El burro mexicano se encuentra en peligro de extinción, por lo que el reemplazo de los animales por estructuras de madera beneficiará a la especie, opinó el miembro del grupo de Abogados Animalistas de México, Frank Ortiz.
“Creo que esta oportunidad que encontraron fue en el tiempo perfecto, porque la sociedad tijuanense nos encontramos en una evolución colectiva, donde cada vez somos más sensibles en los actos de crueldad animal”, dijo.
Expresó que los cuidadores tomaron conciencia de la explotación animal que estaban ejerciendo, por lo que decidieron realizar un cambio de la situación a beneficio de la especie.
“Tuvieron que pasar 100 años para que las personas que se dedicaban a esta actividad, que por cierto es ilegal, porque nunca ha existido un permiso para explotar animales vivos en la avenida Revolución, encontraron la oportunidad de congraciarse y reparar el daño”, explicó.
Consideró que la crueldad hacia los burros-cebra tenía que frenar en algún momento, debido a que esa actividad estaba siendo solapada por la impunidad y la corrupción.
“Ya no podía sostenerse bajo esos criterios, claro que aplaudimos que haya salido la decisión por estas personas de este cambio de conciencia y deseamos actos de no repetición nunca más”, declaró.
Opinó que esta actividad ya no funcionaba como una atracción turística, pues los mismos cuidadores mencionaron que los extranjeros no querían fotografiarse con los burritos.
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“El maltrato consiste justamente en el despojo de la dignidad de los animales al ser pintados de rayas negras y muchos de los burros eran grises y los pintaban de blanco para marcar estas franjas”, explicó.
Añadió que esta figura emblemática nació a finales del siglo XIX a través del turismo que llegaba de Estados Unidos durante la Ley Seca.
Ortiz expuso que el gobierno municipal les notificó la prohibición de seguir utilizando a los burros en la Zona Centro con actos de explotación animal comercial.