Tijuana.- Abril, el mes santo del año, fue también el mes de uno de los deslaves de tierra más seguidos por la comunidad no solamente local sino nacional, mes de manifestaciones y de episodios para preocuparse.
Entre estos últimos la explosión en la gasera Silza que cobró la vida de cuatro mujeres, la riña de un grupo de pseudo fanáticos de Xolos, y el asesinato de un joven tras un conflicto en otro estadio, el de Toros de Tijuana.
En ninguno de estos dos casos hubo detenidos, aunque las autoridades en su discurso repetitivo y nada creíble digan que habrá justicia, y en el peor de los escenarios lo minimizaran.
Pero la molestia en las calles y contra las oficinas de gobierno no surgió este mes por esos sucesos, sino por el tema migrante cuando Tijuana se unió a las condolencias por la tragedia en Ciudad Juárez.
Después vimos a migrantes en la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT) para que les hicieran el milagro de llevar agua al albergue Ágape, una protesta que parece sirvió para que el estado emitiera el decreto que exenta a las organizaciones civiles del pago por ese servicio.
Otro que parece esperar un milagro es el canciller Marcelo Ebrard, quien visitó otra vez esta ciudad y fue captado por El Sol de Tijuana quizás orando para que le llegue la AMLO-bendición que lo haga candidato presidencial.
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Y volviendo a las movilizaciones, ninguna une a tantas personas, pero en su contra, como la de taxis Rojo y Negro que insisten en mantener la ruta Aguacaliente donde muchos de sus choferes circulan creyéndose pilotos de la Fórmula 1.
Los que se animaron a protestar, además, fueron algunos trabajadores de la nueva e inacabada Plaza Península, a causa del alto costo del estacionamiento que tantos dolores de cabeza le ha dado también a más de un cliente.
Esta vez no nos llevó el tren, pero sí desquició el tránsito y nos dejó durante horas sin semáforos y sin señal de internet.