Itzel Segura
Tijuana.- Si tienen planeado darle una oportunidad a “La Casa de las Flores” en Netflix, deberían de pensarlo dos veces, ya que si eres de ese público que huyó de la programación de las cadenas abiertas que hay México, posiblemente esta serie no te vaya a gustar.
La serie narra la historia de una familia de la alta sociedad de México en apariencia perfecta, que al final del todo no lo es y esa, como todas las familias, siempre esconde grandes secretos.
Confesaré esto y a lo mejor fue el mayor caso para mí, ya que empecé a ver “La Casa de las Flores” con mucho escepticismo, tanto que no sentía esa unión que te dan otras series de la plataforma a la hora de verla, pero aun así terminé la serie en mi maratón de un fin de semana, pues cuenta con solo 13 episodios de tan solo de 30 minutos cada uno, pero debemos ser sinceros, esta no conecta con el espectador, y su mayor impacto fue la actuación de Cecilia Suárez, ya que la mitad de la población mexicana que la vio quería hablar como ella, y no lo tomen a mal, no es malinchismo, simplemente la serie novela es más de lo que ya vimos en programaciones de la televisión abierta, solamente exponiendo temas tabúes o siendo más explícita en ciertos momentos.
Mientras que las producciones de la división alemana de Netflix realizan “Dark”; en Inglaterra, “The Crow” y en Estados Unidos crean “The House of Cards”, sigo sin creer cómo esta plataforma apuesta por todo lo contrario, presentándonos una serie novela, muy al estilo de “Mujeres Desesperadas” desde la narrativa, hasta en su historia. Y esto no es culpa del director Manolo Caro, pues podemos recordar buenos proyectos como las películas “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas”, “Elvira” o “La vida inmoral de la pareja ideal”, donde demostró su potencial como director, sin embargo, en esta producción falló tanto así, que su protagonista Verónica Castro duda en regresar para una segunda temporada de la serie.
Y es que si nos enfocamos en lo malo de la serie, ella sufre muchos altibajos, pues los episodios son muy irregulares, los tres primeros son muy buenos y adictivos, hasta nos provocan que le demos click al siguiente capítulo, pero rumbo a la mitad, el ritmo empieza a tambalearse, el tono pierde definición, sobresaturados de escenas sin sentido y presentando personajes que al final del día no tienen importancia en la historia y solo la hacen lenta y la perjudican.
Y si hablamos de historia, las guionistas Monika Revilla, Mara Vargas, Gabriel Nuncio y Manolo Caro no realizan un buen trabajo estancando a los personajes y no dándoles una esencia o la importancia que deben, pues en momentos se ven abrumados por la historia algunos y estos dejan de ser importantes para los espectadores, ya que desde el momento donde empiezan los problemas es ilógico, ya que no hay explicación dentro de ella para momentos básicos como cuando la amante gasta más de 23 millones de pesos y el patriarca de la casa nunca se da cuenta de la falta de este dinero, siendo que este apoyaba a las finanzas de la amante, y así como este problema hay otros más de cabos sueltos sin resolver.
De lo bueno, hay una gran diversidad de temas sin prejuicios, siendo arriesgada en estos temas donde en México o Latinoamérica estos se consideran temas tabúes, el gran tema de la serie es la tolerancia en todos sus aspectos, ya sea a las diversas formas del amor, del sexo y la sexualidad, y en este se saca un diez el director Manolo Caro, quien piensa en todos los detalles presentándonos a personajes que representan todos los lados sexuales del ser humano.
Si buscabas una serie muy al estilo de “ The Breaking Bad”, “The House of Cards” o “Dark”, no tienes absolutamente nada qué hacer aquí. En cambio, si eres fan de series como “Desperate Housewives” o “Modern Family”, esta serie te encantará.