Una de las claves para salvaguardar la lengua y cultura de los pueblos originarios es que sea de forma participativa e involucrando a toda la comunidad, mencionó Francisco Ramírez Arroyo, coordinador del patrimonio cultural en el instituto sonorense de la cultura.
“El número de hablantes se va reduciendo cada vez más”, comentó Ramírez Arroyo sobre todos los pueblos originarios.
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Por lo que en el caso de la tribu Yaqui, se comenzó a aplicar la tecnología comunitaria participativa, esto para involucrar principalmente a las nuevas generaciones.
Mencionó que son los jóvenes quienes están más acostumbrados al uso de celulares y computadoras, por lo que acercarles la cultura a través de estas herramientas a las que están acostumbrados, puede ayudar a revertir la pérdida de la lengua.
“Que la tecnología funcione para integrar los grupos sociales, no para generar individuales”, comentó Ramírez Arroyo.
Durante la charla participativa en la cual se presentó este modelo, el cual puede ser replicado para otros grupos originarios, varios de los asistentes manifestaron que son los niños quienes no quieren aprenderlo Yaqui.
Actualmente existen alrededor de 35 mil hablantes de Yaqui expandidos en 200 kilómetros de Sonora.
“Es una cantidad previa en situación de alarma”, comentó Ramírez Arroyo.
En el caso de Baja California, sólo existen cuatro hablantes de Cucapá, comentó Yanira Godoy, maestra de nivel básico y de educación indigena.
Ramírez explicó que el promedio de edad de los hablantes de Yaqui es de los 30 años en adelante, mientras que los hablantes de Cucapá son adultos mayores, indicó Godoy.
“Son hablantes por la fuerza de la traducción y la imposición”, aseguró Ramírez.
Yanira Godoy comentó que a los hablantes de lenguas maternas no se les da la oportunidad de ingresar al sistema educativo para instruir a los más pequeños en las escuelas de su comunidad.
Mencionó que otra de las deficiencias en la educación indigena, es que las clases se imparten de forma grupal, mezclando a varios grados en una sola sesión, lo que ocasiona que la calidad educativa sea “muy baja”.
Explicó que los estudiantes indígenas se vieron afectados por la pandemia de Covid-19, ya que en algunas comunidades no existe señal internet y no cuentan con computadora, celular o tableta, lo que orilló a muchos a dejar su educación,
“No alcanzaron ni siquiera a terminar la secundaria, mucho menos entrar a la preparatoria porque no tienen su certificado”, comentó.
Ramírez Arroyo explicó que otras formas de preservar la lengua es enseñarla a través de las aficiones y gustos de las nuevas generaciones.
Eso puede hacerse con el lenguaje artístico que incluye recrear canciones, realizar juegos, rondas, cuadernillos y libros.
En el marco de la Feria de Lenguas Indígenas Nacionales (FLIN), con sede en el Centro Cultural Tijuana (Cecut), se impartieron distintas charlas, en las cuales participaron miembros de comunidades originarias de todo el país.
Las actividades continuarán de forma virtual durante el resto de la semana, las cuales incluyen presentaciones, mesas de diálogo, talleres y conferencias.