Tijuana.- Esta es la ciudad que nunca debió ser, dijo un conocido especialista en Protección Civil, mientras recorría las maltrechas calles de la colonia Sánchez Taboada cuando las fracturas en la tierra empezaban a crecer.
Lo decía por sus innumerables cerros y laderas en las que tantas familias han establecido su hogar desafiando todas las condiciones del suelo que en algunas colonias ya han hecho estragos.
Las historias parecen cíclicas: un día los vecinos detectan fracturas en el pavimento de las calles, en sus viviendas, y pronto empiezan a escuchar cómo crujen las paredes, como se abre la tierra muy lentamente.
Así, hasta que un día el desnivel de la vialidad vuelve el paso imposible y las casas primero inhabitables, después escombros.
Y aunque la mayoría de las ocasiones los afectados han sido comunidades de la clase obrera, también está el caso de Lomas de Monterrey.
Aquellas residencias cayendo poco a poco como colosos que ponen una rodilla en el suelo recordaron que nadie está exento de ser víctima de estas tragedias.
A veces la naturaleza es responsable de los daños, aunque con frecuencia las familias en el momento de la angustia y desesperación por ver su hogar amenazado o destruido, voltean a buscar un responsable.
Y aparte está Lomas del Rubí, donde más de 100 familias perdieron todo y han tenido que hacerse de coraje y perseverancia para pelear contra Grupo Melo, al que responsabilizan del movimiento de tierra.
Así en un periodo de 20 años, Protección Civil de Baja California registró 80 deslizamientos de tierra en los que resultaron perjudicados alrededor de 900 hogares.
Por eso en un intento por recordar algunos de esos escenarios, la lente de El Sol de Tijuana fue a las colonias que una vez fueron noticia, donde se truncaron proyectos de vida.
Así lucen hoy esos espacios en los que la alerta está dada, y donde los habitantes de los alrededores deben mantenerse siempre pendientes.