Ensenada.- Ante el desorden administrativo y operativo que se encontró en los organismos operadores del abasto y tratamiento del agua en Baja California, se desconoce aún que pasó con el agua que procedente del Río Colorado, debía llegar a los ensenadenses.
El gobernador Jaime Bonilla Valdez, informó lo anterior y señaló que se continúa en la revisión del asunto, pero el desorden generalizado que se encontró de la anterior administración no ha permitido llegar al fondo de ese tema.
Indicó que en el tema hidráulico se han encontrado con numerosos problemas en el abasto, distribución, mantenimiento de las redes, plantas de tratamiento y del acueducto, algunos de los cuales se han estado resolviendo gradualmente.
Pidió a los ensenadenses no preocuparse por el tema del abasto del agua y enfatizó que el Gobierno del Estado no está cerrado al uso de plantas desalinizadoras, sino lo que ha rechazado es la falta de transparencia con que la anterior administración manejó ese tema.
Conflicto territorial
Referente al conflicto territorial entre Ensenada, Playas de Rosarito y Tijuana, el mandatario estatal, señaló que no vetará la publicación del Estatuto Jurídico aprobado el pasado jueves por el Congreso del Estado y enfatizó que él es gobernador de los cinco municipios.
En este tema -dijo Bonilla Valdez- tenemos que llegar a un acuerdo salomónico*, no podemos estarnos peleando.
Agregó que en reunión con Armando Ayala Robles, alcalde de Ensenada, le ofreció cubrir todos los adeudos pendientes que tenía la administración estatal con el gobierno municipal y se le estarían entregando cerca de 19 millones de pesos.
Vamos -enfatizó el mandatario estatal- a apoyar a todos los municipios y no queremos que eso sea la manzana de la discordia y que crean que porque pierden ese territorio, ya sea Ensenada o Playas de Rosarito se les va a apoyar menos, para nada.
A todo mundo, aclaró, se le va a tratar parejo y lo mejor es garantizar que las participaciones federales permitan al gobierno ensenadense salir adelante.
*Fallo salomónico: es aquella decisión a la que se recurre para, de manera tajante, solucionar o dirimir un conflicto entre partes. Puede no dejar satisfechos a los litigantes, pero el caso se resuelve.
