Laura Bueno Medina
Tijuana.- Anualmente, en el Hospital General de Tijuana, se tratan alrededor de 80 recién nacidos que presentan alguna cardiopatía derivado de diversas causas, mismas que resulta difícil determinar con precisión, ya que, en la mayoría de los casos, no se conoce las historias de las madres y sus padecimientos previos.
El pediatra Óscar Armenta Llanes, del Hospital General de Tijuana, explicó que las cardiopatías pueden llegar a no ser complejas, y requerir solo un manejo de vigilancia del paciente; sin embargo, hay otras que son críticas o graves.
Las cardiopatías graves que requieren de hospitalización en el área de terapia intensiva son evaluadas por cardiocirugía para someter a los pacientes a una o varias cirugías cardiovasculares según sea su condición.
Se sabe que puede tener relación genética. Si uno de los padres o hermanos tiene una cardiopatía, el riesgo para el bebé será mayor, indicó el pediatra.
Otra relación que se ha encontrado entre los recién nacidos y las cardiopatías es si la madre es diabética o toman algunos medicamentos anticonvulsivos, padecimientos que tienen repercusión en el bebé.
Drogas, como la cocaína, son un desencadenante de problemas cardiacos en los recién nacidos, por lo que, al detectar a una usuaria de esta droga, se le cataloga con embarazo de riesgo; y al bebé, como propenso a la enfermedad al nacer.
“Hay casos que les da seguimiento Cardiología, pero que se pueden curar espontáneamente por decirlo de alguna forma”, mencionó el médico, advirtiendo que en todo grado la cardiopatía debe ser monitoreada por un especialista.
Un infante que nació con una predisposición a la cardiopatía, probablemente en el crecimiento, presentará problemas de enfermedades respiratorias, como neumonías y descompensaciones del corazón.