Crisstian Villicaña
Hay quienes tienen la fortuna de tener una familia, un hogar, en especial cuando se es niño, pero, para otros menores de edad, dicha realidad esta ajena del lugar de donde debería estar, con sus padres, haciendo que los pequeños se vuelvan fantasmas en sus propios hogares, obligándolos con ello a vagar por las calles de su barrio.
ESPERANZA EN MEDIO DEL CAOS
Es la colonia Mariano Matamoros, las "tienditas" que venden cristal y heroína son comunes y por obvias razones los picaderos, donde se mezcla de todo tipo de adictos; nos platica Mary Olivas, fundadora y directora de la asociación civil "Mar de ilusión". Sabe bien lo que dice, ella, se encarga de brindar ayuda a los niños que no cuentan con la atención de sus padres, debido a que a éstos la adicción a las drogas los ha vencido.
En entrevista para este diario, Mary nos narró cómo nació el proyecto que hoy en día atiende a 18 menores de edad que no cuentan con la protección y cuidado de sus progenitores. "Tengo catorce años trabajando para los niños, yo nunca me levanté diciendo voy hacer una asociación civil, quedé en una situación parecida a estos niños; me separé, quedé con niños chiquitos y haciendo un pequeño sondeo con los niños de la calle, todos estaban en la misma situación, algunos por divorcio, porque el papá o la mamá usan drogas o porque los papás se fueron al otro lado; empecé con mis hijos hace catorce años y desde la fecha aquí sigo".
La forma de contrarrestar el abandono que sufren estos menores es a través de distintas actividades recreativas, artísticas, culturales y sobre valores, así como apoyo psicológico, mental, médico, en sí, todas las funciones que en teoría deben realizar los padres, desde ayudarlos con la tarea, hasta remendar un pantalón o una falta rota son parte de la rutina de Mary y cinco ayudantes más; todas mujeres.
"Los niños llegan solos porque aquí se les da apoyo; tengo dieciocho niños que somos su única opción de alimentación. El 80% de los niños que vienen aquí son por padres con problemas de adicciones, drogas, alcohol. Aquí cerca hay un lugar que no está controlado, un arroyo, algunos niños viven ahí, en chocitas hechas con cartones, con tablas, porque sus papás ahí están y ahí traen a los niños arrastrando; para el lado que voltees hay consumidores, todos sabemos donde están los picaderos, quien la vende, compra y consume y son personas que van por la calle y qué dices, qué haces, sabes que ahí va una persona que consume y que tiene a sus niños abandonados", narra.
Los menores que se encuentran en el lugar lucen como cualquier otro niño que va a la escuela, con uniforme, peinados y sus útiles escolares en orden. El grado de comprensión que muestran sobre su situación nos habla un poco de lo que han pasado, un ejemplo es que varios se llevan sus refractarios o "topers" a la hora de la comida, esto para guardar una porción del alimento que les dan, lo cual les servirá de cena por la noche.
LA COMPLICADA HISTORIA DE "CARLITOS"
Del grupo de niño con los cuales trabaja Mary resalta uno, "Carlitos", quien lleva seis años asistiendo casi todos los días al comedor de "Mar de ilusión". Su historia se complica desde el nacimiento, ya que debido a la adicción de su madre a las drogas y el alcohol, el pequeño nació con hiperactividad, lo que acelera su comportamiento y lo lleva a ser un niño que ha requerido atención especial.
"Es un caso en el que su mamá tiene una adicción extrema, es indigente, entonces con él tenemos mucho tiempo trabajando porque al momento que nace, nace con la adicción. Su hiperactividad es crítica porque a veces sus actos son violentos, groseros verbalmente, pero todo es a razón del problema con que nació; tenemos una lucha diaria, constante con él, desde chiquito".
"El niño vive con la abuela, pero los recursos de ella son demasiado críticos, es una persona mayor y un niño con esa situación requiere mucha atención, mucho apoyo, en eso estamos haciendo todo lo que podemos con la psicóloga y sobretodo teniéndole mucha paciencia, amor", plática.
"Carlitos" pronto entrará al sexto grado, sin embargo, debido a su condición, su nivel de lectura es la de un niño de primer grado, pero pese a ello, sigue mostrando avance, y gracias al programa interno de lectura que se mantiene en el lugar, el menor ha podido avanzar poco a poco, en base a tareas constantes, disciplina y hasta algo de estudios bíblicos han contribuido a que no se rezague aún más.
"Leer le ha ayudado mucho, porque desde que se sienta su energía está ahí en la lectura y logramos mantenerlo un poco ocupado, con su mente ocupada. Le tratamos de buscar libros que le puedan gustar a él y nos ha estado funcionando mucho", subrayó.
Al igual que "Carlitos", muchos de los niños pasan gran parte de su día en este hogar que ha sido adaptado con sillas, mesas, estantes para las actividades recreativas. "Mientras que los niños no están en su casa no los buscan, pueden estar aquí todo el día. De aquí se van a las escuela, regresan, ellos llegan y comen".
Recorte de SEDESOL y falta de apoyo municipal complican la tarea
Con la desaparición de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), Mary, junto al equipo voluntarias de cinco cocineras, se han visto afectadas en el tema de la preparación de alimentos, al grado que han tenido que poner de sus propios recursos para poder sacar la comida del día.
"SEDESOL todo lo que nos daba era secos, o sea granos, arroz, lentejas, frijol, azúcar, sopas, puré, todo lo que pudiéramos guardar por un mes, que no era el total de lo que se necesita, pero si era mucha la ayuda, entonces lo que nos daban si era necesario para atender a los niños. Ahorita tenemos que conseguir todos los alimentos que necesitamos, todo al cien por ciento. Con el apoyo que teníamos nada más nos concentrábamos en el resto, pero hoy ya no es así", nos dice.
La falta de despensas tuvo un efecto negativo en dos sentidos, el primero que ya se habló y el de los vecinos que también dejaron de recibir las despensas, mismas de las que hacían donaciones a "Mar de ilusión" y que hoy, ya no forman parte del inventario.
"Lo bueno que tengo unas cocineras bien creativas y bien mágicas, hacen milagros, si nos dan una latita de atún termínanos haciendo treinta empanadas fritas, ojalá nos pudieran echar la mano con donación de despensas, al paso que vamos no sé qué va a pasar con nosotros, si me preocupa, me entristece que en algún momento no pueda seguir trabajando con los niños", acentuó.
En febrero del año en curso, Mary hizo la solicitud para recibir apoyo del DIF Municipal sin que haya tenido una respuesta hasta la fecha. Razón por la cual pide tanto a gobierno como sociedad que los ayude en medida de sus posibilidades para continuar con las actividades que se realizan en el lugar, uno, que se ha convertido en hogar de niños que si bien fueron abandonados por sus padres, han encontrado en "Mar de ilusión" una esperanza de vida.