Tijuana.-El gobierno del estado trabaja en la posible reactivación de las plantas desaladoras de Ensenada y San Quintín, como una forma de garantizar el abasto de agua en la Zona Costa de Baja California, así lo anunció la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, en el quinto Miércoles de Mañanera que presidió en el municipio de Ensenada.
“Se trabajará en priorizar los proyectos de infraestructura que requiere la Zona Costa”, anotó.
“La idea es construir un módulo a mediano plazo para satisfacer la demanda de Ensenada”, precisó Francisco Bernal Rodríguez, secretario para el Manejo, Saneamiento y Protección del Agua.
El funcionario apuntó que también en el mantenimiento de las fuentes de abastecimiento.
Un ejemplo de ello, subrayó, es la fuente de suministro de flujo inverso que opera 120 litros por segundo, la cual presenta fallas y deja de funcionar.
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Además de la desaladora colapsada en Ensenada, que se prevé reactivar en los próximos días, se han identificado otras fuentes de abastecimiento de agua, pero son a mediano plazo y requieren de mayor inversión, como es el reúso del agua residual de Tijuana, indicó.
“Se está trabajando en proyectos a mediano plazo para satisfacer la demanda de agua en el Valle de Guadalupe, a través del reúso de la planta de tratamiento de la zona de Tijuana y ver la posibilidad de transportar esos volúmenes tratados al riego del valle de Mexicali, es un tema que se trata con la Secretaría de Economía y los propios productores”, asentó.
El gobierno de la entidad también trabaja en la reactivación de la desaladora de San Quintín, que también compete al municipio de Ensenada y cuyo contrato con el gobierno del estado se encuentra actualmente pausado.
Se revisa si se reactiva ese contrato o se trabaja en un nuevo proyecto, dijo, “se analizan los pros y contras, lo que le conviene al estado y lo que se pueda lograr en el corto plazo para beneficio de la Zona Costa de Baja California”, acotó.
A la par, expuso, se trabaja en la reactivación de las plantas de tratamiento de aguas residuales, como es el caso de la planta de El Gallo, ubicada en Ensenada, en la cual actualmente se invierten cinco millones de pesos para atender los problemas estructurales que registra.
“El tema de saneamiento es un tema complicado”, al exponer que esta planta opera a la mitad de su capacidad por los problemas estructurales y funcionales.