Tijuana.- El último año parecería de logros para la comunidad de la diversidad sexual en Baja California.
Primero fue el matrimonio igualitario, después la tipificación de los crímenes de odio y ahora una propuesta en curso para la rectificación de género en actas de nacimiento.
Pero activistas afirman que esos triunfos legislativos, particularmente el primero, puso sobre la comunidad de la diversidad sexual una atención que no fue nada positiva.
“Hubo un alza de discursos discriminatorios”, dice César Espinoza, director operativo de la asociación Comunidad Cultural de Tijuana (Cocut).
Peor aún, asegura, las agresiones no se quedaron en ese nivel porque entre mayo del 2020 y junio del 2021 contaron siete casos que hoy podrían ser considerados crímenes de odio.
Entre ellos están el de la pareja formada por Teresa Padilla y Nora Ariday, que tiene un año desaparecida; el asesinato de Luis Gerardo Jerónimo, asesinado en su casa en julio de este año, y tres víctimas que aún no están identificadas.
A ellas se suman Jeanine Huerta y Kendra Medina, ambas ultimadas en su respectivos domicilios en crímenes que llamaron la atención pública, pero nada más.
“Las autoridades al principio responden al ruido que se genera por protestas, por las redes, pero no llevan una continuidad”, dice César Espinoza sobre los avances de la investigación.
Hiram Sánchez Zamora, fiscal central de la Fiscalía General Estatal (FGE), dice que tienen avances de estos dos expedientes, pero no han podido identificar a los presuntos agresores.
“Tenemos perfiles genéticos de personas que estuvieron con ellas con base a muestras que obtuvimos de los cateos, de los cuerpos de una de ellas. Pero todavía no podemos darle nombre a ese perfil genético”, mencionó.
ESTADÍSTICAS
Cocut a.c. forma parte del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra personas LGBT en México, el único ente del país que lleva un registro de estos, y el alza de este delito que registra en el último año Baja California es bastante significativa.
En su informe anterior, publicado a mediados del año pasado, el Observatorio contabilizó 6 crímenes de odio en el estado entre 2014 y mayo del 2020.
Sus registros los llevan en base a notas periodísticas porque no hay un registro oficial en la FGE y las autoridades normalmente no toman en cuenta la identidad de género o preferencia sexual, dicen los activistas.
“A veces ni cuenta se dan de las fallas que están teniendo”, considera José Juan López Ramos, coordinador del programa de pruebas rápidas de VIH en AHF México, región norte.
“Luego viene el dolor de las familias.Tienen una pérdida de un ser querido de una manera dramática, y lo que menos quieren es estar pasando por estas situaciones donde sabemos cuál es la forma de tratar en las investigaciones”, afirma.
José Juan inicio su activismo luego del asesinato de un amigo y ha estado en capacitaciones para diversas autoridades, tratando de sensibilizarlas sobre la violencia en contra de la comunidad LGBT.
“El principal problema sigue siendo la discriminación y el estigma hacia la diversidad sexual”, agrega.
En suma, él y César Espinoza coinciden en otra cosa: la promoción que se hace de esta frontera como un lugar de recepción y tolerancia no es del todo cierta.
“Tijuana por más gay friendly, LGBT friendly que la quieran pintar, sí suceden cosas todavía donde se tienen que seguir trabajando”, dice el segundo de ellos.
CRÍMENES DE ODIO
Después de la inclusión de los crímenes de odio en el código penal de Baja California en julio de este año, la FGE no ha encontrado motivos para iniciar alguna carpeta de investigación por este delito.
Y los crímenes cometidos antes de esa reforma ya no pueden ser reclasificados, explicó el fiscal central.
Aún así, César Espinoza tiene esperanza de que esta nueva tipificación le dará a la comunidad LGBT una herramienta más para exigir respuestas y una solución a las agresiones en su contra.
Además no tiene duda en que las agresiones vienen de personas que se muestran abiertamente en contra de la diversidad sexual.
“Necesitamos que el gobierno se ponga ya las pilas, no es de que por favor lo haga. Es una necesidad. Mientras ellos no pongan un límite, todos estos grupos van a seguir violentando y atacando”, destaca.