Los casos de cutting o conductas de automutilación en niñas, niños y adolescentes, aumentaron un 10% durante la pandemia, comparando el año 2019 con el 2021, informó Víctor Salvador Rico Hernández, director general del Instituto de Psiquiatría de Baja California (IPBC).
Explicó que la automutilación representa conductas como cortarse los antebrazos, piernas y abdomen, quemarse la piel, jalarse el cabello, golpearse la cabeza contra la pared, entre otras, y con dichas acciones los adolescentes no necesariamente buscan causarse el suicidio.
Las primeras automutilaciones se dan en los muslos y abdomen donde difícilmente un familiar o persona ajena puede darse cuenta de las cortadas, ya después empiezan con unas conductas más abiertas, aquí entran los daños en los brazos, las quemaduras o golpearte, detalló Rico Hernández.
En los adolescentes el padecimiento que más se detecta es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, que se caracteriza por tres factores: hiperactividad, la concentración, impulsividad, y en este último entran las mutilaciones.
Los siguientes padecimientos que se han detectado son los trastornos de ansiedad y afectivos, entre ellos la depresión.
”Cuando se detecta a un menor con alguno de estos trastornos, es importante voltear al núcleo familiar y ver qué está pasando con la dinámica en casa”, agregó Rico Hernández.
El director del IPBC puntualizó que al dañarse las personas, buscan la disociación emocional, por ejemplo, “cuando se tiene una situación de estrés se hacen tres tipos de conductas, la primera enfrentarlo, la segunda huir y la tercera paralizarse o disociarse, lo que se busca es evitar la situación emocional que pasan en el momento”.
Hablando del núcleo familiar, el titular agregó que a veces los padres descuidan a su hijos, ya sea por cuestiones laborales u otros motivos.
Recomendó generar buena comunicación con los menores, con ello se darán cuenta del cambio de comportamiento.
“Lo primero que le recomendamos a los padres de familia es conocer a tus hijos, mirar quienes son sus amistades; si se aísla, saber porqué lo hizo, y la única forma de saberlo es teniendo una buena comunicación, así te darás cuenta de los cambios de comportamiento”, detalló.
El médico lo que valora en la salud mental son tres tipos de cuestiones, la primera, como es el comportamiento de la persona; segundo, su pensamiento y tercero, cuáles son sus emociones, y eso es a través de la observación y diálogo.
Los primeros canalizadores son las instituciones educativas, quienes se percatan de la situación y lo hacen saber al padre de familia, donde detectan los factores de riesgo. Además, aplican cuestionarios buscando los tipos de padecimientos antes mencionados, y mantienen coordinación con los profesores que detectan y mandan al instituto a los menores para recibir atención con un psicoterapeuta.
Por otro lado, la psicóloga clínica Alejandra Vanessa Vázquez Alejo, quien imparte terapias en consultorio privado, agregó que después de la pandemia aumentaron los casos que recibió en su consultorio de adolescentes que se hacían cutting.
Entre sus pacientes identificó una diferencia de conducta entre ambos sexos, por ejemplo las mujeres cortaban sus brazos a diferencia de los hombres, quienes quemaban parte de su piel.
LA ESTADÍSTICA
El director del IPBC detalló que 6 de cada 10 mexicanos llegan a padecer de algún trastorno, por lo cual se está empezando a dar difusión sobre la salud mental, porque cuando son adolescentes se pueden prevenir más los comportamientos.
Las atenciones en urgencias dentro del Instituto de Psiquiatría se triplicaron después de la pandemia de Covid-19.
En el año 2019 recibieron alrededor de 3 mil pacientes; después de la pandemia, en el 2021 cerraron con 9 mil atenciones.
“En adultos es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad una de sus principales consecuencias del consumo de sustancias, un niño mal diagnosticado y manejado, cuando entra a la adolescencia su impulsividad e hiperactividad lo lleva al consumo de sustancias, embarazos no deseados o problemas laborales”, mencionó Rico Hernández.
Los adultos que padecen alguno de los trastornos mencionados buscan adaptarse y empezar a funcionar con todo el dolor que sienten; las consecuencias son adicciones, intentos suicidas marcados, conductas de ansiedad generalizadas o depresión.