“¡Vamos!, ¡vamos!, ¡vamos! Al circo, Atayde Hermanos”, así sonaba el pegajoso “jingle” publicitario “tarareado” por múltiples generaciones de niños y adultos desde hace 132 años, pero tuvo que silenciarse por más de un año cuando inició la pandemia de coronavirus y los espectáculos fueron suspendidos al ser considerados una actividad no esencial.
Francisco López Miranda, representante del Único y Original Circo Atayde Hnos., dice que su gran carpa quedó varada en Mexicali.
Las más de 60 personas que diariamente se entregaban al público en el “show” y realizaban las labores que garantizaban la función, tuvieron que buscar otros ingresos económicos para sobrevivir en la pandemia.
“Estuvimos vendiendo productos en las calles, algunos compañeros agarrando trabajos de medio tiempo, y pues tratando de salir adelante como muchas personas que se quedan sin trabajo en la pandemia”, cuenta.
Nunca imaginaron que la pandemia se prolongaría por más de un año, aunque siempre estuvieron esperando su regreso a escena, porque eso es su vida.
“Lo de uno es el circo, y ya ahorita que nos dieron la oportunidad vamos regresando poco a poco, tenemos un tope del 30%. Vamos tratando de tener bien todas las medidas de salud para que la gente pueda venir a divertirse”, comenta.
UNA CELEBRACIÓN Y MUCHOS CAMBIOS
El tercer sábado de cada abril se conmemora el “Día Mundial del Circo”. Una fecha promovida por la Federación Mundial del Circo, que busca preservar y promover los valores deleste como una aportación cultural para la humanidad.
Pero este sábado 17 de abril será una conmemoración muy particular, pues la mayoría de las personas que se dedican a los espectáculos circenses están inactivas por el virus del SARS-CoV-2.
En el caso del Circo Atayde Hnos., tuvieron que recortar personal por falta de dinero para sostenerlo.
De las 65 personas con las que trabajaban, regresaron apenas 30 el pasado 19 de marzo para la reapertura.
“Se fueron a sus casas muchos. Se quedó la mitad del personal y poco a poco los estamos trayendo. Son de diferentes partes y unos tienen familiares en otros circos. Ahorita, en lo que empezamos a reunir un poco de dinero, primero que nada resolver las cosas (económicas) y empezar a recuperarnos paulatinamente”, dice Francisco López.
Pero no solo el último año ha sido difícil para los circos, porque sumado a la pandemia por coronavirus, en julio del 2015 entró la Ley General de Vida Silvestre.
Eso significó la prohibición de utilizar animales, así que tuvieron que reinventarse para seguir ofreciendo espectáculos atractivos a las familias.
“Es parte de rehacerse, de reinventarse dentro de los espectáculos. Desgraciadamente fue una ley discriminatoria, pero se aprobó y nosotros acatamos a como viene la ley. Es simplemente tratar de modificar el espectáculo, para que la gente venga a divertirse como lo ha hecho por muchos años y de una manera segura”, afirma López Miranda.
Por eso la esperanza nunca murió para estos profesionales, y la carpa del Circo Atayde nunca fue desmontada en Mexicali, porque sabían que un día regresarían a lo que mejor saben hacer: generar risas.
“Ver el circo con gente riéndose, con familias completas, todo eso nos nutre para seguir adelante. Estar un año y un mes prácticamente cerrado, sin ver ese tipo de escenas, escuchar las risas de los niños, tener esa necesidad de que la gente esté y poder darle lo mejor que tiene uno, la verdad es que moralmente sí te baja mucho las defensas”, dice Francisco López.
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LA NUEVA NORMALIDAD
A casi un mes de reabrir su carpa, Circo Atayde en Mexicali recibe diariamente un aforo de 30%. Bajo la nueva normalidad, entrar a un circo requiere pasar por un filtro sanitario, distancia entre familias con acrílicos y uso de cubrebocas.
“Nos han autorizado un 50%, pero (trabajamos al 30%) por lo mismo que queremos empezar paulatinamente, para que la gente regrese con seguridad. Para que sepan que van a estar bien dentro del espectáculo”, dice su representante.
La crisis de la pandemia obligó a los profesionales del entretenimiento circense a reinventarse y volver a lo básico, así que los payasos son el centro del entretenimiento.
La población, cansada de la pandemia, se entrega al espectáculo, pues lo que quiere la gente es reírse y olvidar por un momento el año difícil al que han sobrevivido, considera Francisco López Miranda.
“Tiempo atrás había personas que se llamaban ‘ringmaster’, que eran personas que se encargaban de dirigir el espectáculo, que iban presentando a los artistas. En esta ocasión presentamos un espectáculo que se llama ‘torna’, en catalán quiere decir ‘el regreso’ y ese espectáculo está basado en los payasos. Nos dimos cuenta de que lo que la gente quiere es reírse, pero con seguridad en la salud. Entonces le pasamos la batuta a los payasos, para que ellos nos lleven el control del espectáculo a las partes principales y se vaya desarrollando una parte más alegre”, explica.
El circo que quedó detenido en Mexicali, es uno de los cuatro que tiene la empresa Atayde Hnos.
La vida nómada que representa ese trabajo no es compatible con la pandemia, pero este tiempo fue utilizado para reinventarse y ofrecer contenidos de entretenimiento de calidad, asegura el representante de Atayde Hermanos.
“La verdad es que, con modestia, los payasos que traemos son ‘King junior’ y ‘Ángelo’, son payasos que han estado en más de 35 países. Yo me atrevería a decir que son los mejores de México en cuanto a su comicidad, que es 100% limpia. No tienen doble sentido ni se meten con el público; son payasos muy sanos”, destaca.
“Uno de ellos es ‘carablanca’, el payaso ‘carablanca’ viene de Europa, y Ángelo asimiló todo eso. Estudió bien qué es el payaso ‘carablanca’ y lo transportó a México a través del circo Atayde Hermanos. La verdad que es un hecho muy, muy bonito”, agrega.
En México la pandemia del coronavirus obligó a los circos a cerrar sus carpas, y aún hace falta conocer cuántos siguen en funciones y cuántos quebraron a causa de la crisis sanitaria.
En el 2019, una iniciativa del actor Sergio Mayer Breton prosperó para declarar a los circos como Patrimonio Cultural de la Humanidad al ser considerados como una disciplina artística que integra la danza, música y el teatro, pero fue solo una declaratoria.
En los hechos, frente a los problemas que trajo el coronavirus, en las gradas estuvieron ausentes el apoyo y los incentivos fiscales para sobrellevar la pandemia.
Pero entre la sobrevivencia, la necesidad de reinventarse y lo que considera la peor crisis en su historia, Francisco López Miranda solo tiene agradecimientos para las familias que los han visitado en su retorno.
“Cuando vengan al Atayde Hermanos van a encontrar un espectáculo de calidad, con todas las personas cumpliendo con el protocolo de salud”, afirma.
Las gradas esperan, los artistas están listos, solo falta que los aplausos continúen.
