Desde la avenida Emiliano Zapata, que atraviesa varias colonias colindantes de la zona Este de Tijuana, se percibe a lo lejos Colinas del Florido, asentada sobre un cerro.
Al salir de la avenida principal inicia un camino de terracería, que si bien no es largo en distancia, si en tiempo debido a las condiciones de las calles.
Colinas del Florido comienza en la pendiente de la calle Colima y una de las primeras casas es la de Gabriel Valencia Álvarez, residente desde hace 25 años, y asegura que desde entonces la colonia ha “estado abandonada” por las autoridades.
“Pedimos que nos manden alumbrado, pavimentación y que nos pongan el agua”, dijo Gabriel. La falta de recolección de basura la han tratado de solucionar arrojando los desechos a un terreno baldío para después prenderles fuego.
“No hay servicios, no hay drenaje, no hay agua, esta colonia parece que está abandonada”, insistió.
Más de 120 fraccionamientos no han sido entregados al Ayuntamiento de Tijuana para que se haga cargo de los servicios y mantenimiento, de acuerdo con Alejandro Jiménez López, presidente de Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) en Baja California.
Mencionó que al momento en que se fracciona debe ser generada la clave catastral para cada predio y es uno de los requisitos para poder desarrollar vivienda o venta de terrenos.
“El pago del predial está etiquetado para el pago de servicios y mantenimiento de alumbrado público, pavimentación, recolección de basura y seguridad”, explicó.
Sin embargo, “hay muchos cerros que nada más los hacen cuadritos y los venden. Después nos cuesta a todos los ciudadanos porque por lo general no tienen ningún tipo de infraestructura y será tomado del predial del resto de los tijuanenses, que si fueron fraccionados de manera correcta”, añadió.
En su momento, el municipio no tendrá otra opción que recibirlo, porque muchas veces el fraccionador o el vendedor de los terrenos ya no existe, agregó.
Lidia, esposa de Gabriel Valencia Álvarez, comentó que lo más urgente para la comunidad es el agua, pues gastan hasta tres mil pesos al mes para abastecerse.
“El agua se necesita para todo, es necesario que nos traigan el agua”, dijo.
En ese mismo sentido, Ermelinda Aguilar Faria pidió a las autoridades agua potable porque cuando llueve, el camino de terracería se vuelve intransitable y las pipas no pueden entrar a la colonia.
Aquí sufrimos mucho por la falta de agua, yo gastó como mil 200 pesos al mes, y estoy sola, es caro pero lo que queremos es tenerla, porque si no hay agua no hay vida”, enfatizó Ermelinda.
Como ejemplo, expuso que en ese momento no tenían agua, que los vendedores tenían cuatro días sin aparecer y lo que almacenaron ya se les había acabado.
Los vecinos también saben de las repercusiones a la salud y al medio ambiente por quemar la basura, pero no tienen muchas opciones.
“Aquí donde la tiramos no es ni de nosotros. Ahí la tiramos para emparejar el pozote que está ahí, con el permiso del sobrino del dueño, la quemamos pues, ¿qué más podemos hacer?”, agregó mientras señalaba el cañón lleno de basura.
En el recorrido por la colonia, en un par de hogares, aún salía una pequeña columna de humo por la basura que acababan de quemar.
Para Margarita Díaz, directora del Proyecto Fronterizo Educación Ambiental, muchos de los tiraderos clandestinos de basura que no son atendidos por las autoridades van a terminar en el mar.
El Ayuntamiento de Tijuana no puede dar el servicio en las colonias que no están entregadas al municipio porque no podrá comprobar el egreso por brindar servicio en viviendas que legalmente no existen, dijo.
Mencionó que ya está permitido que los propios ciudadanos realicen el trámite para la entrega de los fraccionamientos y eso podría reducir el vacío legal.
Añadió que en la generación de desechos hay un problema de educación y cultura donde se debe apostar a un menor consumo de aquello que sabemos va a generar más volumen de basura, sin importar que la recolección es gratuita.
“No desaparece porque pasó el camión de basura y se la llevó, termina en el relleno y ahí permanecerá. La solución es la reducción (…) No hay capacidad para dar un servicio de recolección de basura en una ciudad que crece tan rápido”, agregó.
Colinas del Florido es visitada por el gobierno en turno sólo en época de elecciones, acusó Gabriel Valencia.
“Nosotros cumplimos con las votaciones, pero no nos hacen caso después, ya tenemos 25 años así, no es justo”, manifestó.
Recordó que en años pasados llegaron personas a levantar un censo y les prometieron
ayuda para mejorar la construcción de sus viviendas, pero es momento que no han regresado.
A las deficiencias se suma el drenaje, problema que les genera un gasto constante primero para hacer las fosas y después para mantenerlas limpias pagando servicios de 500 pesos por visita.
Las repercusiones por la falta de servicios provocan hasta problemas de documentación para los residentes de Colinas del Florido.
“No tenemos ni un recibo de agua ni de nada, ahorita iba a sacar mi credencial de elector y no puedo porque no tengo ningún recibo”, enfatizó.
La colonia cuenta con electricidad, que fue instalada hace cerca de cinco años, gracias a una líder de la colonia que fue a exigir el servicio a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), comentó.
Por lo regular, en las colonias que no cuentan con ningún tipo de servicio los primeros que llegan son la CFE, porque quieren evitar que sean instalados los famosos “diablitos”, señaló Alejandro Jiménez, presidente de la Canadevi en Baja California.
María, una vecina de la misma calle, comentó además que debido a la lejanía de la colonia con el centro urbano hay pocas opciones para comprar víveres.
La tienda de abarrotes encarece los productos porque los vendedores no quieren subir a causa del mal estado de las calles, agregó.
“En tiempo de calor aquí nos llenamos de polvo y cuando llueve no se puede transitar, ni nosotros salir de nuestras casas, no se puede, te caes”, explicó.
María pidió a la autoridades por lo menos pavimentar un pedazo de las calles para subir y bajar sin en tiempo de lluvias.
En cuestión de seguridad, Gabriel Valencia dijo que es un lugar pacífico donde los vecinos se cuidan unos a otros y en caso de ver algo raro cuestionan a las personas.
En ese mismo sentido, su esposa Lidia mencionó que viven muy tranquilos y es uno de los motivos por lo que prefieren vivir en esta alejada zona a pesar de la carencia de servicios.
“Hace muchos años vivíamos en la colonia Libertad, pero ahí había muchos movimiento de polleros (traficantes de personas a Estados Unidos) y vendedores de droga, había mucha inseguridad”. puntualizó.
“Hay muchos cerros que nada más los hacen cuadritos y los venden” Alejandro Jiménez Presidente de la Canadevi