Tijuana.-Miembros de la comunidad Huichol viajaron a Tijuana para reunirse con autoridades locales y denunciar el contrabando de plantas sagradas al extranjero, pero hasta la tarde de este lunes nadie los había recibido, dijo Mario Muñoz Cayetano, presidente de la Unión Wixárika de Centros Ceremoniales de Jalisco, Durango y Nayarit.
Andamos en Baja California para hacer conciencia en que la planta medicinal que nosotros usamos, Hikuri, no se haga mal uso
El hikuri, también conocido como peyote, crece en el desierto de San Luis Potosí y es utilizado por la comunidad Wixárika en distintas ceremonias y rituales.
Su recolección ilegal es una problemática que lleva más de 40 años y se realiza con la finalidad de consumirla de forma recreativa, sin el permiso de los Wixarikas.
Muñoz Cayetano comentó que han detectado principalmente a personas extranjeras ingresando a Real de catorce (zona desértica de San Luis Potosí) a recolectar el hikuri, para posteriormente comercializarlo.
El presidente de la Unión Wixárika dijo que invitaron formalmente a los alcaldes de Tijuana, Rosarito y Ensenada, y al coordinador Estatal de la Guardia Nacional en el estado Jorge Enrique Martinez Medina.
Su intención era que asistieran a la rueda de prensa que dieron en la Cámara Nacional de Comercio de Tijuana (Canaco), y pudieran escuchar sus demandas, pero no asistieron.
“Nuestra visita de trabajo es para pedirle a las autoridades de Baja California, a los de aduanas, que no permitan que esta planta medicinal sea exportada a otros países (...) Desde aquí pedimos a las autoridades que hagan algo al respecto y no se pierda esta sagrada planta”, dijo Muñoz Cayetano.
Expresó que se ha vuelto más difícil localizar la planta en el desierto, ya que actualmente solo encuentran entre 10 y 50 por ceremonia, cuando anteriormente la cantidad era mucho mayor.
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Exhortó a las autoridades federales y de seguridad para que cuando realicen decomisos de hikuri le sea regresado a la comunidad huichol para que pueda ser plantada nuevamente, y así reforestar las zonas.
“No lo vendemos, ni comercializamos, lo que queremos es que se cuide y se respete”, finalizó Muñoz Cayetano.