Andreína Longoria
Tijuana.- El día 1 de julio, se llevó a cabo una emotiva ceremonia en la Sociedad de Historia, en honor al precursor intelectual de la revolucion mexicana, Don Enrique Bordes Mangel, y cuyos restos se encuentran en en el Panteón Número 1. La reconocida actriz Diana Bracho, en un acto de amor, colocó las cenizas de su madre de Doña Enriqueta Diana junto a las de su abuelo.
“Fue un hombre extraordinario, y yo debo de confesar que tampoco lo conocía muy bien, y gracias a Gabriel, un gran historiador de Tijuana, me ha acercado a mi abuelo, estoy muy agradecida, porque yo no viví cerca de la familia de mi madre, y yo sabía que mi abuelo había sido un hombre muy importante, un ideólogo de la revolucion, pero no tenía conocimiento del alcance de este hombre, que además de una integridad intachable, en un momento histórico en la que la traición y la violencia estaba la orden del día,…mi abuelo fue incorruptible y de una rectitud, que ojalá que todos esos políticos fueran así”, explicó la actriz Diana Bracho para El Sol de Tijuana.
Enrique Bordes Mangel fue un ideólogo y fiel a sus ideas hasta la muerte, continuó expresando Bracho, “desgraciadamente falleció en Tijuana en la miseria más absoluta, muy enfermo, pobre y abandonado por todos sus correligionarios, y con su familia también abandonada, mi abuela y sus 4 hijos…es una historia trágica y al mismo tiempo, a mí me llena de amor y de orgullo, y me digo, ‘caray yo pertenezco a esta familia’”.
La histriónica enfatizó que su tío, quien lleva el mismo nombre que su abuelo, le platicaba algunos sucesos de Bordes Mangel, pero desgraciadamente Diana era muy joven y por ‘la inconsciencia juvenil’, no se involucró en la investigación de la vida de su abuelo. “Guardo unas medallas al Mérito Revolucionario, que le dieron a mi abuelo cuando fue diputado,…y las guardé en un cajón…ahora las valoro, es una maravilla que a mi edad empiece a valorar algo que me tocó en la vida y que no conocía”.
“Estoy agradecidísima con Tijuana de haberlo acogido, sobretodo con Gabriel,…el me buscó porque quería hablar con mi mamá, ella vivía en Tijuana en donde enviudó también. Me llevé a mi mamá a Cuernavaca, y ahí me buscaron, José Gabriel Rivera y Antonio De Carlo, y cuando empezó mi mamá a platicar con ellos, se acordó de todo, les contó unas historias conmovedoras”.
“Me siento muy orgullosa, conmovida y sorprendida de ser parte de esta historia, también se encuentra aquí mi prima Marcela que también es nieta de mi abuelo, ella es hija de Adela, la una hermana menor de mi mamá”. “Hay historias con “H” y con “h”, y esta es la historia con ‘H’ mayúscula de mi abuelo”.