha emotividad.
El “Travieso” Arce cedía espacio en la lona pero respondía a su manera. En al menos un par de ocasiones fue acorralado contra las cuerdas, pero contragolpeó con impactos a la careta para contrarrestar el incesante agobio del “César del Boxeo".
En la recta final del tercer round, tras una serie de provocaciones del mochiteco, Julio lo despidió con una patada que movió a ambas esquinas, pero no pasó a mayores. Ambos guardaban sus fuerzas para el último tramo.
Al final llovieron golpes por todos lados. La marca registrada de la casa. El sello que caracterizó las carreras de ambos multicampeones del mundo. Desplegaron lo mejor que tenían y no defraudaron.
En la despedida se enfundaron en un afectuoso abrazo. El “Travieso” reconoció la figura de Chávez y se ofreció a abrocharle el cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) con Mauricio Sulaiman como testigo.
Al bajar del ring, Chávez afirmó que habrá un cuarto enfrentamiento contra Jorge Arce.