Juan Miguel Hernández
Tijuana.- Desde hace 16 años, las autoridades de Protección Civil han venido alertando a la población sobre riesgos de deslizamientos en Tijuana debido a la construcción de viviendas en zonas de alto riesgo.
En el año 2000, la Dirección de Protección Civil elaboró el estudio “Diagnóstico de riesgos urbanos” que detalla las amenazas y debilidades del suelo de Tijuana, así como el riesgo que se corre en la ciudad al estar ubicada esta en una zona sísmica.
En aquellas fechas se señalaba que Tijuana registraba velocidades de crecimiento territorial de hasta 3.5 hectáreas por día o tasas de crecimiento poblacional de más de 6% anual.
“Son números perturbadores cuando las organizaciones de administración pública no estaban preparadas y además adolecen de recursos de todo tipo, y mientras que la ciudad nunca ha dejado de ser anfitrión permanente y cortés de cualquier persona del mundo que (a) aquí arribe”, se leía en el estudio.
El documento de 118 paginas identifica seis zonas geomorfológicas, que son Mesa de Otay, Zona Río, sierras alargadas, sierra de la presa, sierra de la Gloria, cerro Colorado y playas de Tijuana. De la Mesa de Otay se decía que destacaban sus amplias mesas cortadas abruptamente por escarpes altos. La Zona Río era descrita como un valle fluvial, generado por los cauces del río Tijuana y el arroyo Alamar, distinguiéndose por ocupar áreas de bajo relieve topográfico.
Los riesgos naturales que enfrenta Tijuana son generados por la concentración de energía sobre suelos, rocas, agua y atmosfera. Asimismo, esos procesos son resultado de una conjunción de tiempo y espacio.
“Los procesos naturales más importantes capaces de generar condiciones de riesgo, identificados en la zona de Tijuana, son intemperismo y erosión, movimiento de masas, alteraciones del clima y sismos”, detallaba el estudio.
En el estudio, el investigador del Cicese (centro de Investigación Científica y de Educación Superior de ensenada), Luis Mendoza Garcilazo, advertía fortalecer la prevención para evitar que las familias se asentaran en zonas de alto riesgo con el propósito de reducir el sufrimiento humano y daños al medio ambiente.
“Se debe aumentar y mejorar los modelos de prevención y manejo de desastres para Tijuana y, aún más importante, ajustarlos a la realidad, a la percepción de existencia del riesgo”, mencionaba el especialista.