Tijuana.- A María Herrera le quedaba alrededor de un cuarto de agua en el garrafón de cinco galones.
Por suerte regresó el agua al departamento de la mujer de 67 años antes de que se le acabara la reserva. Si no, se las hubiera tenido que arreglar para hacer las tareas del hogar, o beber, solo con eso. Vive en Villas de Santa Fe, colonia que no para de crecer.
Según Herrera la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (Cespt), suspende el suministro al menos una vez a la semana. El verano pasado estuvo seis días seguidos sin agua.
Cuando suspenden el servicio, Herrera despierta a medianoche si escucha el ruido que hacen las tuberías en el departamento de al lado cuando vuelve el agua. Así acumula cuanto puede en botellas y recipientes que tiene en su cocina.
“A fin de mes tengo que decidir si compro agua o compro tortillas”, dijo la mujer nacida en esta ciudad.
Las interrupciones en el servicio de agua se han vuelto tan comunes, y a menudo sin previo aviso, que la creatividad para conservar agua y prepararse para la escasez es una forma de vida.
Pero la población se queja de que los cortes son más frecuentes y duran más tiempo.
¨Ya nos acostumbramos¨, dijo Karla Cruz, madre de familia de 36 años de edad y vecina de María Herrera.
¨Lo que hacemos, por ejemplo, en lugar de tirar el agua de la lavadora, la juntamos en un balde y la usamos para el excusado¨, comentó.
CASO SAN DIEGO
A unos kilómetros de distancia, justo al otro lado de la frontera, las autoridades del agua de San Diego se jactan de que su situación hídrica es ¨a prueba de sequía¨, con todo y que dos tercios de su suministro dependen de la misma fuente de abastecimiento que Tijuana.
San Diego tiene tanta agua que hasta ahora se ha salvado de algunas de las restricciones más severas impuestas por el gobernador Gavin Newsom ante la sequía.
Los habitantes de San Diego pagan un precio muy alto por esta certeza hídrica.
La Autoridad del agua del condado de San Diego gastó miles de millones de dólares desde la sequía de 1990, cuando gran parte del condado dependía de una sola fuente.
Logró acuerdos con el Valle Imperial para obtener más agua del río Colorado y construyó una planta desalinizadora en Carlsbad que produce el agua más cara que consumen los sandieguinos.
Las autoridades anunciaron que tendrán que aumentar su costo hasta en un 10% a partir del 2023, y que vendrían incrementos subsecuentes.
Por otro lado, Tijuana sobrevive sólo gracias al acueducto que viene desde Mexicali.
Baja California intentó diversificar sus fuentes de abastecimiento con la planta desalinizadora propuesta por el entonces gobernador Francisco “Kiko” Vega.
Pero el controversial proyecto se frustró y el ex-gobernador Jaime Bonilla terminó cancelando el contrato con la empresa constructora, algo que tiene al actual gobierno en un litigio.
EL RÍO Y LA DEMANDA DE AGUA EN TIJUANA
El cauce del río Tijuana tiene agua, aunque consistentemente se ensucia con basura y otros contaminantes.
Y aunque le pertenece al Estado mexicano, no parece haber planes para reutilizarla cuando la trata Estados Unidos en la planta ubicada al cruzar la frontera.
Esa agua tratada la tiran al Océano Pacífico.
También podría ser tratada por una empresa privada para beneficio de los residentes de la ciudad.
’’La demanda ya se igualó a la oferta máxima, por lo cual se requiere buscar nuevas fuentes de abastecimiento para el corto y mediano plazo’’ dijo Francisco Bernal, ahora ex titular de la Secretaría para el manejo, saneamiento y protección del agua de Baja California, (Seproa) durante una reunión con empresarios el pasado 23 de abril.
En realidad la demanda urbana de la zona costa del estado, (Tijuana, Tecate, Playas de Rosarito y Ensenada), está sobrepasada
El mismo mes que Seproa se reunión con empresarios, las autoridades de Baja California pidieron a los ciudadanos que no tardaran mucho en la regadera, que repararan las fugas y que reutilizaran el agua para otras labores.
Pero las campañas para cuidar el agua hacen poco para aliviar una problema que se complicó en los últimos años.
‘’Ya estamos pasando de un estrés hídrico a una crisis’’ comentó Víctor Espinoza, el presidente del Colegio de la Frontera Norte de Tijuana
El río Colorado padece una sequía permanente desde hace dos décadas, provocando que 7 estados norteamericanos y México se encuentren oficialmente en periodo de escasez, por lo que repartieron menos agua entre los que legalmente tienen derecho a ella.
Además de ese recorte por la sequía, México aceptó reducir su extracción para que haya más agua en esa reserva.
Tijuana consume una parte mínima del agua del río Colorado, y la mayoría se destina a la agricultura en Mexicali.
En mayo, la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, dijo durante una conferencia de prensa en Tijuana que los ciudadanos tienen que “ser muy responsables” en el uso del agua.
Presionada por los reporteros aceptó que el gobierno está trabajando en un “programa de racionamiento”
“Año tras año tenemos que usar este mecanismo para ahorrar agua, especialmente durante el verano”, dijo Ávila.
Empezando su administración, casi 900 colonias, -un 75% de Tijuana- se quedaron sin agua durante tres días.
La CESPT avisó que suspendería el servicio a más de 1.6 millones de personas para reparar las fugas en un tramo del acueducto.
Semanas después del mega corte, en la colonia Morelos los vecinos estuvieron nuevamente sin agua por 48 horas. La Comisión dijo que la causa fue que estaban reparando una tubería.
Los funcionarios estatales dijeron que ya están en conversaciones para comprar agua a los agricultores de Mexicali que tienen derechos sobre lo que llega del río Colorado.
PROBLEMA CONOCIDO
Tijuana sobrevivió con el agua del subsuelo hasta la década de 1980.
Entonces construyó el acueducto Río Colorado. Es la última gran obra para abastecer la ciudad, además del fallido intento de la planta desalinizadora en Rosarito durante 2011.
¨Para mí fue muy curioso (...) como tener un Déja Vu de mi niñez´, dijo Luis Carlos López, historiador y profesor de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), en relación a los recientes cortes de agua.
“Hablamos de Tijuana como `La frontera más importante´, `La puerta a Latinoamérica´, la `Tijuana Innovadora´, la gran frontera vecina de San Diego. Pues sí, pero no resolvemos un problema que teníamos resuelto” (sic), comentó.
López trabajó para la CESPT y escribió su tesis doctoral sobre la histórica problemática del agua en Tijuana. Dijo que el acueducto del río Colorado resolvió el problema de escasez en la década de 1990.
Con el regreso de los cortes de agua, muchos tijuanenses ahora compran tanques para almacenar agua en el techo de sus casas, ya que así puede fluir por gravedad.
De mala gana, Luis Carlos instaló uno en su casa recientemente.
“Una inversión en algo que no tendríamos que hacer si la autoridad estuviera más atenta y pensando en el futuro”, señaló.