Tijuana.- Expertos de distintos ámbitos académico, social y artístico, participaron en un conversatorio donde hablaron del impacto social y comunitario que ha provocado el género de banda en México y Estados Unidos.
El foro para exponer sus visiones fue el conversatorio “¡Que me siga la tambora! Historia, colonización, resistencia y mediatización de la banda sinaloense”, desarrollado en El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).
“La banda no ha basado su éxito en el narcocorrido, es parte de su repertorio, pero su éxito está en cantarle a la fiesta, cantarla en una boda, que la banda sinaloense esté cantando en una boda y que los niños estén bailando”, expuso Adrián López, representante de Noroeste Media.
Por su parte, César Burgos, investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, recordó que expresiones discriminatorias en contra del género se han venido presentando desde hace más de 100 años en ese estado del país y no solo de forma reciente por los empresarios hoteleros.
“Se refiere a la música como un escándalo, como un desastre, un golpe al turismo porque Mazatlán se tiene que regular, porque Mazatlán es un destino de primera y no de quinta, tiene un fuerte arraigo desde el siglo 19, con expresiones de una élite política que se auto definían como los notables”, agregó.
En su turno, Helena Simonett, profesora de la Universidad de Ciencias y Artes Aplicadas de Lucerna, planteó que la música de banda ha sido también emblemática en el contexto de la migración de mexicanos a Estados Unidos, que han hecho este género como parte de su cultura.
ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
“El fenómeno de la banda en Los Ángeles, la tecnobanda, fue como la segunda o tercera generación de los mexicanos inmigrantes, que sus papás no les gustaba la banda o la música de rancho, sino que ellos escuchaban música más tranquila de amor, y aún así los jóvenes latinos escuchaban la banda, a pesar de que no hablaban español era una forma de resistencia a una política antimigrante”, expresó.
El evento se realizó en el contexto de la reciente polémica acaecida en Sinaloa, que enfrentó en lo material y en lo mediático al sector empresarial hotelero y a los músicos ambulantes de banda y tambora, que acostumbran circular por zonas de playa.