Tijuana (Notimex).- Cada año, el Departamento de Psicologíadel Hospital General de Tijuana (HGT) atiende un promedio de 20menores por enuresis o encopresis, relacionada en su mayoría conviolencia psicológica o física.
La jefa del departamento del HGT, María Concepción Esparza,explicó que son trastornos que se caracterizan por la defecaciónu orina durante el sueño en etapas tardías de la infancia, y deno tratarse, puede ocasionar problemas de autoestima en laadultez.
“La violencia psicológica se caracteriza por conductas quetransgreden las emociones que, al estar tan arraigado en lascostumbres o hábitos familiares, pueden pasar desapercibidas,incluso llegan a ser aceptadas por la sociedad”, explicó.
Detalló que un menor violentado suele aislarse, es tímido,llora con facilidad y tiene poca participación social o, por elcontrario, puede tener una conducta agresiva, retadora o imponentecon los otros menores.
Esa conducta se atribuye a la herida emocional ocasionada porparte de sus figuras de autoridad, es decir madre y padre,mencionó la funcionaria del sector Salud.
“De no atenderse por un profesional en la salud mental durantela infancia, pueden llegar a ser adultos con problemas deautoestima, o incluso influir en que el adolescente se involucre enactos delictivos”, anotó.
“Los padres representan figuras de protección, cariño, guíay seguridad, por lo que es importante que sean conscientes de susacciones durante su paternidad, solicitando ayuda profesional encaso de detectar que ejercen violencia hacia sus hijos”,comentó.
Refirió que el paso más importante es darse cuenta delproblema en el hogar y aceptarlo, para lo que usualmente serequiere el apoyo de una tercera persona que ve la situación desdeuna perspectiva objetiva.
Una vez que se detecta el problema, dependiendo de la edad y delcontexto familiar, puede recomendarse acudir a escuelas para padreso realizar actividades con los niños bajo orientaciónprofesional, como juegos, manualidades, dibujos e integración.