En Baja California, de cada 100 perros que hay en el estado, aproximadamente 60 pueden padecer enfermedades derivadas de la mordedura de una garrapata, aún siendo animales bien cuidados, mencionó Juan Estaban Dominguez Uscanga, jefe de Control Animal de Tijuana.
Añadió que en muchos perros que transmiten las garrapatas tienen dueños y están bien cuidados, pero en otros casos son irresponsables al dejarlos libres y permitir que estas proliferen a lo largo de su recorrido.
Recordó que en Tijuana, el área de la ciudad en donde más proliferan estos animales, que generan la enfermedad de la rickettsia, que puede ser mortal para los humanos, es en la zona este.
“La garrapata necesita tierra forzosamente para reproducirse, y lo que es la periferia de la ciudad es donde vemos asentamientos irregulares o que están empezando a desarrollarse y vemos muchos perros callejeros y por consiguiente es la proliferación de las garrapatas”, dijo.
Mencionó que las campañas para prevención y atención contra la rickettsiosis corren a cargo de la Secretaría de Salud del Estado, cuyas brigadas del programa de Zoonosis acuden a fumigar áreas de riesgo, con la finalidad de evitar enfermedades y decesos por esta causa.
“Nosotros apoyamos en medicación por parte del municipio para pulga y garrapata, lo tenemos en el Centro de Control [Animal] o en los centros móviles que tenemos, siempre tenemos productos para tratar de evitar ese problema”, mencionó.
Dominguez Uscanga recomendó a quienes tengan mascotas, en especial perros, fumigar de manera constante la casa y las áreas en donde está la mascota con productos de piretrina, el cual es el químico que erradica este animal, para eliminar las enfermedades derivada de las mordeduras de la garrapata.
“El problema no es el perro, es el vector, que es la garrapata y ahí sí se necesita mucha higiene por parte del propietario”, dijo.
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Añadió que todos los perritos desde que son cachorros deben de estar recibiendo sus vacunas y desparasitación de por vida, además recibir medicamento contra pulga y garrapata, cuya durabilidad varía entre los 3 y 8 meses.