Tijuana.- En las últimas semanas, el interés por la inteligencia artificial ha cobrado un interés; de sus aplicaciones que están revolucionando al mundo de la tecnología, la educación o incluso el arte. Sin embargo, todas las cosas pueden tener un lado negativo al momento de usarse.

Esto lo mencionamos con el reciente escándalo, que surgió este 30 de enero; el streamer Brandon Ewing, más conocido como Atrioc, ha sido objeto de miles de críticas luego de que en un en vivo mostrara sin querer la pantalla de su ordenador, el cual se pudo observar las pestañas que había abierto y entre ellos tenía una página de fotos para adultos.

El clip, que rápidamente dio la vuelta a las redes sociales, mostraba como entre uno de sus 'intereses' estaba una web de para adultos deepfake que se dedica a colocar la cara de personas famosas en los cuerpos de otras y muchas veces recreando así vídeos sexuales.

Lo más sorprendente de todo, es que este sitio web en cuestión vende vídeos e imágenes para adultos de creadoras de contenido del calibre de Pokimane o Maya Higa, quienes con amigas o compañeras de Atrioc.

Tras varias horas desde que este clip se hizo viral, el streamer decidió abrir un directo junto a su pareja para abordar la situación y explicar todo lo que había ocurrido.

“Estaba en una página web normal, había un anuncio en cada vídeo… le di click en él y acabé ahí”, comentó el creador de contenido. Tras esto confirmó que tuvo una gran curiosidad por ver que había y accedió al sitio. “Es algo muy vergonzoso, lo siento”, destacó.

"Es asqueroso, lo sé. Solo quiero decir que no es algo que haga habitualmente". Aun así, nada le excusa de ese comportamiento y ha seguido recibiendo cientos de críticas. Por eso, ha publicado otro comunicado en Twitter donde asegura que deja la agencia OFFBRAND y se retira de la creación de contenido, al menos por un tiempo.

¿Qué es el Deepfake?

El término deepfake proviene de la tecnología subyacente llamada deep learning o aprendizaje profundo, que es una forma de Inteligencia Artificial. Sus algoritmos se utilizan para intercambiar caras en video y contenido digital para crear videos falsos de apariencia realista.

El empleo de esta técnica en contenidos pornográficos no es una práctica nueva. Un estudio publicado en 2019 por Deeptrace Labs, compañía especializada en inteligencia artificial, señaló que alrededor del 96% de los vídeos analizados por la empresa que emplearon esta tecnología estaban basados en imágenes de mujeres, en su mayoría famosas, y se habían utilizado para contenidos sexuales sin su consentimiento, según recoge Vox Media. La revista MIT Technology Review también ha alertado de la proliferación de aplicaciones destinadas a estos fines.

A pesar de que esta práctica no es reciente, este podría ser el primer incidente que pone de relevancia la posibilidad de que la imagen que vemos de una persona, sea ya ahora el simulacro generado por un programa.