La rehabilitación de la planta de tratamiento de Punta Bandera en San Antonio de los Buenos (SAB), presenta un avance del 40 por ciento de construcción, informó Arturo Espinoza Jaramillo, titular de la Secretaría de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Reordenación Territorial (SIDURT).
Añadió que ya fueron colocados los drenes por donde pasará de manera lenta el agua para luego ser oxigenada, por lo que en el mes de octubre podrían comenzar las primeras pruebas de verificación de la calidad del agua, luego de su tratamiento.
También ya fueron construidos los clasificadores, que son aparatos redondos por donde también pasará las aguas residuales, comentó Espinoza Jaramillo.
Esto de acuerdo a la información proporcionada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), encargada de ejecutar la obra a las autoridades estatales.
“Ellos (Sedena) estiman que se estuvieran haciendo las primeras pruebas en el mes de octubre ya con aguas negras y empezar a dar resultados de manera inmediata a partir de noviembre o diciembre”, dijo el funcionario.
Desde el 2018 la planta de tratamiento en Punta Bandera presenta fallas y actualmente son derramados al mar, más de mil 200 litros por segundo de aguas negras sin tratar.
Espinoza Jaramillo lamentó que se continúen vertiendo las aguas negras “prácticamente crudas”, pero esperan que antes de que concluya el año quede concluida la obra de SAB, como lo tiene contemplado el gobierno federal.
Además de la planta de Punta Bandera, autoridades también trabajan en la rehabilitación de la planta de tratamiento de El Naranjo, ubicada en el municipio de Ensenada.
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El titular de la SIDURT mencionó que la próxima semana, también comenzarán a realizar pruebas en esta planta, la cual tiene una capacidad de 200 litros por segundo.
Refirió que estas serán para revisar la calidad del agua del proceso de tratamiento del agua residual, como son los niveles exactos de oxigenación necesarios, entre otros factores, hasta que quede en “una puesta a punto”.
La rehabilitación de la planta de tratamiento tendrá una capacidad para procesar 800 litros de aguas residuales, una disminución a la anterior que trataba más de mil 200, algo que ha sido cuestionado por organizaciones ambientalistas.
