En días de tormenta, hasta mil millones de galones de agua del río Tijuana llegan a derramarse en San Diego. Nada de esa agua se reutiliza en ninguna de las dos ciudades pues está contaminada por aguas residuales en el lado mexicano. Si se reciclara exitosamente resultaría valiosa.
En el suroeste norteamericano el cambio climático aumenta la incertidumbre hídrica. El ocasionalmente caudaloso río llama la atención de empresas del sector privado que quieren el agua, para tratarla y venderla al gobierno u otros compradores.
Antes tendrían que asegurar los derechos sobre esa agua, con la aprobación de California o con un nuevo acuerdo internacional. Pero en México exploran qué hacer con ella.
La versión norteamericana de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, organismo binacional que supervisa los tratados de aguas fronterizas, dice que el agua que se derrama sobre la frontera es de México. Pero solo los casi 25 millones de galones por día que la comisión puede tratar en la Planta Internacional de Tratamiento de Aguas Residuales de South Bay, (en español la llaman PITAR) instalación del lado estadounidense, que regularmente trata agua sucia proveniente de la canalización del río Tijuana.
“México tiene derecho a que se la regresen”, dijo Sally Spener, oficial de relaciones exteriores de la comisión.
Si México lo quiere, tiene que pagar. Ya paga por tratarla dos veces en México, nuevamente en la planta internacional y por transportar los lodos que sobran a través de la frontera.
“La tratamos, la tiramos, la volvemos a tratar, gastamos 100 millones de pesos (unos cinco millones de dólares) al año”, dijo Rigoberto Laborín Valdez, subsecretario de Saneamiento de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana.
Pero México no la está reclamando. En lugar de eso, el agua tratada va al Océano Pacífico por una tubería de cinco millas en el fondo del mar.
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Las empresas privadas de reciclaje de agua dicen que es un desperdicio. “Una vez que el agua se trata y se limpia, vale entre mil y mil 500 dólares por pie-acre. La basura se convierte en un tesoro”, dijo Kurt Tetzlaff, presidente de WinWerks, empresa de San Diego que planteó un proyecto de reciclaje de aguas residuales del río.Cuando el agua mexicana llega a suelo estadounidense, su ciudadanía cambia convirtiéndose agua de California.
“Hay mucha resistencia a recuperar esa agua y eso se remonta a que Estados Unidos no tiene jurisdicción sobre lo que se está descargando al río”, dijo Juan Guerreiro, subdirector del Departamento de Servicios Públicos de San Diego.
Un gobierno local de Estados Unidos o una empresa privada sería responsable si su tratamiento no cumple con los estándares de calidad norteamericanos.
México tiene buenas leyes pero poca vigilancia. “Tenemos una carretera con altos, pero sin policías”, dijo Laborín Valdez, el funcionario de saneamiento mexicano.
Otra opción es que Tijuana recicle el agua del río antes de que llegue a Estados Unidos.
Hace décadas que Tijuana planea reusar su agua ¿Qué pasó con esos planes? Baja California contempla cómo reciclar agua del río Tijuana.
“El reuso en Tijuana está por abajo del 3%”, dijo Gabriela Muñoz Meléndez,directora del Departamento de Estudios Urbanos y Medio Ambiente del Colegio de la Frontera Norte.
El condado de San Diego reusa 8% del agua y 2% más se recicla hasta un punto apto para beber. En Baja California anteriormente promocionaron “proyectos morados”, llamados así por la tubería de ese color que transportan el agua reutilizada proveniente de plantas de tratamiento en Tijuana para parques y jardinería. Pero su progreso fue limitado.
Laborín Valdez dijo que mucha gente propuso ideas para tratar y reutilizar el agua, pero la factibilidad es otra cuestión. En la cuenca de Tijuana, “toda el agua va a Imperial Beach. ¿Cómo vas a detener eso cuando llueva? ¡Es un río, por el amor de Dios! ”, exclamó Laborín Valdez.
Laborín tiene décadas de experiencia en el sector privado con su propia empresa que construye plantas de tratamiento de agua.
Como subsecretario de saneamiento en la Comisión estatal de servicios públicos en Tijuana, dice que los obstáculos económicos y burocráticos son difíciles de superar para los gobiernos mexicanos.
Pero no pierde de vista el reuso, como opción ante los derrames fronterizos y la escasez de agua de Tijuana.
¿Quién necesita el agua del río Tijuana? Probablemente Tijuana. La ciudad concluyó un año de racionamiento de agua en diciembre. El argumento era evitar que los niveles de una de las principales presas de Tijuana bajaran demasiado pues reciben agua del río Colorado, bombeada desde Mexicali.
Ese río, que se origina en las Montañas Rocallosas, proporciona 90% del agua de la ciudad.
“El agua es tan cara y necesaria en Tijuana, que la prioridad (para el agua del río Tijuana que se derrama sobre la frontera) debe ser la ciudad”, dijo Gabriela Muñoz, la investigadora del Colegio de la Frontera Norte.
Igual que Tijuana, San Diego depende del agua del río Colorado. Sin embargo, los administradores del agua dicen que hay suficiente suministro en San Diego porque la demanda se redujo. El turbio río Tijuana simboliza un problema compartido y lo que pasa cuando la política no cuida la calidad de vida en ambos lados. Es un problema que sólo puede empeorar conforme avance el cambio climático, trayendo fuertes y repentinas tormentas y olas de calor y sequías más impredecibles.
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“Este tema en Tijuana ha sido un tema de larga data”, escribió en un correo electrónico Irasema Coronado, profesora de la Escuela de Estudios Transfronterizos de la Universidad Estatal de Arizona y ex directora ejecutiva de la Comisión de Cooperación Ambiental, una organización internacional a través de la cual los países de América del Norte pueden resolver problemas ambientales.
“Arreglen la infraestructura del agua, el alcantarillado y los pluviales, hay que ampliar las plantas de tratamiento de aguas residuales en Tijuana. El problema es la falta de financiamiento y voluntad política,” escribió.