Tijuana.- Todas las tardes Joaquín Quintero debe tomar un taxi para llegar a su casa ubicada en la colonia Mariano Matamoros, cuando tiene suerte debe esperar una hora y media para abordar su transporte blanco con guinda.
“A veces tardo dos horas para poder abordar un taxi, desde que tienen sus placas los taxistas se hicieron vivos. No faltan taxis, sino que no vienen a trabajar, porque antes pagaban renta, ahora que son dueños no vienen, y los afectados somos nosotros, a veces también hago hora y media de fila aquí”, expresó.
Quintero mencionó que ha tomado este transporte desde hace 20 años, y continuamente expresa su inconformidad a los choferes por el tiempo prolongado que debe esperar.
“No dicen nada, solo se ríen”, agregó.
Jorge Alberto Gutiérrez Topete, director general del Instituto de Movilidad Sustentable (Imos) confirmó lo declarado por Quintero, señalando que actualmente los taxistas no tienen la obligación de seguir un horario, como si la tienen los choferes de transporte público masivo.
“El problema es que en las modalidades de taxis no tienen la obligación de trabajar todos los días, hay choferes que deciden abandonar su jornada de trabajo, rentan unidades o el permiso, son como trabajadores independientes”, explicó.
El director del Imos también mencionó que se están realizando pruebas piloto, específicamente en la calle Segunda, donde la queja de los pasajeros era similar a la de Joaquín Quintero, dos horas de espera.
“Hicimos un programa piloto, intercambiamos dos permisos de urban a cambio de una operación más robusta con sprinters, nos da mayor capacidad sobre todo en horas pico, traen el mismo número de asientos que dos urbans, pero caben siete personas paradas”, detalló.
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Sin embargo, esta prueba será realizada por un periodo de 30 días consecutivos para conocer la preferencia de los pasajeros, conocer sus intereses y mejorar el servicio, dijo Gutiérrez Topete.
El director de Imos aceptó que Tijuana sufre un déficit de rutas de transporte, además ha crecido la demanda de usuarios de transporte público en la ciudad, incluso mencionó que antes de la pandemia por Covid-19 había más unidades de transporte de las que eran requeridas.
Después del periodo más crítico de la pandemia, regresaron menos unidades a las calles de la ciudad, pero el funcionario estatal también dijo que algunas rutas de transporte tienen más vehículos de los que requieren.
“Siguen sobrando unidades en ciertas rutas, por ejemplo en el bulevar Aguacaliente, estas unidades pudieran ser más útiles en otro lado, pero el marco normativo, y los mismos arraigos sindicales dificultan la reestructuración del transporte y reordenamiento para balancear mejor la oferta y la demanda”, agregó.
Hasta el momento, el número de transportistas públicos no se ha podido recuperar después de la pandemia, añadió Gutiérrez Topete, incluso algunas rutas han sido abandonadas por los mismos transportistas, por lo que es necesario reordenar algunas rutas donde hay una sobreoferta de transporte.
Otro de los factores que disminuyó el número de transportistas en el sector público, fue la entrega de permisos de taxis libres metropolitanos en el anterior gobierno estatal. Según el director de Imos, fueron entregados casi siete mil permisos, y muchos de esos choferes trabajaban como taxistas de ruta y sitio.
“De esos siete mil se han activado menos de dos mil, pero ya ese número es bastante, desgraciadamente hay un desbalance. Además de que fallecieron muchos choferes por temas de Covid-19 al estar expuestos al contagio, sobre todo en la primera etapa de la pandemia, y muchos emigraron a otro tipo de transporte”, agregó.
Una de las rutas de taxi que circulan por el ya mencionado bulevar Aguacaliente es la rojo con negro, que recorre de la Zona Centro a La Presa, y en palabras de José Baltazar, quien es despachador de estos taxis en el Centro, las filas de pasajeros son cortas y el tiempo de espera por este transporte es mínimo.
“Los fines de semana hay un poco más de flujo de gente, pero no es tan larga la fila, son de 15 a 20 personas. A veces pueden tardar de cinco a 10 minutos para abordar un taxi”, detalló.
El despachador mencionó que esta ruta está conformada por tres agrupaciones, y sumados todos los vehículos de la misma estima que alrededor de 900 taxis rojos recorren las calles de la ciudad.
“No tenemos problemas para llenar los taxis porque tenemos demasiada demanda”, agregó.
Pero señaló que durante la pandemia el flujo de personas que solicitaban el servicio de transporte era muy bajo, y ha notado un incremento de desde que el semáforo epidemiológico naranja fue retirado por las autoridades de salud.
“Incluso desde que los estudiantes regresaron a las escuelas vimos una reactivación”, dijo.
Otro ejemplo que mencionó el director de Imos sobre el incremento de pasajeros después del regreso a clases presenciales fue la ruta de los taxis dorado y blanco los cuales transportan a gran parte de los estudiantes que asisten a la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) campus Tijuana, en la delegación Otay.
“Rutas como la dorada y blanco de UABC, antes de la pandemia era suficiente, ahora con el mismo número de unidades ya no lo son. Hicimos un ejercicio que señala que el 52% de los estudiantes de esta universidad utilizan el transporte público, en 2018 sólo el 26% lo utilizaba”, puntualizó.
Durante un recorrido realizado por El Sol de Tijuana abordando un taxi de la ruta Blanco con Verde que transita desde la Zona Centro hasta Lomas Verdes, pudimos observar como personas tuvieron que permanecer de pie al subir al taxi.
Brisa Guardado fue uno de los pasajeros que debió permanecer de pie para llegar a su destino, y expresó su inconformidad al chofer del taxi. En este viaje también se observó como tres personas iban sentadas en el respaldo de los asientos del piloto y copiloto.
“Solamente fue una mala jugada del conductor, uno pide la parada y es honesto cuando dicen que no hay lugar, sin embargo, es deshonesto por parte del chofer porque en lugar de aceptar que no tiene lugar me subieron, por eso dije, ‘me la hizo buena’, porque me subí y no había lugar y voy como chango agarrada del tubo”, expresó Guardado.
Incluso la pasajera reconoció que casi cae arriba de otra persona que estaba sentada, y esta no es la primera que le sucede, pero reconoció que en ocasiones no es viable bajar del taxi cuando lleva prisa.
“Hoy no llevaba prisa, hubiera esperado otro taxi, porque puedo caerme y tener un mal golpe, además de sufrir lesiones. Me subí porque pensé que tenía lugar, después lo acepté y me fui inclinada pero de pie, estuvo muy mal”, agregó.
Sobre estos casos donde los choferes deciden sobrecargar los vehículos, Gutiérrez Topete señaló que pueden estar sujetos a sanciones graves, y estas son cuantiosas, pues ponen en peligro la vida de los usuarios. Los choferes podrían perder su licencia y permiso.
“Un taxi de ruta tipo Urban, que es un vehículo muy peligroso y debería desaparecer del sistema de movilidad, está autorizado para transportar a 12 pasajeros. En el masivo fue autorizado anteriormente que llevaran de 16 a 18 pasajeros, pero esto está fuera de norma, en el catálogo de esos vehículos señalan la capacidad de 12 a 15 pasajeros, en Tijuana hay alrededor de tres mil urbans”, detalló.
Sobre la inspección y revisión del transporte público en el estado, el titular de Imos destacó que Baja California solamente cuenta con 34 patrullas que supervisan el transporte público, y 65% están en Tijuana.
“Pediría a la gente que denuncie en las redes sociales del Instituto de Movilidad Sustentable, nombre completo no las siglas IMOS, ahí nos pueden reportar el número de unidad y ruta, podemos hacer una inspección y sancionar a los choferes, si esto es recurrente tendremos que cancelar algunos permisos”, señaló
Sobre la adquisición de nuevos vehículos para el transporte público, Gutiérrez Topete explicó que actualmente la condición es compleja, esto debido a la escasez de dispositivos (chips) a nivel global, los cuales son necesarios para la fabricación de vehículos.
“Han llegado pocos vehículos nuevos, en su mayoría para el transporte de personal porque ha crecido la industria maquiladora. Han llegado también unidades usadas del país y de los Estados Unidos”, explicó.
Sin embargo, la adquisición de vehículos usados de Estados Unidos disminuyó en los últimos años, particularmente los que eran utilizados como transporte escolar.
“Es complicado, pues un programa federal determinó que estas unidades las deben cambiar por un bono, y compran un vehículo eléctrico. Retomaron otro valor con el gobierno norteamericano, eso cerró la proveeduría de vehículos de segunda mano en México”, señaló Gutiérrez Topete.
Actualmente el Instituto de Movilidad Sustentable, aseguró su titular, está atacando el tema del transporte en Baja California, buscando recuperar la cobertura de transporte en las zonas más remotas de la ciudad.
“Es difícil mover las unidades, recibimos quejas de la gente. Debemos integrar a los operadores de transporte en un solo sistema y desarraigarlos de la manera en que operan (...) Si llega un momento en que algunos transportistas no respondan a estas medidas y no tenemos respuestas favorables tomaremos otras alternativas, como un reordenamiento más agresivo”, aseveró.
Actualmente el número de vehículos de transporte público en Baja California es de 22 mil 660, de los cuales 16 mil 712 circulan en Tijuana, esto según datos del Imos de las unidades concesionadas y con permisos.
Pero este alto porcentaje de vehículos en la ciudad no se ha visto reflejado en ciudadanos como Joaquín Quintero y Brisa Guardado, quienes esperan que las nuevas medidas gubernamentales estatales lleven al transporte público en otra ruta.