Tijuana.- La compra y venta de artículos en redes sociales, aumentó considerablemente a partir de la pandemia por Covid-19, pero pese a ser una actividad a la que cada vez más personas se unen, sigue creciendo en la informalidad y sin estímulos gubernamentales para formalizarla.
Alfredo Valadez García, economista y docente de Cetys Tijuana, explicó que el comercio electrónico ya existía desde hace un par de años, pero fue a partir de la pandemia que “abrió el abanico” de oportunidades.
“Esta modalidad ha tenido un auge interesante (...) Este crecimiento no es por pandemia, sino por la modalidad de reducción de costos en muchos rubros, que de otra manera no serían posibles”, dijo.
El docente explicó que al no contar con un espacio físico, gastos como la renta, el pago de servicios, permisos e impuestos, influyen en el precio final de venta y las ganancias, volviéndose más lucrativo.
Esto pone en desventaja al comercio establecido, consideró Julián Palombo Saucedo, presidente en Tijuana de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco - Servytur), porque éste sí paga costos de operación.
Además Valadez García mencionó que al no existir un local no solo hay pérdidas para las arcas gubernamentales, sino también para la iniciativa privada.
“Por un lado afecta al gobierno al no recibir pagos de impuestos, permisos, servicios públicos y por otro lado perjudica a las empresas que se dedican a construir plazas comerciales y que esperan que gente vaya a rentar para su negocio”, dijo el académico.
Las ventas informales se han popularizado en redes sociales, especialmente en Marketplace de Facebook y en Instagram, donde el usuario puede encontrar gran variedad de productos a diferentes precios.
El docente de Cetys subrayó que con la digitalización y acceso a internet disponibles actualmente, la cuarta y quinta razón por la cual los mexicanos ingresan a redes sociales es buscar productos para comprar y vender.
“Es muy común que la gente diga hoy 2023: ‘Necesito unos zapatos ¿dónde los busco?’ Y entras a una red social, eso lo entiende quien vende el producto”, comentó.
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Adriana Prado comenzó a vender ropa en Facebook cuando estudiaba la preparatoria como una forma de solventar sus estudios.
Por un tiempo paró para poder continuar con su licenciatura, pero a partir de 2017, comenzó con su marca Jaspe y desde entonces ha continuado.
“Empecé a vender ropa porque me gustaba vestirme bonito, y sentía que podría conseguir ropa linda para mis amigas. (Ahora) vendo ropa, zapatos y también me enfoqué en la restauración de piel y zapatos”, contó Prado.
Actualmente la principal fuente de ingresos de Prado es la fotografía, a la que se dedica de forma independiente, por lo que la venta de ropa se volvió sólo un apoyo económico.
“En pandemia yo sobreviví gracias a mis ventas en internet, fue difícil porque no había sobreruedas, era sacar todo lo que teníamos y buscar la manera de entregar a las clientas sin ponernos en peligro”, comentó Pardo.
Al igual que Adriana existe un importante, pero no determinado número de personas que emprenden y a la par tienen otro empleo como principal fuente de ingresos, comentó Ericka Castillo, fundadora de la comunidad Entre Amigas, un grupo que nació en redes sociales y se volvió una plataforma para emprendedoras.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), clasifica como trabajadores independientes a quienes dirigen su propia empresa o negocio, de manera que no tienen a quien rendirle cuentas de su desempeño o los resultados obtenidos, como el caso de Adriana.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizada por el Inegi, en el último cuatrimestre de 2022 en Baja California había 309 mil 545 personas trabajando de forma independiente, de los que 241 mil 259 fueron hombres y 133 mil 975 mujeres.
Aunque en un principio Adriana realizaba entregas personales, una modalidad que muchas personas dedicadas a las ventas en línea continúan haciendo, ahora paga por un espacio en una tienda en el centro de la ciudad donde deja sus productos para que sus clientes puedan recoger las prendas que adquirieron.
Estos colectivos se han popularizado a lo largo de la ciudad, y contar con este espacio es más práctico tanto para el comprador como para el vendedor, consideró Flores, en especial tomando en cuenta que existe mayor seguridad y no se expone a ser asaltada, por ejemplo.
El docente de Cetys, dijo que a los colectivos les conviene esta modalidad, ya que es mucho más lucrativa.
“Lo que más aplica son tipo cuotas mensuales, y lo que te rento es este espacio de algún modo con cierta garantía de flujo de clientes, a que si estuvieras tú solo en una calle de la ciudad”, agregó Valadez García.
Este tipo de negocios venden desde electrónicos hasta ropa, calzado e inclusive autos, por eso ponen en desventaja al comercio formal, insistió Palombo Saucedo.
“Las generaciones jóvenes hacen sus compras en línea”, comentó.
Pero esta modalidad de ventas sin espacios físicos también ha significado un nuevo paso para algunos comerciantes que hoy podrían llamarse “tradicionales”.
El presidente de la Canaco Tijuana añadió que alrededor del 20% de los negocios que cerraron en la ciudad por la pandemia ya no volvieron a abrir porque encontraron mayores ganancias en el comercio en línea.
“Cerraron durante la pandemia y que a través de ahí empezaron a vender en línea ya no volvieron a abrir sus puertas, sí es una afectación, la pandemia, nos cambió la forma de vivir y la forma de comercializar”, añadió.
